El Siglo XVIII: Ilustración, Neoclasicismo y Transformaciones en Europa y España

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En el siglo XVIII entra en crisis en Europa el denominado Antiguo Régimen. A su fin, llegó un nuevo sistema político denominado el Despotismo Ilustrado. En este tiempo destacó la independencia de EE. UU. en la Paz de Versalles (1783), así como la Revolución Francesa (1789). Durante el reinado de Fernando VII en España, hubo un periodo de mayor estabilidad. Con Carlos III se acentuaron las reformas, hasta que el temor a las reformas surgió con Carlos IV, cuya política trajo graves consecuencias a la España de la época.

Se fundaron importantes instituciones culturales durante este siglo, como la Biblioteca Nacional y la RAE. Este siglo, también denominado Siglo de las Luces, marca el comienzo de la Ilustración, un amplio movimiento cultural basado en la razón y el progreso. Este movimiento buscaba la felicidad para la colectividad, pretendía hacer una reforma práctica de la realidad y tenía fe en el progreso. Se vuelve la mirada al clasicismo francés y a los modelos clásicos grecorromanos, con esto surge el Neoclasicismo.

La Prosa del Siglo XVIII

La prosa del siglo XVIII pretende difundir las ideas ilustradas. La prosa de ficción es muy escasa, donde destaca Vida de Diego Torres de Villarroel, muy parecida a la novela picaresca de Quevedo, y José Francisco de Isla con Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, donde ridiculiza la retórica eclesiástica. El género de la prosa más destacable de este siglo es el ensayo, donde destaca Fray Benito Jerónimo Feijoo con Teatro Crítico Universal, en oposición a la cultura barroca, e Ignacio Luzán con La Poética, que servía de guía para el resto de las obras. Cadalso, gran prosista, es destacable por:

  • Los eruditos a la violeta, donde critica a los individuos que aparentan tener conocimientos cuando son unos ignorantes.
  • Noches lúgubres, de espíritu romántico.

Jovellanos, de carácter moralista y reformista, es relevante por sus ensayos de carácter didáctico:

  • Memorias sobre espectáculos y diversiones públicas, donde critica los espectáculos y la cultura.
  • Informe sobre la Ley Agraria, donde pretende modernizar la sociedad económica y agraria.

La Poesía del Siglo XVIII

En la poesía se distinguen dos tipos:

  • Rococó: muy recargada de valor decorativo y con abundancia de adjetivos.
  • Anacreóntica: destacable por resaltar los placeres de la vida, naturales y sexuales.

Se distinguen tres grupos poéticos:

  • Tertulia de la Fonda de San Sebastián (Moratín y Cadalso).
  • Escuela de Salamanca (Valdés y Cadalso).
  • Escuela de Sevilla (Lista y Blanco White).

Juan Meléndez Valdés destacó en la anacreóntica y mantenía un estilo artificioso, delicado y sentimental, con abundancia de diminutivos. En sus textos filosóficos resaltaba un tono serio acorde con la gravedad de los asuntos tratados.

El Teatro del Siglo XVIII

El teatro que prevalecía a principios del siglo XVIII era el teatro posbarroco, caracterizado por los elementos fantásticos y de aventuras, y era el preferido por el público. El teatro neoclásico era el propio de los ilustrados y era destacable por:

  • Los Sainetes, de carácter cómico, pero criticado porque en esta época se pretendía reformar y educar a la gente.
  • Las Comedias Sentimentales, destacable por El delincuente honrado de Jovellanos.
  • Las Tragedias de Corte Clásico, caracterizadas por los actos heroicos, el patriotismo y elevados personajes, y destacable por Raquel de García de la Huerta.

Moratín destacó en la comedia neoclásica. Sus obras pretendían concienciar a la sociedad de la reforma, mantener una enseñanza didáctica, seguir las tres unidades clásicas de acción, tiempo y lugar (espacio) y por la verosimilitud.

  • El sí de las niñas, crítica de matrimonios consentidos.
  • La comedia nueva o el café, donde critica el teatro posbarroco.

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