El Sistema Político de Canadá: Estructura, Historia y Desafíos
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CAPÍTULO 14: El Sistema Político de Canadá
Esquema
1. Introducción
2. Análisis Histórico-Político
- Los imperios coloniales de Gran Bretaña y de Francia en América del Norte.
- La proximidad de los Estados Unidos de América como condicionante.
- La vinculación cultural y política con Gran Bretaña.
3. La Constitución Canadiense
4. Las Instituciones Políticas
- La Monarquía y el Gobernador General.
- El Parlamento.
- El Gobierno.
- El Poder Judicial.
5. Organización Territorial
6. Los Actores Políticos
- Los partidos políticos y el sistema de partidos.
- Los grupos de presión.
7. Las Elecciones y el Sistema Electoral
- Sistema electoral
- La participación política.
8. La Cultura Política
1. Introducción
El sistema político de Canadá presenta una serie de rasgos de gran interés para la Ciencia Política. Su construcción como Estado independiente a partir de unas bases confederales que ha ido evolucionando hacia un federalismo atravesado por fracturas regionalistas y nacionalistas que amenazan con la secesión. Su particular composición social y demográfica, multiétnica y multicultural, fruto tanto de sus orígenes coloniales como, sobre todo, de las fuertes oleadas de inmigración, y formalizada a partir de unas directrices políticas destinadas a mantener y preservar las diferencias culturales en el seno de una única identidad nacional canadiense.
2. Análisis Histórico-Político
La historia política de Canadá está articulada a partir de la interrelación de tres factores clave:
- El desarrollo competitivo de los imperios coloniales de Francia y de Gran Bretaña, especialmente en el siglo XVIII.
- La gestación y posterior presencia sentida como amenaza de los EE.UU.
- La constante vinculación política e institucional de Canadá a Gran Bretaña.
2.1. Los imperios coloniales de Gran Bretaña y de Francia en América del Norte.
La colonización europea de la parte norte del nuevo continente se llevó a cabo a partir del siglo XVI por colonos británicos y franceses. Mientras la expansión colonial británica se centró en lo que es hoy Nueva Inglaterra (la costa este de los EE.UU.), la expansión francesa tuvo como centro de interés los territorios situados en lo que es hoy el este de Canadá. Entre 1605 y mediados del siglo XVIII, más de 10.000 franceses llegaron para colonizar los territorios del este canadiense, de forma que en estos 150 años la mayor parte del territorio canadiense colonizado, “Nueva Francia”, estaba en manos francesas, con la excepción de las británicas Nueva Escocia y Nueva Brunswick.
Gradualmente, bien a raíz de batallas, bien de tratados y concesiones, los británicos fueron haciéndose con el territorio. En 1763, a través del Tratado de París, el Imperio Francés de Norteamérica se cedió oficialmente al Imperio británico y pasó a ser la Provincia Británica de Québec. Con el Tratado de París se definieron las bases del problema político de los francófonos en Canadá. Posteriormente la política británica osciló entre una cuyo objetivo era absorber la cultura francófona y otra que toleraba el mantenimiento de sus características lingüísticas, culturales, legales y sociales.
2.2. La proximidad de los EE.UU. de América como condicionante.
A partir de la Guerra de Independencia norteamericana, unos 40.000 colonos británicos leales a la Corona se desplazaron hacia las tres colonias del norte: Québec, Nueva Escocia y Nueva Brunswick. Posteriormente, los EE.UU., llevan una política de amenaza expansiva hacia las colonias del norte, a las que veían como una interferencia del Imperio Británico; al mismo tiempo, estas colonias quieren marcar diferencias con su vecino reforzando su vinculación a las tradiciones culturales y políticas británicas.
Las constantes tensiones entre EE.UU. y las tres colonias británicas se saldaron con numerosos tratados entre los siglos XVIII y XIX para establecer sus fronteras.
La Guerra de Secesión (1861-1865) fue un factor clave que empujó y aceleró el proceso de desvinculación política de las provincias británicas de la metrópolis: el establecimiento de la Confederación en 1867 a partir de la aprobación de la “British North America Act”.
La neutralidad de Gran Bretaña ante este conflicto y la amenaza constante del ejército “yankee” (es importante recordar que EE.UU. ya había realizado incursiones en Canadá en 1812-1814 y en 1775), impulsaron un proyecto, con el apoyo de Londres, de una mayor autonomía política de las colonias. Se llegó a un acuerdo, las llamadas 72 resoluciones de Québec (1864) que basaron el proyecto de Confederación; la legitimidad legal del proyecto se otorgó en Londres en 1867, cuando se dio la Aprobación Real a las bases constitutivas de la Confederación de Canadá (“Dominion of Canada”), es decir, a la “British North American Act” (BNA).
2.3. La vinculación cultural y política con Gran Bretaña.
La identificación dual de buena parte de la población canadiense anglófona (británica-canadiense) se ha mantenido a lo largo del tiempo. La explicación está en la necesidad de definir una identidad “en negativo”: por oposición a los EE.UU. y por oposición a los otros grupos no británicos de la ex-colonia, los indígenas y, sobre todo, los francófonos.
A partir de la cesión de las colonias francesas de América del Norte a Gran Bretaña en 1763, se inicia un largo periodo de presencia e influencia política británica en los territorios canadienses, y, si en un principio la colonia de origen francés tuvo que sustituir sus instituciones por las de corte británico, en 1774 la política británica hacia los francófonos dio un giro con el Acta de Québec,donde se restablecían los sistemas tradicionales franceses y se reconocían oficialmente el idioma francés y la religión católica. Sin embargo, la llegada de los “lealistas” a partir de 1776, con su afán de desmarcarse de los EE.UU. y subrayar su lealtad hacia la Corona británica, volvió a definir el problema en términos de asimilación. Posteriormente la política osciló entre la separación de las dos poblaciones (“Constitutional Act” de 1791: creación del Alto Canadá, anglosajón, y del Bajo Canadá, francés), y la de asimilación impuesta de la cultura y tradición francesa (“Union Act” de 1840, unión del Alto y bajo Canadá en una sola entidad de corte británico).
La proclamación de la Confederación de 1867 no supuso el fin de la dependencia canadiense respecto a Gran Bretaña. Los primeros cambios se inician después de la Primera Guerra Mundial, en 1931 cuando el Estatuto de Westminster pone fin oficialmente a la presencia británica en Canadá, y no es hasta 1982 que se “repatría” la Constitución (el BNA).
3. La Constitución Canadiense
La Constitución de Canadá tiene un carácter híbrido, siendo en parte escrita y en parte regulada por convenciones que se han ido asentando a lo largo de su historia. De la parte escrita destaca el British North America Act (BNA) de 1867, siendo esta ley la que sentó las bases de la organización de los poderes públicos, sobre el modelo británico, así como los términos básicos del modelo federal. Fue el producto de unas negociaciones muy laboriosas, en especial de los canadienses francófonos, para quienes era primordial conseguir un compromiso de protección de su lengua y cultura.
Hasta 1931 el BNA sólo podía ser reformado por el Parlamento británico, pues Canadá no se constituyó como Estado totalmente independiente. El Estatuto de Westminster de 1931 estableció que el Parlamento británico no podría legislar sobre Canadá, a no ser que éste lo solicitase. En 1949 se reformó el BNA para conceder al Parlamento de Canadá capacidad de reforma sobre importantes materias socio-políticas, y es en 1982 cuando aquél se independiza completamente del Parlamento británico, al “repatriarse” el BNA. El catalizador de la repatriación fue el referéndum que tuvo lugar en Québec en 1980. Los partidos que se oponían a la secesión de Québec, vencedores en el referéndum, propusieron profundas reformas que dieron lugar a la Carta de Derechos y Libertades, que se incluyó en el repatriado texto constitucional.
Además del BNA, hay otros elementos que conforman la Constitución: prácticas, convenciones, así como interpretaciones y sentencias de los jueces, siguiendo la tradición constitucional británica.
El disenso sobre funcionamiento del Estado federal está en la base de la evolución de la Constitución durante las últimas décadas. Así, en 1987, se plasmaron las demandas para conseguir mayor autogobierno para Québec, pero este acuerdo no fue ratificado porque se opusieron los parlamentos provinciales de Manitoba y Terranova. Cinco años después los acuerdos de Charlottetown intentaron de nuevo integrar las demandas de Québec en una nueva configuración de las relaciones federales, pero fue rechazado en consulta popular en 1992. El rechazo fue en Québec por insuficiente y en el Oeste por el trato de favor hacia la región francófona.
4. Las Instituciones Políticas
4.1. La Monarquía y el Gobernador General.
Formalmente, la autoridad suprema de Canadá reside en la Corona, siendo la soberana actual la reina Isabel II. Dado que la soberana no está físicamente ubicada en Canadá, tiene un representante que cumple sus funciones y recibe el título de Gobernador General. Inicialmente lo nombraba el Gobierno británico, tal y como estipulaba la BNA, pero en la actualidad es nombrado por el monarca británico siguiendo la recomendación del Primer Ministro y Gabinete canadienses. El primer canadiense que ocupó este puesto lo hizo en 1952. Desde entonces se ha convertido en una costumbre que se alternen en el puesto una persona de habla francesa y otra de habla inglesa. La duración del mandato es de seis años aunque convencionalmente no se prolonga más de cinco.
Las funciones del Gobernador General en la práctica son las de un Jefe de Estado en una monarquía o república parlamentaria: símbolo de la unidad y cohesión del país, disuelve el Parlamento a propuesta del Primer Ministro, a quien nombra según los resultados electorales, etc. Cuenta con representantes en cada provincia, cuya función es representar a la reina en cada territorio.
4.2. El Parlamento.
Está compuesto por la Cámara de los Comunes y por el Senado. La primacía corresponde a la Cámara de los Comunes tanto por su composición, al ser elegidos democráticamente frente a la designación gubernamental de los senadores, como por el propio funcionamiento del Senado, que rara vez hace uso de sus poderes para enmendar o vetar leyes. Este modelo sigue más la tradición parlamentaria británica que cualquier otro modelo federal, pues además de lo anterior, el Senado no ostenta la representación territorial.
- La Cámara de los Comunes.
Compuesta por 301 diputados elegidos en circunscripciones uninominales. Conserva rasgos heredados de Gran Bretaña: dicotomía clara entre gobierno y oposición, incluso en la disposición física de la Cámara, donde se sientan frente a frente. El “Speaker” preside las sesiones y adopta una actitud imparcial. Decide cuestiones de orden y procedimiento parlamentario. No puede votar, a menos que tenga que resolver un empate. Hasta 1986 era designado por el Primer Ministro, desde esa fecha se elige por sufragio secreto de todos los integrantes de la Cámara.
Los diputados se organizan en grupos parlamentarios. Cada grupo elige a un líder, que es asistido por el “chief whip”, que colabora en el mantenimiento de la disciplina del voto y en la organización de las actividades parlamentarias. Los whips tienen como misión asegurarse de que siempre haya quórum, y conseguir que el mayor número de diputados posible apoye las posiciones de su partido, así como de informar a los diputados de sus tareas en los diferentes comités en los que participan. Los chief whips tienen a su cargo a otras personas (“assistant whips”), que les asisten en sus funciones. La disciplina del voto se facilita por las reuniones semanales que mantienen todos los diputados de cada grupo parlamentario, siendo el líder de cada grupo el encargado de encontrar una posición común.
Para agilizar el trabajo parlamentario existen los comités llamados “Standing Committees”, compuestos entre 7 y 15 diputados, de forma proporcional al reparto de fuerzas políticas en la Cámara. Cada uno de estos comités se encarga del seguimiento de un tema concreto de la política. Existen varios comités en los que hay tanto diputados como senadores. También existen comités no permanentes, los denominados comités legislativos, que se encargan de revisar la legislación después de que haya superado la segunda lectura. Su trabajo es fundamentalmente técnico y el comité se disuelve una vez se haya aprobado la ley
La Cámara de los Comunes desarrolla funciones legislativas y de control del Gobierno. Tanto el Gobierno como los miembros de ambas Cámaras disponen de iniciativa legislativa. La mayor parte de las iniciativas provienen del Gobierno, pero también a instancias de uno o varios diputados individuales. Las leyes que provienen del Gobierno son de dos tipos: las que tratan de asuntos financieros y las que no, y pueden presentarse en cualquiera de las dos Cámaras. La mayor parte del trabajo de los parlamentarios se dedica a los proyectos de ley del Gobierno.
La Cámara de los Comunes controla al Gobierno. Además de la responsabilidad individual de cada ministro, los Comunes controlan al Gobierno a través del principio de responsabilidad colectiva del Gabinete. También realizan un control económico del Gobierno a través del presupuesto, que debe ser aprobado por la Cámara de los Comunes.
El principio de responsabilidad colectiva del Gobierno encuentra su contrapeso en la potestad del Primer Ministro de disolver la Cámara. Esta capacidad dota de mayor poder al Ejecutivo. Las disoluciones anticipadas surgen por disensiones internas del Gabinete o porque se decide un adelanto de las elecciones por interés del partido del Gobierno.
Existen otras instituciones de control parlamentario, como las comparecencias de los miembros del Gobierno, cuando se entra en el turno de preguntas.
- El Senado.
El Senado canadiense no corresponde ni al modelo de senado de los sistemas federales, ni al propio de los países en los que es la Cámara de representación de estamentos concretos de la sociedad.
Es la única Cámara parlamentaria del mundo en la que todos los puestos son designados. Los nombra el Gobernador General siguiendo las sugerencias del Gobierno. Hay 104 senadores, 24 de los cuales representan a las principales regiones. En la Constitución se refleja la posibilidad de nombrar un número entre 4 y 8 senadores (asignados de manera igualitaria a las cuatro regiones más importantes) con el fin de evitar una situación de bloqueo con la Cámara de los Comunes, lo que puede ocurrir cuando existen mayorías de signo político distinto en ambas Cámaras.
Los senadores nominalmente representan a la provincia por la cual han sido nombrados, donde deben residir y poseer propiedades. Por tanto, existe un componente territorial en la composición del Senado, aunque muy difuminado. El mandato era vitalicio hasta 1965, cuando se decidió que debían retirarse cuando alcanzaran los 75 años de edad. Se suele nombrar a líderes en retirada, y a personas que han destacado en su labor política o profesional. También se aprovecha para nombrar a personas pertenecientes a minorías que no estén bien representadas en la Cámara de los Comunes.
El Senado actúa como Cámara de segunda lectura. Formalmente tiene poderes iguales a los de la Cámara de los Comunes, con tres excepciones:
- Cuando un proyecto de ley tiene implicaciones financieras o presupuestarias, éste debe ser presentado primeramente en la Cámara de los Comunes.
- El Senado no tiene poderes en relación con la designación y control del Gobierno, que sólo es políticamente responsable ante la Cámara de los Comunes.
- El Senado tiene un poder de veto temporal en cuanto a reformas constitucionales, mientras que tiene poder de veto más amplio en otras leyes.
En la actualidad el Senado goza de amplios poderes formales, pero la forma de elección de los senadores y la desigualdad en la representación de las provincias restan legitimidad al ejercicio de esos poderes. Es poco frecuente que ejerza un veto sobre ninguna ley y generalmente su intervención en las leyes consiste en puntualizaciones de carácter técnico, siendo su actitud la de cooperar y no entrar en graves conflictos con la Cámara de los Comunes.
Ante estas limitaciones para ejercer sus poderes en la práctica se han propuesto diferentes opciones de reforma, sobre todo en tres aspectos: la forma de elección de los senadores, el número de reparto de los mismos por provincia y las funciones del Senado. En cuanto al primer punto la mayor parte de las propuestas insisten en la elección directa, aunque hay partidarios de que sean designados por las legislaturas provinciales. En el segundo punto hay división de opiniones entre los partidarios de la representación paritaria y los que creen que debe tenerse en cuenta la población, sin que sea el único criterio de reparto. Y en el tercer punto se quiere que se produzca una especialización en cuestiones relativas a las provincias.
4.3. El Gobierno.
Aunque la Constitución establece que le poder ejecutivo recae en el Gobernador General, en la práctica es el Gobierno federal quien toma las decisiones políticas más importantes.
La Constitución también menciona al Consejo Privado de la Reina, creado para asesorar al Gobernador General, siendo sus funciones actuales de carácter simbólico. Uno de los comités del Consejo Privado, el Gabinete, con el Primer Ministro al frente, es el verdadero poder ejecutivo de Canadá, y a lo que normalmente se hace referencia cuando se habla del Gobierno.
El Gobernador General está obligado, por convención, a otorgar aprobación formal a cualquier decisión tomada por el Gabinete y a las leyes emanadas del Parlamento. Por tanto, aunque Canadá tiene una forma de gobierno monárquica, que encarna el Gobernador General, el verdadero poder ejecutivo reside en el Gabinete.
La autoridad del Primer Ministro y de los ministros descansa en el peso de las convenciones y de la tradición, dada la ausencia de referencias a sus funciones en la Constitución. El Primer Ministro debe conservar la confianza de la Cámara de los Comunes para permanecer en el puesto. En contrapartida, tiene la potestad de disolver esta Cámara y convocar elecciones.
No es obligatorio que el Primer Ministro sea diputado, pero la convención dicta que debe serlo. Tiene la potestad de elegir la organización interna del Gabinete y el número de ministros que lo integran, que suele oscilar entre 25 y 30, así como seleccionar a sus integrantes. En esta elección se intenta que haya un equilibrio territorial y que estén presentes las diferentes regiones. También nombra otros cargos como los Secretarios Parlamentarios, de los cuales existen tantos como ministros haya en el gobierno. Nombra asimismo a senadores, jueces y a los puestos más importantes del funcionariado; en total el número de nombramientos se cifra en unos 2.000. Muchos de estos nombramientos necesitan la aprobación formal del Gobernador General, pero a su vez éste en la práctica es nombrado a propuesta del Primer Ministro.
La Jefatura del Gobierno ha recaído siempre en uno de los dos partidos más importantes del sistema político: el Partido Liberal y el Conservador (luego Conservador-Progresista), siendo siempre gobiernos monocolores. El tiempo de permanencia de los Primeros Ministros oscila mucho, pero en todo caso puede hablarse de periodos prolongados, a veces de hasta once o trece años. La procedencia territorial, rasgo importante en Canadá, se reparte predominantemente entre las provincias más importantes: Ontario y Québec.
4.4. El Poder Judicial.
La independencia del Poder Judicial canadiense se sustenta sobre una base meritocrática y profesional. En concordancia con el sistema judicial británico, los jueces, fiscales y abogados realizan una carrera en la que acceder a niveles superiores requiere experiencia previa en los niveles inferiores y un relativo prestigio. No existe una institución de gobierno de los jueces de carácter político; la independencia última de los jueces reside en el carácter vitalicio de sus magistraturas, aunque su nombramiento dependa del Ejecutivo.
El poder judicial se caracteriza por su estructura piramidal en cuyo vértice se encuentra la Corte Suprema de Canadá, tribunal federal de apelación de última instancia, para resolución de conflictos competenciales entre provincias y Gobierno federal e intérprete de la Constitución y de cuestiones legales controvertidas. Por debajo de la Corte Suprema se encuentra el sistema judicial de cada provincia y dos instancias de ámbito federal: la Corte Federal (dividida entre la Corte de Apelación y la Corte de Procesamiento) y el Tribunal de Tasas.
En las provincias y territorios existen dos niveles: los tribunales provinciales y los superiores. Los provinciales se ocupan de delitos penales, aunque en alguna provincia también son competentes en derecho civil. Los jueces de este nivel son nombrados por los gobiernos de cada provincia. Los tribunales superiores constituyen el más alto nivel del sistema judicial dentro de una provincia. Tienen poder para revisar las actuaciones de los tribunales de nivel inferior. Los jueces de estos tribunales superiores son nombrados por el Gobierno federal. Las funciones de los tribunales superiores se dividen dos: procesamiento y apelación. En algunos casos estas dos funciones se llevan a cabo por una sola sala que lleva el nombre de Tribunal Supremo (caso de Ontario o Québec). Cuando esta doble función del tribunal superior se lleva a cabo por dos salas, se distingue entre lo que se denomina Tribunal Supremo Provincial (sala encargada del procesamiento) y lo que se denomina Corte de Apelación.
El origen de las instancias judiciales estatales hay que buscarlo en el Acta de Constitución de 1867 que autorizaba al Parlamento a establecer una corte general de apelación para Canadá. La Corte Suprema de Canadá se creó en 1875 a partir de la Dominion Act, como instancia general de apelación, no como instancia final como lo es hoy, puesto que en aquella época tal función estaba en manos de una división especial de la Corte de Casación de Gran Bretaña. La Corte Suprema actual se compone de 9 jueces que representan a las 5 regiones principales del país; 3 de estos 9 jueces tienen que provenir de Québec en reconocimiento a un aspecto característico del sistema judicial de esta provincia, ya que por sus raíces francesas, parte del derecho, especialmente el derecho privado, se rige por el derecho codificado (Código Civil), mientras que el resto del territorio canadiense se rige por el sistema británico de aplicación del derecho (common law).
La Corte Suprema es altamente selectiva y se centra en aquellas apelaciones cuyo contenido pueda ser clave para el desarrollo de la sociedad. Sus sentencias tienen un claro papel directriz de la interpretación de la ley. Además, como institución final de apelación, tiene la capacidad de decir la última palabra en cualquier área del derecho y en todo el país. La Corte Suprema, por ser competente en cualquier materia y por su claro perfil selectivo, es una de las instituciones más poderosas del país.
La jurisdicción de la Corte Federal incluye áreas especializadas y es competente para revisar decisiones de tribunales administrativos nombrados por autoridades federales.
5. Organización Territorial
Canadá es un sistema federal desde su origen como dominio en 1867. En ese momento se intentó que el Gobierno federal fuera predominante con respecto al de las provincias, y aunque se utilizara el término “confederación” se ideó un sistema más cercano al federalismo centralizado que a una confederación. La Constitución de 1867 enumera las competencias a nivel federal y establece que también dispone de los poderes no expresamente asignados a las provincias.
El tipo de federalismo que se ha desarrollado en Canadá se denomina “federalismo asimétrico”, es decir, no todas las provincias tienen las mismas competencias. De entrada, el BNA concedió sólo a Québec un status constitucional especial (uso del francés, escuelas religiosas, Código Civil, etc.). Fuente de tensión permanente ha sido el enfrentamiento entre las dos visiones del federalismo: la que postula que todas las regiones tengan las mismas atribuciones y la que estima que hay que establecer algunas diferencias entre provincias.
El equilibrio de poder entre el Gobierno central y las provincias ha pasado por fases de predominio de uno y otro. Se pueden apreciar 4 fases:
- El Gobierno central predominaba claramente sobre las provincias. Se creó un sistema fiscal muy centralizado y la necesidad de obtener fuentes de financiación adicionales para las provincias se convirtió en una de las fuentes de conflicto más importantes, que ha perdurado hasta hoy.
- Después de un periodo de aumento del poder de las provincias, hacia los años veinte se produjo un nuevo movimiento pendular en favor del Gobierno central, a causa de la gran depresión de 1929; el Gobierno financiaba a las provincias con los “subsidios condicionados”, mediante los cuales el Gobierno federal transfería financiación a las provincias para programas específicos, con la condición de que el dinero se gastara de acuerdo a unas directrices determinadas por él. Estos subsidios tendieron a provocar rechazo porque se asociaban a una actitud paternalista del Gobierno federal.
- Hacia la década de 1950 el péndulo cambió nuevamente de orientación al reforzarse el poder de las provincias. La financiación condicional fue sustituida por programas de financiación compartida entre el Gobierno central y las provincias. Era la etapa del federalismo cooperativo en el que seguía existiendo un claro predominio del Gobierno federal, a pasar del aumento de poder de las provincias; en ese momento se desarrollan en Québec demandas de autogobierno.
- Las décadas siguientes (años 60 y 70) se caracterizaron porque se incrementó la conflictividad entre las provincias y el Gobierno federal, comenzando la etapa del federalismo ejecutivo. La institución más significativa del federalismo ejecutivo es la conferencia anual de Primeros Ministros de las diez provincias canadienses. Las tensiones intergubernamentales aumentaron, y el federalismo cooperativo de etapas anteriores se convirtió en federalismo competitivo, con problemas cada vez más frecuentes interprovinciales o entre el Gobierno central y las provincias, y comenzaban a plantearse desacuerdos fundamentales sobre la forma en la que estaba definido y funcionaba el federalismo en Canadá. Se abrió así una etapa, que continúa hoy, de “federalismo cuestionado”. Acontecimiento importante de esta etapa ha sido la realización de dos referéndum sobre la secesión en Québec.
La novedad de la década de los noventa ha sido la resistencia de las provincias de habla inglesa a la dualidad y a la consideración distinta de Québec. En las provincias del Oeste esta oposición se une al sentimiento de marginación por parte de los gobiernos federales, según esta opinión más enfocados a las provincias más pobladas: Ontario y Québec. En la actualidad sigue existiendo una lucha entre dos visiones del federalismo canadiense. Una de corte igualitario para todas las provincias, que es la que apoyan las regiones anglófonas, especialmente las del Oeste del país, y otra de carácter asimétrico, que reconoce las peculiaridades de Québec.
6. Los Actores Políticos
6.1. Los partidos políticos y el sistema de partidos.
El sistema de partidos ha conocido diferentes fases en su evolución:
- Arranca con la creación de la confederación en 1867 y llega hasta la I Guerra Mundial. La estructura era claramente bipartidista. El Partido Liberal y el Partido Conservador eran las principales fuerzas del sistema. Se trataba de organizaciones de notables con una escasa presencia extra-parlamentaria, cuyo funcionamiento se basaba en el patronazgo. El predominio de los notables locales hizo que fuera difícil construir organizaciones nacionales con una cierta coherencia, coordinación y disciplina. El Partido Liberal y el Partido Conservador conseguían resultados conjuntos cercanos al 90 % de los votos. Las organizaciones locales de los partidos operaban tanto en la política provincial como en la federal. El solapamiento era casi absoluto y el electorado respondía a dicho solapamiento con un comportamiento electoral uniforme en convocatorias federales y provinciales.
- La sociedad canadiense tuvo transformaciones importantes durante los primeros años del siglo XX con los procesos de industrialización y urbanización. Los efectos de estos cambios se dejaron sentir después de la I Guerra Mundial, comenzando una nueva fase que dura hasta los años 60. Durante este periodo surgieron nuevos partidos como el Partido Progresista, que canalizó el descontento de las provincias del Oeste, las demandas de las zonas rurales de Ontario y de las provincias de la costa Atlántica. En este periodo se adoptó el sufragio universal, y la reforma del funcionariado hizo que los partidos perdieran el recurso del patronazgo.
En esta fase el Partido Liberal se convirtió en el partido de gobierno por excelencia. Se fueron desarrollando las organizaciones extraparlamentarias de los principales partidos. Estas organizaciones adquirieron una dimensión federal, aunque pronto se dieron los primeros signos de regionalización del sistema: se observaba una creciente variación regional en el apoyo electoral de los partidos, convirtiéndose éstos en los portavoces de intereses regionales.
La estructura de competición cambió con respecto a la etapa precedente: mientras que el Partido Liberal y el Partido Conservador competían en las provincias atlánticas, Ontario y Québec, en el Oeste surgieron nuevos partidos; sin embargo, el Partido Liberal pasó a ser dominante, siendo el único partido que podía abarcar la diversidad de intereses regionales que se estaban generando. Entre los nuevos partidos figura el Partido Progresista que nace a comienzo de los años 20 con el propósito de canalizar los intereses de las zonas rurales, fundamentalmente en las provincias del Oeste y parte de Ontario. Con el tiempo este partido desaparecería y a principios de los años 40 uno de sus líderes se convertiría en el líder del Partido Conservador, transformándose en el Partido Conservador Progresista. Otro de los nuevos partidos era el Crédito Social, reducido a la provincia de Alberta y aglutinaba el descontento de los votantes de esa provincia; también desapareció de la política federal aunque no de la provincial.
El último de los nuevos movimientos era la “Co-opertive Commonwealth Federation” (CCF), mezcla de socialistas, granjeros y trabajadores; se disolvió en 1961 y formó el Nuevo Partido Democrático, con un programa socialdemócrata y apoyo del movimiento sindical.
- La siguiente fase comienza en los años 60 y dura hasta el realineamiento de las elecciones celebradas en los años 90. Discurre paralela al federalismo ejecutivo, cuando la acomodación de los intereses regionales se institucionalizó en las cumbres anuales de los primeros ministros de cada provincia. De esta forma los partidos de ámbito federal quedaron desprovistos de la función anterior de ser depositarios de los intereses regionales, de forma que empezaron a competir entre sí por el apoyo de los electores en todo el país, prestando el gran desarrollo de los medios de comunicación de masas una gran ayuda en esta estrategia.
En la actualidad una de las principales notas distintivas de Canadá es que existen dos tipos de sistemas de partidos, uno federal y otro provincial. El origen de la separación en una organización federal y otra diferente en cada una de las provincias es diferente en cada partido, pero las razones son comunes. El primer ejemplo se produjo en Québec en los años 50: el aumento de apoyo a las opciones que defendían de forma más expresa las demandas nacionalistas de Québec, hizo que el Partido Liberal se planteara la necesidad de diferenciar su discurso y sus ofertas en Québec de las que planteaba en el resto del territorio. La respuesta consistió en crear una organización partidista totalmente separada del Partido Liberal federal. El proceso se extendió a otras provincias y a otros partidos, aunque el grado de separación varió en intensidad según las circunstancias.
- Comienza tras las elecciones generales de 1993. En dicha convocatoria se produjo un “terremoto electoral” que afectó principalmente al Partido Conservador Progresista, que había estado en el gobierno desde 1984, y que pasó de tener 169 escaños en 1988 a sólo 2 en 1993. El Partido Liberal ganó las elecciones con 177 escaños. Al Nuevo partido Democrático también le afectó el vuelco electoral y pasó de tener 43 escaños a tener sólo 9. El Bloque Quebequés se convirtió en el principal partido de la oposición con 54 escaños, 2 más que otro nuevo partido, el Partido de la Reforma.
A consecuencia del fracaso del Acuerdo del Lago Meech (se establecían una serie de novedades constitucionales entre las provincias y el Estado) se fundó en 1991 el Bloque Quebequés, siendo su principal demanda la secesión de Québec del resto de Canadá. El Partido de la Reforma fue fundado en 1987, es una especie de “partido protesta” pues apela al sentimiento de alienación política y económica del sur de Alberta particularmente, pero también de todas las provincias del Oeste en general. Su progresión fue muy rápida y en las elecciones generales de 1993 presentó candidatos en todas las provincias excepto en Québec; plantea un discurso contrario a los partidos tradicionales, a la excesiva presencia del Estado en la economía, responsabiliza de los problemas socio-económicos a la inmigración y rechaza el status especial de Québec, Después del éxito electoral de 1993 se fue convirtiendo en un partido más moderado, que aspiraba a conseguir apoyo en la provincia de Ontario y en las provincias del Este. Su líder se ha convertido en el portavoz de los canadienses de habla inglesa en contra de las pretensiones de Québec. En las elecciones de 1997 consiguió avances significativos en las provincias del Oeste, pero no consiguió los resultados de expansión que esperaba en Ontario y en las provincias del Atlántico.
Las elecciones de 1997 y 2000 confirmaron el formato multipartidista del sistema de partidos federal. Un segundo rasgo distintivo es la presencia de partidos “regionales” en el ámbito federal, pues tanto el Partido de la Reforma como el Bloque Quebequés dependen de algunas regiones (las del Oeste y Québec, respectivamente). Este formato deja al Partido Liberal como el único partido que puede reclamar la condición de partido nacional (o federal), es decir, consigue escaños en todas las provincias, y, por otra parte, hace resurgir el debate sobre la relación entre los partidos políticos y el conflicto regional.
6.2. Los grupos de presión.
De los grupos de presión y sindicatos canadienses hay dos aspectos a destacar: por un lado, sus estrategias organizativas y, por otro, los distintos tipos existentes.
La necesidad de plantear estrategias de presión tanto a nivel federal como a nivel provincial ha llevado a que sindicatos y asociaciones de todo tipo adopten una organización de acuerdo con los distintos niveles de gobierno. La actividad de los grupos de presión (“lobbying”) está organizada alrededor de los centros políticos y su importancia es tal que existe un debate abierto sobre la posibilidad de regular que tal actividad se haga en las condiciones más transparentes e igualitarias posibles, pero estas pretensiones regularizadoras se han encontrado siempre con la firme oposición de los grupos de presión.
La variedad de grupos de presión y sindicatos canadienses queda patente en el registro de asociaciones, que se cuentan por miles. Tal variedad puede clasificarse a partir de la distinción entre “grupos de actividades económicas-productivas” (organizaciones empresariales, sindicatos, etc.) y “grupos de actividades no productivas”, como los religiosos, ecologistas, etc. La gran mayoría de los grupos de presión dependen fundamentalmente de las subvenciones gubernamentales. En cuantos a las actividades productivas tenemos:
- Organizaciones empresariales y de comercio. La mayor organización está articulada a través de la Cámara de Comercio de Canadá, con sede en Ottawa. Otra importante organización es la “Canadian manufacturers Association”, que representa al 80 % de los fabricantes canadienses. Hay que destacar también el “Business Council on National Issues”, representante de 150 grandes empresas, la mayoría de ellas multinacionales. Hay también asociaciones cuyos intereses está dirigidos al mercado interior, como la “Canadian Industries Association” y la “Canadian Nuclear Association”. Además, hay otras dirigidas a promover y proteger la industria del automóvil, la del papel, la petrolera, etc.
- Sindicatos. Los dos mayores sindicatos son: el “Canadian Labour Congress” (CLC) y la Federación Canadiense del Trabajo. El CLC es una organización estructurada federalmente que agrupa a diversos sindicatos. Se estructura a partir de 12 oficinas regionales y 120 locales, y la división de funciones se establece de acuerdo con el nivel de gobierno en el que operan. El CLC apoya al Partido Democrático Nuevo, sin embargo la Federación Canadiense del Trabajo plantea una actividad de presión cooperativa con cualquier partido y gobierno que les sean afines en sus intereses.
- Las asociaciones agrarias, pesqueras y ganaderas. Tienen importancia por el peso que las actividades primarias tienen en la estructura económica del país, especialmente la pesca.
Los intereses del sector pesquero se encuentran representados por una única asociación, el “Fisheries Council Of Canadá”, mientras que los intereses agrarios y ganaderos encuentran su representación en dos: la Federación Canadiense de Agricultura (representa a la mayor parte de los agricultores), y la Unión Nacional de Agricultores, de menor tamaño pero más combativa con el gobierno.
En cuanto a los grupos que están fuera del sector económico, son de una gran variedad; algunos representan a los intereses de los distintos grupos étnicos y religiosos que forman Canadá. Además de ellos están los grupos ecologistas, los que promueven la igualdad de sexos, o algunos centrados en temas muy concretos, como la “Asociación para los derechos de los no-fumadores”.
7. LAS ELECCIONES Y EL SISTEMA ELECTORAL
7.1. Sistema electoral.
El sistema electoral utilizado para conformar la Cámara de los Comunes es el mayoritario a una vuelta en distritos uninominales. El sistema electoral es otro de los legados que dejaron los británicos en Canadá. En cada elección legislativa el país se divide en 301 circunscripciones, en cada una de las cuales es elegido el candidato que obtenga mayor número de votos; en cada elección se presenta un buen número de candidatos independientes. Cuando queda vacante un puesto de diputado durante la legislatura se convocan elecciones parciales (con las mismas normas) en el distrito correspondiente al diputado en cuestión.
El sistema electoral produce una distorsión considerable entre la proporción de votos y de escaños que obtiene cada partido. Las formaciones políticas más perjudicadas son las que tienen un apoyo electoral minoritario y muy disperso en el territorio. Como contrapartida a la escasa proporcionalidad, el sistema electoral canadiense favorece la consecución de mayorías estables para el partido en el Gobierno, que en la mayor parte de las ocasiones controla la mayoría absoluta de la Cámara de los Comunes. El debate sobre los efectos del sistema electoral mayoritario sobre la representación de los partidos, y las dificultades de las minorías no territoriales en este tipo de sistemas, ha estado muy presente en la política canadiense durante los últimos tiempos, aunque no se ha materializado ninguna reforma del sistema electoral por el momento.
Uno de los aspectos más importantes en los sistemas electorales mayoritarios es el diseño de las circunscripciones. A partir de 1964, se tomaron medidas para evitar el “gerrymandering”, constituyéndose las circunscripciones en función del número de habitantes, no de consideraciones geográficas.
Los factores más importantes del comportamiento electoral son la clase social, el entorno rural/urbano, la religión y, desde la década de 1990 ha irrumpido con fuerza el factor regional. Las diferencias regionales no sólo se refieren a Québec versus el resto de Canadá, sino también a la división ideológica entre Ontario y las provincias del Oeste de Canadá, dadas las diferencias de percepción acerca de la forma en que cada región es tratada por el Gobierno federal.
7.2. La participación política.
La participación ha tendido a ser relativamente elevada, oscilando desde 1945 entre el 70 y el 80 %, sin excesivas oscilaciones; sin embargo, hay una tendencia descendente que se inició en las elecciones de 1993, continuó en las elecciones de 1997 y en las de 2000, cuando se llegó a un porcentaje de sólo un 63 % de votantes. Las generaciones jóvenes participan menos que el resto de los grupos de edad.
El referéndum con carácter estatal ha sido una institución poco utilizada, sólo ha habido tres, y todos de carácter consultivo. El más reciente se celebró en 1992, donde el 54,40 % del electorado se pronunció en contra del acuerdo de Charlottetown, donde se examinaba una mayor autonomía para Québec, lo que llevó a la dimisión del Primer Ministro del momento, Brian Mulroney, así como a la mayor parte de los Primeros Ministros de las provincias, y provocó un giro en el proceso de reforma constitucional.
El referéndum también se ha utilizado en la política provincial y municipal. Los más conocidos son las consultas sobre la soberanía de Québec. En 1980 se celebró el primer referéndum sobre la cuestión, con un resultado de un 60 % del electorado de la provincia en contra de la independencia. En 1995 tuvo lugar otra consulta, siendo un 50,60 % contrario en este caso a la secesión. Las diferencias tan pequeñas entre las dos opciones hacen que la cuestión de la independencia se mantenga entre los temas claves de la política de Canadá, aunque los sondeos han mostrado una tendencia a la baja de la opción independentista.
La participación política que va más allá del voto es baja en Canadá. Alrededor del 5% del electorado participa regularmente en la vida de los partidos políticos y también es bajo el porcentaje de ciudadanos que se involucran en otras actividades de participación política.
8. LA CULTURA POLÍTICA
Desde el punto de vista de la cultura política, el sistema político se configura como un sistema multicultural en el que coexisten, con distinta intensidad, tres fracturas políticas: la ideológica, la existente entre francófonos y anglófonos, y la regionalista.
La multiculturalidad es la base de un sistema social y político que pretende conservar, preservar y promover las diferencias de las distintas culturas que forman la población canadiense: desde los nativos hasta los más recientes grupos de inmigrantes originarios, sobre todo, de Asia y Europa Central. La multiculturalidad se entiende, pues, como una directriz política que estructura las relaciones sociales y políticas.
La multiculturalidad como realidad demográfica y sociológica de Canadá queda plasmada a través de los siguientes datos: en 1867, la mayoría de la población era británica (60%) y francesa (30%). En 1991, el 28 % de la población era de origen británico, el 23 % de origen francés, el 4 % declaraba tener ambos orígenes, el 14 % tenía orígenes múltiples y el 31 % restante definía un único origen ajeno al británico o francés. De ese 31 % sólo un 6% eran nativos, mientras que el 94 % restante provenía de las distintas oleadas de inmigrantes que llegaron a Canadá desde principios del siglo XX, europeos hasta los años 60 y a partir de ésta fecha de países del este asiático, especialmente de China y Japón.
El desafío ante el que se encuentran las políticas dirigidas a la multiculturalidad es, por un lado, la evidente tensión de conjugar una identidad nacional única y sus valores (la canadiense) con las distintas identidades, valores, culturas e idiomas; por otro, el estatus de la minoría francófona.
En cuanto a la fractura lingüística, los años 60 del siglo XX marcan el fin de la estrategia de la sociedad francófona basada en la resistencia y en la ignorancia hacia el juego político del Gobierno central canadiense y dan lugar a la llamada “Revolución Tranquila” que politizó los sentimientos de identidad francófona; esta estrategia surtió efecto y se reconoció el carácter de minoría de los francófonos y Canadá estableció oficialmente el bilingüismo en todo el país. La “Revolución Tranquila” dio paso al nacionalismo quebequés, orientado, sobre todo, a buscar la separación de la provincia francófona de Canadá. Entre 1980 y 1990 el apoyo al nacionalismo quebequés aumentó bastante, y si bien tal apoyo no consiguió ser mayoritario en los referéndum de 1980 y 1995, en éste último quedó a pocas décimas de serlo.
El regionalismo tiene que entenderse a partir de una doble raíz: por un lado, la propia composición federal del país ha conllevado un proceso de identificación y de creación de lealtades emocionales y políticas entre la población de cada provincia y sus instituciones de gobierno. Por otro lado, esta identificación de la población con el territorio en el que viven y con las autoridades que les gobiernan, se ha visto potenciada por los sentimientos de desagravio que ha surgido de la constatación y de la percepción de la diversidad económica y de bienestar que hay entre las provincias canadienses. Esta fractura regionalista se activa en los ámbitos políticos de las relaciones intergubernamentales a través de relaciones tensas y competitivas entre las provincias y entre éstas y el Gobierno federal, así como en los ámbitos electorales con la politización de estas tensiones territoriales a partir de la existencia de partidos políticos regionalistas.
El regionalismo, pues, puede entenderse también como una característica de la cultura política de los canadienses: las diferencias entre las provincias han dado lugar a distintos tipos de cultura política, dados los diferentes modelos de crecimiento económico, la distinta base demográfica y étnica, etc.