La Sociabilidad Humana: Fundamentos Biológicos y Dinámicas de Comportamiento

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La Sociabilidad Humana: Una Tendencia Innata

La sociabilidad humana es la tendencia innata del ser humano a vivir en sociedad. Implica convivir con los individuos de la misma especie, compartiendo el territorio, la responsabilidad y el trabajo por la supervivencia de cada uno y del grupo.

Fundamentación Biológica de la Sociabilidad

Indeterminación Instintiva

El ser humano no está dominado por el instinto. Sus comportamientos, en general, se basan en el aprendizaje, un proceso que realizamos gracias a nuestra inteligencia, a la influencia de las experiencias vividas y a la del grupo en el que vivimos (costumbres, normas, creencias, es decir, la cultura).

Periodo de Inmadurez Prolongado

Mientras el resto de las especies alcanza pronto la autosuficiencia, el ser humano necesita un largo periodo para conseguir la autonomía. Aun así, esta nunca será plena, ya que siempre será un ser dependiente. Para la supervivencia del ser humano, los otros son absolutamente necesarios.

Carencia de Cualidades Físicas Destacadas

Cada especie animal destaca por alguna cualidad física que le ha permitido sobrevivir en su medio. El ser humano no sobresale en este sentido. Para sobrevivir, ha aplicado su inteligencia y ha tendido a agruparse, una característica presente desde sus orígenes.

Comportamientos Sociales: Cooperación y Conflicto

Cooperación y Agresividad: La Dualidad Humana

El ser humano tiende al encuentro con los otros, pero esto no implica que colabore fácilmente. Aquí es donde surge habitualmente el conflicto.

Agresividad y Violencia: La Perspectiva de Hobbes

Según Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”. Por naturaleza, el ser humano es egoísta; los otros representan una amenaza para sus intereses. Este encuentro está marcado por la competitividad y la rivalidad. Hobbes postula que la agresividad es innata, mientras que la colaboración y la solidaridad deben aprenderse para evitar la autodestrucción. Sin embargo, nuestras tendencias agresivas nunca se logran dominar por completo.

El Darwinismo Sociológico y la Lucha por la Supervivencia

El Darwinismo Sociológico es una corriente filosófica que concibe a la sociedad como un ente con un proceso evolutivo propio, adaptándose a las circunstancias cambiantes. En este proceso, se da una lucha por la supervivencia para alcanzar recursos escasos. El más preparado es el que sobrevive. En esta visión de sociedad competitiva, el conflicto se considera un motor de progreso.

Factores Externos como Origen de la Violencia

En contraposición a Hobbes y a quienes comparten su pensamiento, esta perspectiva sostiene que la violencia y la agresividad no son inherentes a la naturaleza humana, sino respuestas a factores externos. Si estos factores (como la falta de recursos, la presión demográfica, la educación o las costumbres) desaparecen, la violencia también lo haría.

Armonía y Disarmonía: La Coexistencia de Tendencias

La realidad social del ser humano se caracteriza por la presencia de dos tendencias fundamentales:

  • La inclinación a convivir y la inclinación a enfrentarse.
  • La inclinación a cooperar y la inclinación a rivalizar.

La tensión entre armonía y disarmonía se explica por la coexistencia de dos características naturales en el ser humano: su sociabilidad y su individualidad. Esto se manifiesta en la tendencia a encontrarse con los otros y la tendencia a afirmarse uno mismo.

La tendencia a agrupamos muestra nuestro carácter gregario, una cualidad que también presentan otras especies animales. Sin embargo, la tendencia a afirmarse uno mismo, la necesidad de soledad e intimidad, es algo exclusivamente humano.

Para realizarse como persona, el ser humano necesita tanto un espacio vital propio e íntimo como vivir en relación con los demás. Ambos aspectos deben coexistir de forma equilibrada.

El equilibrio entre estas dos tendencias permite a la sociedad cambiar y avanzar. Si predomina el grupo, la persona puede "aborregarse" y el grupo se impone al individuo; si predomina el individuo, la persona tiende a aislarse. La sociedad progresa en la medida en que suma individuos: personas con sus propias ideas y personalidad.

El conflicto es inevitable en las relaciones sociales. Por lo tanto, el desafío no radica en eliminarlo, ya que es imposible, sino en saber gestionarlo y resolverlo. Si el conflicto a nivel interno puede ser un factor disgregador, a nivel externo suele funcionar como un factor integrador que cohesiona al grupo.

Las sociedades han desarrollado mecanismos para canalizar y solucionar los conflictos, evitando así un enfrentamiento abierto.

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