El Poder del Símbolo: Creatividad, Filosofía y la Expresión Humana en el Arte
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El Ser Humano y el Universo Simbólico
El ser humano se sitúa en un espacio simbólico. La creatividad y la capacidad se retroalimentan de forma exponencial, aumentando la capacidad artística con la finalidad de representar el mundo y dotarlo de sentido de belleza.
La distinción entre significante y significado, fundamental en la semiótica de Saussure, donde el signo lingüístico está formado por un sonido o imagen (significante) y un concepto expresado (significado), sirve de base para la moderna agrupación entre signos naturales y convencionales. El signo natural mantiene una semejanza entre el significante y el significado, mientras que el signo convencional debe su utilidad a la convención, al acuerdo entre sus usuarios.
El ser humano mantiene una relación simbólica con el mundo que lo rodea. Gracias al símbolo, el hombre codifica y transmite su conocimiento acerca de la naturaleza.
El Animal Simbólico: La Perspectiva de Ernst Cassirer
Ernst Cassirer sostenía que, en lugar de definir al ser humano a partir de su condición racional, deberíamos hacerlo como un animal simbólico. Actualmente, el ser humano vive en un universo simbólico; esta es la diferencia que caracteriza a los humanos y explica el camino de la civilización. Pero, ¿qué significa exactamente que habitamos en un universo simbólico? Con el surgimiento evolutivo de esta capacidad, aparecieron también el lenguaje, el arte y la cultura, y el ser humano transformó su mundo y a sí mismo. La relación que establece con el entorno ya nunca podrá ser natural o meramente biológica; siempre aparecerán los símbolos. La capacidad simbólica está unida a la adquisición del lenguaje. Conforme avanza la edad, las formas simbólicas se multiplican. Para Cassirer, las más complejas eran el mito y la religión. La suma de todos los elementos simbólicos conforma la civilización; para comprender al ser humano, es fundamental conocer su producción simbólica.
Creatividad: Proceso y Desarrollo
La imaginación no es una facultad exclusivamente humana. Cuanto mayor es nuestra imaginación, mayor es nuestro poder de resolución de problemas de manera original y creativa. Aunque todas las personas son creativas en cierta medida, solemos reservar este término para quienes tienen este talento muy desarrollado. No obstante, la creatividad mejora con la práctica. Lo que suele frenar nuestra capacidad creativa es el miedo a equivocarnos o al fracaso. Sin embargo, siguiendo ciertas pautas, es posible desarrollar un proyecto creativo. Los pasos a seguir son:
- Preparación: Selección del objeto sobre el que vamos a trabajar y recopilación de información.
- Generación
- Incubación
- Iluminación
- Evaluación
- Elaboración
El mecanismo mental de la creatividad ha sido estudiado por investigadores como Wallas.
Filosofía y Expresión Artística
A través del arte podemos manifestar no solo sentimientos, sino también ideas. Por ello, numerosos pensadores han recurrido al arte para expresar sus concepciones filosóficas.
Filosofía y Literatura
La forma más empleada para comunicar las teorías filosóficas han sido los ensayos, ya que eran más extensos que un artículo, pero menos que un tratado. Sin embargo, otros filósofos han usado métodos menos convencionales como diálogos, novelas, cuentos o teatro. Un ejemplo notable son los diálogos de Platón.
Filosofía y Artes Plásticas
Las artes plásticas han servido para comunicar conceptos o ideas filosóficas. Edvard Munch defendía la conexión entre el surrealismo y el psicoanálisis. Antoni Tàpies afirmaba que el arte era una filosofía que reflejaba un pensamiento. De este modo, la filosofía ha mantenido un fuerte contacto con las artes plásticas.
Filosofía y Música
Aunque su conexión pueda parecer menos evidente que con las artes anteriores, la música despertó gran interés en los filósofos de la antigua Grecia, como Pitágoras, quien encontró una relación entre la música y las matemáticas. Los filósofos sostenían que la música no solo producía sonidos agradables, sino que también conectaba con las emociones. Para la mayoría de los filósofos del siglo XIX, la música era la forma más elevada del arte. Arthur Schopenhauer reconocía la música como un lenguaje universal. Un siglo después, en el siglo XX, el filósofo Theodor Adorno se situó en una perspectiva crítica, afirmando que la música era igual que cualquier otra forma de arte.