Simbolismo Artístico y Literario: Profundidad Emocional y Ruptura con la Realidad
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El Simbolismo: Un Movimiento de Profundidad y Ruptura
Según Jean Moréas, en su influyente «Un manifiesto literario» (1886), el Simbolismo se define como misterio, un sueño, un enigma. Este movimiento surgió como una respuesta directa a la sociedad industrial en consolidación, propugnando un arte profundamente poético. Sus raíces se encuentran firmemente ancladas en la obra de Baudelaire, especialmente en Las flores del mal, considerada una piedra angular.
Características y Filosofía Simbolista
Cansados del predominio del Realismo, los artistas simbolistas buscaron evadirse de la realidad tangible. Su exploración se centró en lo onírico, llegando incluso a experimentar con sustancias para acceder a estados alterados de conciencia. De esta manera, se produjo un retorno, en cierta medida, al Romanticismo, con claras influencias de figuras como William Blake, los Nazarenos y los Prerrafaelitas.
Esta búsqueda individual y subjetiva hizo que fuera extremadamente complejo englobar estéticamente a los simbolistas en un conjunto homogéneo y restrictivo. Cada creador desarrollaba su propia visión y estilo, lo que fomentó una gran diversidad.
La herramienta fundamental para la expresión de los estados de ánimo, las emociones y las ideas del individuo fue el símbolo. A través de él, se buscaba trascender la realidad visible para comunicar significados más profundos y sugerentes.
Estudio de una Obra Simbolista Emblemática
A continuación, se presenta un estudio detallado de una pintura representativa del Simbolismo, caracterizada por su intensa expresión de angustia y desasosiego.
Elementos de la Obra
Tema
El cuadro nos presenta a un personaje en primer plano, inmerso en una actitud de profunda angustia. Tanto el entorno marítimo como la perspectiva acelerada no buscan crear un marco realista para la figura, sino que, por el contrario, potencian su desesperación y tragedia. En esencia, el tema central es la expresión pura de un sentimiento de angustia existencial.
Técnica
Óleo sobre lienzo, ejecutado con una aplicación violenta y expresiva del color, que contribuye a la intensidad emocional de la escena.
Composición
La figura principal se sitúa en primer término y centrada. Sin embargo, la presencia de la barandilla y las curvas del fondo, junto con la postura ondulada del personaje, confieren un fuerte dinamismo a toda la escena, guiando la mirada del espectador.
Línea
Existe una marcada contraposición entre las líneas rectas y diagonales de la zona izquierda y las ondulaciones constantes de la derecha. Ambas tipologías de líneas dinamizan la representación, haciendo que el ojo se mueva incesantemente por toda la superficie del lienzo.
Color
Se observa una nueva contraposición entre gamas cálidas y frías que generan un fuerte contraste. Los colores son completamente antinaturalistas, desvinculados de la realidad objetiva, y utilizados para potenciar la carga emocional.
Luz
La luz es antinaturalista, carece de un foco determinado y no emplea el claroscuro tradicional, contribuyendo a la atmósfera irreal y opresiva.
Perspectiva
Gracias a las diagonales y las líneas onduladas, así como a la diferencia de tamaño entre las figuras, se genera una fuerte sensación de espacio que nos conduce desde el primer plano hasta el fondo sin puntos intermedios. Esto comunica la figura con el fondo y crea un cierto desasosiego al contemplar la escena, llevando al ojo con movimientos rápidos de un lugar a otro (perspectiva acelerada).
Figuras
La figura del primer término, en particular, está deformada mediante constantes curvas, lo que le confiere un aspecto similar a una llama. Además, se prescinde de todo tipo de detalles, siendo muy esquemática la realización de la cara o las manos, lo que acentúa su carácter simbólico y universal.