La Sexualidad Humana: Dimensiones, Propósito y Virtudes Personales
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Sexualidad Humana: Un Enfoque Integral
La persona es una totalidad de cuerpo y alma. Cada ser humano es como hombre o como mujer, es decir, la personalidad de una persona sexuada. La sexualidad no es un mero atributo, tampoco se reduce a genitalidad, porque no se circunscribe solo al plano biológico. La sexualidad define al hombre y a la mujer también en los planos psicológico y espiritual.
La Dimensión Cognitiva de la Sexualidad
Tenemos tendencias que nos ayudan a conservarnos, a la vez que procuramos hacerlas propiamente humanas. De modo semejante, la sexualidad no se reduce a un instinto ni a una búsqueda ciega de placer o descendencia. Al realizar el acto sexual, una persona se encuentra con otra. Quiere realizar con ella un proyecto conjunto que es posible porque el varón y la mujer son complementarios. El género masculino se enriquece con el femenino y viceversa.
La Dimensión Procreativa de la Sexualidad
La relación sexual entre un hombre y una mujer permite, por su propia naturaleza, generar nuevos seres humanos. Así como el sentido natural de la nutrición consiste en mantener la vida del individuo, el de la sexualidad consiste en perpetuar la especie. Es algo más profundo, pues lo instintivo se transforma en una relación interpersonal y amorosa. Las personas no se reducen a ser meras productoras de hijos, y el placer, bueno y positivo, no es un fin en sí mismo. Practicar una relación sexual cerrada a la vida sería análogo a una falta de sentido, lo cual no proporciona felicidad y deshumaniza. La revelación de Dios muestra que la sexualidad es algo sagrado, es decir, pleno de valor y belleza. Él quiso que todos fuéramos llamados a la vida por medio de ella y también, gracias a ella, colaborásemos en la creación de otros seres humanos. Para entender en qué consiste esta ayuda, es preciso que cambiemos nuestra perspectiva. Los mandamientos potencian la libertad; son mandatos dirigidos al amor y, consecuentemente, prohíben lo contrario, pero no para limitar la libertad, sino para encaminarnos hacia la felicidad.
Castidad: Virtud y Unidad Personal
La castidad es la virtud mediante la que se integra la sexualidad en la persona y, por ello, significa la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual.
La castidad requiere una profunda comprensión de la persona, del sexo opuesto, del valor del compromiso, del matrimonio y de la virginidad. Para amar a alguien como se merece, hay que conocerlo y respetarlo; de esta manera, el amor por el otro no se reducirá a un medio para amarnos a nosotros mismos. Esta virtud consiste en ordenar la sexualidad a las metas que nos imponemos mediante la razón, un proyecto vital, el respeto a la persona amada y el deseo de cooperar con Dios. Para vivir la castidad necesitamos la ayuda de la gracia y el esfuerzo personal. Los medios sobrenaturales principales son la oración, el sacrificio y la recepción de los sacramentos.