Simone de Beauvoir: La Mujer como el Otro en la Sociedad Patriarcal
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La Mujer como el Otro en la Sociedad Patriarcal: Una Perspectiva desde Beauvoir
Simone de Beauvoir explica la situación de opresión de las mujeres valiéndose de la categoría del Otro, es decir, la Alteridad. Esta es tan originaria como la conciencia misma. Solo por medio de la oposición a otra conciencia nos hacemos conscientes de nosotros mismos; para definirse como el Uno, hay que ubicar al Otro frente a sí. Este fenómeno no se puede entender si la realidad humana se reduce a un ser-con-otros, basado en amistad y solidaridad. También recurre a la idea de Hegel, considerando la propia conciencia una hostilidad respecto a otra conciencia. La alteridad es una categoría correlativa: afirmarse como sujeto y convertir al otro en objeto. De ese modo, el encuentro con los otros despoja a la idea de Alteridad de su sentido absoluto y descubre su relatividad, donde individuos y grupos reconocen la reciprocidad de sus relaciones.
¿Por qué la Asimetría? El Masculino como Sujeto Dominante
Si la reciprocidad es inherente a la alteridad, surge la pregunta: ¿Por qué no se ha dado reciprocidad en la relación entre géneros? ¿Por qué el masculino es el sujeto y el femenino el Otro? Para Beauvoir, el factor cultural es decisivo en la explicación de las causas de la opresión de las mujeres. No es la biología, sino una cultura que redefinió el factor biológico en términos de opresión. Las primeras sociedades concedieron el prestigio a las actividades de quienes podían establecer sus propios fines frente a una maternidad no decidida y no compartida. Los varones someten a las mujeres a partir de este reconocimiento asimétrico. En un contexto cultural distinto, la procreación y la crianza podrían haberse considerado una actividad superior.
Obstáculos para la Emancipación Femenina: Las Tres Razones de Beauvoir
Beauvoir identifica tres razones principales que explican las dificultades que encuentra la mujer para salir de su situación de opresión:
- Falta de Unidad y Espacio Común: Las mujeres carecen de medios para agruparse en una unidad que se afirme al oponerse. No comparten el mismo espacio; viven segregadas entre los varones.
- Vínculos Estrechos con el Dominador: Los vínculos que las unen a sus dominadores son más estrechos que los que pueden existir entre ellas. Comparten trabajo, interés económico, etc. Es una relación tan estrecha que impide una rebelión, ya que se necesitan mutuamente.
La Dialéctica del Amo y el Esclavo en la Relación de Género
Para explicar esta diferencia, Beauvoir utiliza la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel. Según Hegel, afirmarse como uno obliga a luchar a muerte con el Otro, a no ser que este sienta miedo y prefiera someterse. Es lo que sucede en la relación del amo y del esclavo: el amo somete al esclavo para que trabaje, y este reconoce su poder a cambio de su protección. El amo no se plantea la necesidad del otro; el esclavo, al contrario, interioriza su necesidad. Si no lo reconociera, la rebelión sería concebible. Beauvoir considera que la necesidad sexual y el deseo de posteridad son los que ponen al macho bajo la dependencia de la hembra. Sin embargo, la mujer en ningún lugar posee un estatus como el del varón. Los poderes concretos con los que cuentan los varones llevan a un halo de prestigio cuya tradición se mantiene a través de la educación.
- Miedo a Perder Ventajas: La tercera razón es que las mujeres temen perder las ventajas que les confiere su alianza con la "casta superior", como la protección material y económica. A la mujer se la educa desde la infancia a estar pendiente de la facilidad, no a asumir su propia existencia.
La Cultura como Causa de Subordinación, no la Biología
Beauvoir se opone firmemente a considerar la opresión como un destino biológico. Es la cultura la que interpreta la diferencia sexual en factor de subordinación. No esconde la parte de responsabilidad que tienen las mujeres por caer en la tentación de la facilidad, pero advierte que la tentación viene de los hombres y que estos no tienen legitimidad para reprochárselo.