Simbolismo y Estructura de los Primeros Cantos del Infierno de Dante
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Canto I: El Inicio de la Travesía
El Canto I se estructura en cuatro momentos clave:
- La Selva Oscura
- La Colina Iluminada
- Aparición de las Fieras
- Encuentro con Virgilio
Ubicación Temporal y Simbólica
Dante comienza estableciendo la ubicación temporal: “a la mitad del viaje de nuestra vida me encontré”. La mitad de la vida se sitúa en los 35 años, según la época. Al expresar “me encontré”, el autor se posiciona como el protagonista de la Divina Comedia, siendo a la vez narrador y personaje.
El encuentro ocurre en una selva oscura “por haberme apartado del camino recto”. La selva oscura simboliza el pecado, y el camino recto, el bien. La selva es descrita como difícil de transitar:
- Salvaje: No ha sido vencida.
- Áspera: Muy difícil de transitar debido a los peligros.
- Espesa: Con mucha vegetación, lo que en sentido figurado implica que es difícil salir de ella.
El Símil del Náufrago y la Colina
El primer símil del canto es el del náufrago, quien lucha por salvarse en un piélago (la parte más lejana de la tierra). Una vez a salvo, mira hacia atrás y contempla su logro. Esto se relaciona con Dante cuando sale de la selva y se encuentra en la base de la Colina, la cual está iluminada por los rayos del sol, que simbolizan a Dios.
La Aparición de las Fieras Alegóricas
El tercer momento es la aparición de las tres fieras, que representan los pecados capitales que impiden a Dante ascender la colina:
- La Pantera (Lujuria): Muy ágil, cubierta de manchas, que representan lo impuro.
- El León (Soberbia): Con la cabeza en alto, con hambre rabiosa y un rugir que hasta el aire temía.
- La Loba (Avaricia): Sus ojos despedían fuego, cargada de deseos y desnutrida.
El Encuentro con Virgilio
En ese momento crucial, se presenta Virgilio, de manera indirecta, con la doble condición de haber sido hombre y ahora ser un alma. Virgilio es quien lo guiará hacia el buen camino, representando la Razón.
Canto III: La Puerta del Infierno y los Indiferentes
El Preámbulo y la Anáfora
El Canto III del Infierno comienza con un paratexto que hace referencia a la Puerta del Infierno. El canto tiene un comienzo abrupto, iniciando con una anáfora que describe la naturaleza del lugar:
- “Por mí se va a la ciudad doliente”
- “Por mí se va al eterno dolor”
- “Por mí se va hacia la raza condenada”
En estos primeros versos, el Infierno es comparado con una ciudad doliente, donde el dolor es una característica eterna.
La Creación Divina
En el primer terceto se menciona quiénes están en el Infierno; en el segundo, quién y por qué lo creó. En el Infierno jamás se nombra a Dios directamente; se lo denomina como el Sublime Arquitecto. Cuando se refiere al Supremo Acreedor, se alude a la Santísima Trinidad. Estos tres tercetos estaban escritos en el dintel de la puerta en color oscuro.
La Antesala de los Indiferentes
Tras la puerta se encuentra la antesala de los Indiferentes (o pusilánimes). En esta antesala están aquellos que no fueron queridos ni por el Infierno ni por el Cielo, pues nunca tomaron partido por nada. Como castigo, corren eternamente detrás de una bandera blanca sin insignia.
El Río Aqueronte
Dentro del canto, Dante y Virgilio llegan a la orilla del río Aqueronte, el río de los muertos. Allí se encuentra Caronte, el barquero que cruza las almas hacia el Infierno. El barquero se niega a trasladar a Dante porque es un mortal.