El Simbolismo Poético Francés del Siglo XIX: Rebeldía, Belleza y Misterio

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La Poesía en la Segunda Mitad del Siglo XIX: El Simbolismo

La poesía posromántica de la segunda mitad del siglo XIX se desmarca de la orientación realista de la novela del mismo período. Surge como una actitud de rebeldía contra los valores y costumbres burgueses, y contra el modo tradicional de concebir la vida y el arte. De esta rebeldía nacen la bohemia, el dandismo (el artista como genio superior al burgués) y el malditismo (el artista como ser antisocial y amoral).

La primera reacción poética contra el sentimentalismo romántico es el grupo literario francés Le Parnasse contemporain (1866-1876). Los parnasianos, como Théophile Gautier y Leconte de Lisle, defienden el lema «el arte por el arte», buscando la perfección formal, el culto a la belleza y una poesía clásica y equilibrada.

Sin embargo, la poesía de esta época se designa tradicionalmente como simbolismo, debido a la influencia de este movimiento con figuras como Baudelaire, Mallarmé, Verlaine y Rimbaud. El simbolismo, de origen francés, busca superar la realidad, descubriendo significados ocultos más allá de lo sensible. Las cosas son símbolos de una «suprarrealidad», y el poeta debe hallar las correspondencias.

Para sugerir estos significados ocultos, se recurre a la musicalidad de las palabras (como decía Verlaine: «¡La música ante todo!») y a la sinestesia o cruce de sensaciones. La poesía se convierte en un medio para descubrir los misterios de la realidad, suscitando imágenes, sensaciones y significados asociados. El lenguaje poético es evocación y sugestión, donde la palabra interesa más por lo que sugiere que por su significado literal. Otra innovación simbolista es el uso del verso libre.

Charles Baudelaire (1821-1867)

Nacido en París, su vida estuvo marcada por la desdicha y el dandismo. En 1857 publicó Les fleurs du mal (Las flores del mal), obra condenada por inmoral, donde explora temas como el hastío, la belleza, la muerte, la mujer y la embriaguez. Baudelaire introduce la realidad urbana de la revolución industrial como material poético, reflejando la ciudad moderna con sus masas anónimas y su miseria.

Su búsqueda de una nueva realidad le lleva a crear un discurso poético del paraíso artificial. Para combatir el spleen (el tedio de la vida cotidiana), propone el «éxtasis de los sentidos» a través de experiencias como las drogas o el mal. Además, inicia el género del poema en prosa con Petits poemes en prose (Pequeños poemas en prosa, 1869). Baudelaire es considerado el precursor de la poesía moderna, donde el poeta es un visionario que trabaja con el poder sugestivo de las palabras.

Baudelaire cree en el Ideal, pero también en el poder universal del Mal. La persona no puede escapar de su naturaleza humana, que la arrastra hacia lo más bajo. Su condición de poeta satánico y blasfemo nace de su rebeldía. El tema del viaje es central en su obra: un deseo de fuga metafísica a través del alcohol, las drogas, el sexo y la vida bohemia. Disconforme con la realidad, aspira a una «idealidad» libre de angustia, pero solo encuentra la Muerte como último recurso.

Paul Verlaine (1844-1896)

Marcado por el alcoholismo, la vida bohemia y la pobreza, Verlaine representa la figura del «poeta maldito». Su poesía destaca por el ritmo y la musicalidad del verso. Creó gran parte de la imaginería simbolista, como jardines otoñales y ocasos melancólicos. Entre sus obras destacan Fetes galantes (Fiestas galantes, 1869) y Romances sans paroles (Romanzas sin palabras, 1874).

Arthur Rimbaud (1854-1892)

Definido por su rebeldía y precocidad, Rimbaud abandonó la escritura a los diecinueve años para explorar África. Su poesía se centra en la iluminación y la visión, donde el poeta debe convertirse en un vidente mediante un «desarreglo de todos los sentidos». Como otros «poetas malditos», se interesa por lo oscuro de la realidad, anticipando el surrealismo. Sus obras fundamentales son Une saison en enfer (Una temporada en el infierno, 1873), en prosa poética, donde expresa los delirios de un joven poeta.

Stéphane Mallarmé (1842-1898)

Influido por Poe y Baudelaire, Mallarmé buscó «un sentido más puro a las palabras de la tribu». Su poesía es introvertida y hermética, alejada de las sensaciones y sentimientos, buscando la esencia de la belleza absoluta. La significación vulgar de las palabras se convierte en un estorbo en esta búsqueda. Entre sus poemas más conocidos están «L’après-midi d’un faune» («La siesta de un fauno») y «Un coup de dés» («Una tirada de dados»).

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