El Siglo XVIII: Razón, Revolución y Arte en la Era de la Ilustración

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El Siglo XVIII: La Era de la Razón y las Transformaciones

Conceptos Fundamentales de la Ilustración

El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, fue una época de profundas transformaciones intelectuales y sociales.

La Ilustración: El Poder de la Razón

La Ilustración es una corriente de pensamiento que se desarrolló principalmente en Francia y se caracteriza por la defensa de la razón frente a la fe, y la confianza en la ciencia y la educación como instrumentos para conseguir el bienestar de la población.

El Siglo de las Luces: Fin a la Ignorancia

Se conoce como el Siglo de las Luces por su finalidad de acabar con la ignorancia mediante las luces del conocimiento y la razón. El lema «Sapere aude!» ('¡Atrévete a saber!'), del poeta latino Horacio, difundido por Kant, resume el espíritu de la Ilustración.

El Despotismo Ilustrado: Todo para el Pueblo

La llegada del pensamiento ilustrado a España se propicia con la coronación de Felipe V. Aunque al principio chocó con la mentalidad de la sociedad española, se extendió por todo el país. Los Borbones emprendieron un conjunto de reformas para modernizar el país. Para ello, se rodearon de una minoría culta, los llamados ilustrados, que gobernaron según los principios del despotismo ilustrado: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».

Impacto Social y Político

La Revolución Francesa: Igualdad y Libertad

El espíritu ilustrado del siglo XVIII se basa en los principios de igualdad y libertad, y en la creencia de que el poder reside en el pueblo. Este pensamiento desembocará a finales de siglo en la Revolución Francesa (1789).

La Sociedad del Siglo XVIII: Hacia la Representación Política

Se mantuvieron los privilegios de la nobleza y el clero, aunque la burguesía continuó su ascenso hacia los puestos de poder. El deseo del pueblo de obtener representación política dio lugar en 1789 a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, un documento de derechos humanos inspirado en los principios de la Ilustración que afirmaba los valores fundamentales de la Revolución Francesa.

Cultura, Educación y Arte

La Educación en el Siglo XVIII: Progreso y Felicidad

Para los ilustrados, la tarea educativa era esencial, pues sin ella no eran posibles ni el progreso ni la felicidad a los que aspiraban. Su deseo de extender la educación y divulgar las nuevas ideas está en la base de proyectos como la Enciclopedia, coordinada por Diderot y D'Alembert, obra en la que se pretendía compilar todos los conocimientos de la época.

El Periodismo: Difusión de Ideas

El auge de la prensa en este siglo fue esencial para la divulgación de las nuevas ideas. En España, el primer periódico diario fue el Diario Curioso (1758). Comenzó a desarrollarse, además, el periodismo crítico (El Pensador) y la prensa literaria (Diario de los Literatos).

Goya: Testimonio Artístico de una Época

En la pintura sobresale la figura de Francisco de Goya y Lucientes, quien fue nombrado pintor del rey en 1786 y tres años después pintor de cámara. Sus creaciones constituyen un testimonio excepcional de la época.

Neoclasicismo: El Retorno a lo Clásico

El arte clásico, conjunto de principios de la Antigüedad grecorromana, se convirtió en el modelo para los ilustrados. Por eso, a este movimiento se lo llama Neoclasicismo.

Instituciones Culturales: Fomento del Saber en España

Para promover el desarrollo cultural, en España se crearon instituciones como la Real Academia Española, la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o el Museo del Prado.

La Literatura Neoclásica: Razón y Didactismo

La literatura neoclásica defendía los siguientes principios:

  • Las obras literarias, guiadas por la razón, debían ser un reflejo de la realidad y manifestar un espíritu crítico ante el mundo que las rodeaba.
  • Se imitaban las formas grecolatinas, ajustándose a los cánones clásicos que fijaban las normas específicas para cada género.
  • La literatura tenía una intención didáctica: la finalidad no era entretener, sino transmitir una enseñanza.

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