Sindicalismo: Movimiento y sistema para la defensa de los trabajadores
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Sindicalismo
Sindicalismo es el movimiento y el sistema que permite la representación de los obreros a través de una institución conocida como sindicato (organización que reúne a los trabajadores para la defensa de sus intereses).
El sindicalismo aspira a optimizar la situación de los trabajadores en el mercado laboral. De este modo, sus dirigentes desarrollan negociaciones con las autoridades laborales del gobierno y con las empresas para lograr mejoras en el trabajo (incremento de salarios, reducción de horarios, mayor protección social, etc.).
Aunque la labor del sindicalismo se vincula a la política, su finalidad no es representar políticamente a los trabajadores ya que los sindicatos no son partidos políticos. La esencia del sindicalismo radica en la defensa de los intereses de clase de los obreros en el plano laboral.
El desarrollo del sindicalismo se vincula a la industrialización. En la primera mitad del siglo XIX, los obreros comenzaron a organizarse para defender sus derechos en las flamantes industrias, algo que, por diversos motivos, no ocurría entre los campesinos. De este modo comenzó a formarse lo que hoy conocemos como sindicalismo.
Con los años empezaron a surgir múltiples corrientes del sindicalismo. Algunos grupos del sindicalismo son cercanos al poder político y actúan como contención de las protestas obreras, proporcionándoles a los trabajadores mejoras superficiales. Otras vertientes, en cambio, son revolucionarias y combaten al Estado y a las patronales.
Es importante destacar que, a través de la acción del sindicalismo, los trabajadores suelen decretar paros y huelgas para ejercer presión y lograr respuestas a sus reclamos laborales.
Organización Científica del Trabajo
Organización Científica del Trabajo
- Protagonistas:
- Federick Winslow Taylor (“Taylorismo”) ingeniero y economista.
- Henry Ford (“Fordismo”) ingeniero y empresario.
El mercado laboral o, con más propiedad los mercados laborales, de los países industrializados, al compás de los cambios acaecidos en los procesos productivos, en las concentraciones empresariales y en la mundialización del mercado, desde la Segunda Guerra mundial, se han caracterizado por un creciente grado de flexibilización, precarización y segmentación.
El proceso ha culminado en la consolidación de un dualismo laboral y un desempleo crónico.
En relación a la organización del trabajo, el fordismo modificó la naturaleza del trabajo en las empresas de producción en masa, expulsando a los trabajadores cualificados y dando entrada al trabajo semicualificado o escasamente cualificado. Con el paso del tiempo, en Estados Unidos la filiación sindical aumentó así como la conflictividad laboral, que llegó a su punto álgido durante la Segunda Guerra Mundial. La mayor parte de las huelgas se produjeron contra las medidas disciplinarias internas de las empresas de producción en cadena.
Para paliar esta conflictividad surgió en Estados Unidos la escuela de “relaciones humanas”, consistía en que el trabajador debía vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario y tener dependencias emocionales con el mismo.
Este intento de humanizar el trabajo autómata se extendió rápidamente en Estados Unidos, con los objetivos antedichos, mediante técnicas como las entrevistas a los trabajadores, el fomento de la dinámica de grupo, la participación de los trabajadores en la mejora de la empresa, etc.
Los sindicatos americanos apoyaron en principio este sistema. En los países europeos el modelo de “relaciones humanas” se extendió con diversa fortuna.
En la España de la posguerra civil se empezaron a aplicar los métodos de la organización científica del trabajo, que se adecuaban perfectamente a la mentalidad militar, para aumentar la producción y la productividad. Por otro lado hay que recordar que los sindicatos libres estaban prohibidos. Pero a partir de los años sesenta, con los incipientes conflictos laborales, se empezaron a aplicar, aunque muy limitadamente, los sistemas de “relaciones humanas”, con el fin de disminuir la conflictividad y minimizar la influencia de los ilegales sindicatos libres.
En Japón el sistema de trabajo de grupos japoneses a aumentando la autonomía de los trabadores.
Para finalizar este breve recorrido, conviene señalar que lo que hasta aquí se ha apuntado se corresponde, a grandes trazos, con el inicio del Estado del Bienestar, desde la inmediata segunda postguerra mundial. Tanto las fluctuaciones económicas ocurridas desde entonces, las formas de organización del trabajo, los mercados labores, como los sistemas de relaciones laborales, han ido variando. En estos tres últimos aspectos citados, la mundialización o globalización económica, la cultura empresarial, la actitud de los sindicatos y la intervención del Estado son siempre factores clave.
De manera que en las sociedades industriales avanzadas por un lado existe el mercado primario y por otro el secundario que coincide con la fragmentación de los trabajadores.