Simone de Beauvoir: Origen de la Opresión de la Mujer y la Jerarquía de los Sexos
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Beauvoir comienza con una constatación: “Este mundo siempre perteneció a los varones, ninguna de las razones que se ha adelantado para explicarlo nos ha parecido suficiente”. Entonces, ¿cómo podemos entender el origen de la opresión de la mujer?: “Sólo revisando los datos de la prehistoria y la etnografía a la luz de la filosofía existencialista, podremos entender cómo se estableció la jerarquía de los sexos”.
Existencialismo y la Relación entre los Sexos
Para el existencialismo, la relación entre los sujetos siempre es conflictiva, debido a la pretensión de ambos por afirmar su libertad. Pero si en esta tensión, uno de ellos se opone, la relación se desequilibra y acaba oprimiendo al otro y reduciéndolo a la alteridad. A la mujer la ata su maternidad; al hombre, su relación con la tierra. A diferencia de la mujer, el hombre ha podido liberarse de ese vínculo. El paso de la Edad de Piedra a la Edad de los Metales ha permitido al hombre conquistar la tierra y a sí mismo.
Maternidad y la Devaluación de la Mujer
Respecto a la maternidad, Beauvoir nos recuerda que la hembra humana no tiene períodos de infertilidad como ocurre con otras hembras mamíferas. Lo que induce a pensar que las mujeres invertirían la mayor parte de su tiempo en cuestiones relativas a la maternidad. El privilegio biológico ha permitido al varón erigirse como sujeto soberano, lo que ha supuesto para la mujer su devaluación a la alteridad.
La Fuerza Física y la Exclusión de la Mujer
Podemos decir que en el origen de la jerarquía de los sexos, la diferencia de fuerza física actuó como causa necesaria pero no suficiente. La situación de inferioridad física de la mujer ha sido aprovechada por el varón para excluirla de la relación de igualdad humana y ha convertido la incapacidad femenina en una maldición. Fue el hombre quien determinó que la mujer, debido a las servidumbres de la naturaleza, dejara de ser su compañera de trabajo, y quien no participara ni en las estrategias ni en las decisiones.
Esto lo ha hecho en un doble aspecto:
- Realizando su trascendencia: El acto mismo de proveer de alimento a la familia implica también el entrenamiento en su uso y diseño de estrategias de caza, se trasciende, mientras que la mujer vive una situación que le impide toda trascendencia.
- Devaluando la maternidad: En una sociedad en la que se encumbran los valores masculinos como la fuerza o el poder, él pone en riesgo su vida y eso le convierte en el héroe. En ellas, lo masculino es la carne viva de la narración, y no hay más venerable que la fuerza, la virilidad. Por esta razón, "en la humanidad la superioridad no la tiene el sexo que engendra, sino el sexo que mata".