El Sexenio Revolucionario y la Restauración en España: Transformaciones Políticas y Sociales del Siglo XIX

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El Sexenio Revolucionario (1868-1874)

Durante el reinado de Isabel II, que abarcó desde 1833 hasta 1868, España experimentó un período de agitación política y social. La corrupción era rampante en la corte, y la sociedad estaba marcada por profundas divisiones y desigualdades. En este tiempo, se produjeron varios conflictos, como la Primera Guerra Carlista, que tuvo lugar entre 1833 y 1840, y la Revolución de 1854, que reflejaba el descontento popular ante el régimen monárquico.

La Gloriosa y el Gobierno Provisional

En 1868, se desencadenó un importante evento conocido como "La Gloriosa". Todo empezó el 19 de septiembre de ese año en la ciudad de Cádiz, cuando un grupo de militares se pronunció en contra del gobierno de Isabel II. Esta rebelión pronto se extendió por todo el país, generando un clima de agitación que culminó con la partida de Isabel II al exilio. Este hecho marcó el inicio del Sexenio Revolucionario.

Tras la salida de Isabel II, se estableció un Gobierno Provisional que tomó las riendas del país. Este gobierno, formado por liberales progresistas y demócratas, asumió el poder y convocó a unas reuniones llamadas Cortes Constituyentes para reformar el sistema político español.

La Constitución de 1869 y el Reinado de Amadeo I

En 1869, durante las Cortes Constituyentes, se redactó una nueva constitución para España. Esta constitución estableció un nuevo modelo político, basado en una monarquía parlamentaria, y garantizó derechos fundamentales como la libertad de prensa, de asociación y de culto. Además, introdujo el sufragio universal masculino y abolió los señoríos.

Ante la dificultad de encontrar un nuevo monarca español, las Cortes Constituyentes ofrecieron la corona a Amadeo de Saboya, un príncipe italiano. Amadeo I ascendió al trono en 1870, pero su reinado estuvo marcado por numerosos desafíos, incluyendo la oposición de los republicanos y los carlistas, que deseaban un cambio más radical en el sistema político español.

La Primera República y el Fin del Sexenio

La incapacidad de Amadeo I para resolver los problemas políticos y sociales del país llevó a su abdicación en 1873. Tras su marcha, se proclamó la Primera República Española, que duró hasta 1874. Sin embargo, este período republicano estuvo marcado por numerosos conflictos internos y externos, incluyendo la Guerra Carlista y divisiones ideológicas.

El Sexenio Revolucionario llegó a su fin en 1874 con el golpe de Estado del general Arsenio Martínez Campos, que condujo a la restauración de la monarquía con la entronización de Alfonso XII. Este acontecimiento marcó el cierre de un período de transformación política en España y el inicio de una nueva etapa bajo el reinado de Alfonso XII.

La Restauración Borbónica (1874-1931)

El régimen de la Restauración en España, liderado por Antonio Cánovas del Castillo, se estableció tras el pronunciamiento militar de Martínez Campos en 1874, que restauró la monarquía en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Este régimen se caracterizó por ser monárquico, conservador y católico, con el objetivo de restaurar el orden social y respetar el sistema político liberal.

El Sistema Canovista

Cánovas, ideólogo clave del régimen, propuso un sistema político que combinaba elementos del Antiguo Régimen con características liberales. Abogó por mantener a los Borbones y el sufragio censitario, mientras que promovía la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, buscando un equilibrio entre la monarquía absoluta y la monarquía parlamentaria.

El Turno de Partidos

Para garantizar la estabilidad política, Cánovas propuso la creación de un sistema bipartidista, con el Partido Conservador, liderado por él mismo, y el Partido Liberal, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta. Este sistema, conocido como el Turno de Partidos, permitía una alternancia pacífica en el poder, evitando así el intervencionismo militar y los pronunciamientos.

La Constitución de 1876

La Constitución de 1876, redactada principalmente por Cánovas, estableció la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, fortaleciendo el poder de la Corona y creando un sistema bicameral. Sin embargo, esta constitución limitaba los derechos y libertades individuales, y no especificaba el tipo de sufragio para elegir el Congreso, lo que permitió la manipulación electoral.

El Caciquismo

El Turno de Partidos, aunque garantizaba la estabilidad política, no reflejaba necesariamente la voluntad de los electores, ya que las elecciones eran manipuladas por los "caciques", que influyeron en los resultados a través de métodos fraudulentos como la violencia, el cambio de votos por favores y el fraude electoral. Este sistema de adulteración electoral fue una característica clave del régimen de la Restauración.

En resumen, el régimen de la Restauración bajo el liderazgo de Cánovas del Castillo fue un intento de conciliar la monarquía con el liberalismo, estableciendo un sistema político bipartidista y un turno de partidos que garantizaba la estabilidad, pero a costa de la manipulación electoral y el caciquismo.

La Pérdida de las Últimas Colonias

El Camino hacia la Independencia

El proceso de independencia de las colonias españolas en América Latina ocurrió a principios del siglo XIX, pero Cuba, Puerto Rico y Filipinas permanecieron bajo dominio español. En 1865, España abandonó definitivamente Santo Domingo, que se dividió en Haití y la República Dominicana. En Cuba, surgieron sociedades secretas a favor de la autonomía e independencia en el siglo XIX, aunque fueron reprimidas. Durante la prosperidad económica de Cuba en los años 30, 40 y 50, las ideas liberales y nacionalistas ganaron fuerza entre las élites criollas.

Las Guerras de Independencia

La Guerra de los Diez Años (1868-1878) fue una rebelión cubana contra el gobierno español, que terminó con la Paz de Zanjón en 1878, prometiendo autonomía gradual a la isla. Sin embargo, la economía cubana sufrió y Estados Unidos aprovechó para expandir su influencia económica en la región. La Guerra Chiquita (1879-1880) fue una continuación de la resistencia cubana.

El Desastre del 98

La insatisfacción persistió, y en 1895 estalló una nueva insurrección liderada por José Martí. La intervención de Estados Unidos se hizo más evidente, y el estallido del Acorazado Maine en 1898 fue utilizado como pretexto para declarar la guerra a España. Estados Unidos ganó la guerra y España perdió sus colonias, firmando el Tratado de París en 1898.

Consecuencias del Desastre del 98

Las consecuencias fueron significativas: Cuba quedó bajo una influencia económica estadounidense considerable, mientras que España sufrió un deterioro de su prestigio internacional y una crisis interna. El Desastre del 98 marcó el fin del régimen de la Restauración y el inicio de un periodo de reformas y reflexión en España.

Las Desamortizaciones del Siglo XIX

Durante el siglo XIX en España, se llevaron a cabo importantes procesos desamortizadores que tuvieron un impacto significativo en la estructura económica y social del país. En el reinado de Isabel II, se implementaron dos desamortizaciones clave: la de Mendizábal y la de Madoz.

La Desamortización de Mendizábal (1836)

La desamortización de Mendizábal tuvo lugar en el contexto de la regencia de María Cristina en 1836. Bajo la dirección de Mendizábal como Ministro de Hacienda, se nacionalizaron todos los bienes de las órdenes religiosas, los cuales fueron puestos a la venta mediante subasta pública. Esta medida buscaba remediar la situación financiera precaria del Estado, financiar la guerra carlista y crear una nueva clase de propietarios que respaldaran el régimen liberal.

La Desamortización de Madoz (1855)

Por otro lado, la desamortización de Madoz se promulgó durante el bienio progresista de Isabel II. Bajo el mandato de Madoz como Ministro de Hacienda, se promulgó la Ley General de Desamortización, que puso en venta todos los bienes de propiedad colectiva, incluidos los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior y los de los municipios (de propios y comunales). Esta ley se basó en el procedimiento de subasta pública para la venta de los bienes.

Consecuencias de las Desamortizaciones

Estos procesos desamortizadores tuvieron varias consecuencias significativas:

  • Se produjo el desmantelamiento casi completo de las fuentes de riqueza de la Iglesia y la eliminación de la propiedad comunal.
  • Se redujo el problema de la deuda del estado, pero no se observó un aumento significativo en la producción agrícola.
  • La compra de tierra inutilizó un dinero que podría haberse invertido en el desarrollo industrial.
  • Se acentuó el latifundismo en algunas zonas de España.
  • Se produjo la pérdida y el expolio de bienes artísticos y culturales.

Cambios Agrarios en el Siglo XIX

En cuanto a los cambios agrarios del siglo XIX, si bien los procesos desamortizadores permitieron sacar al mercado un número importante de propiedades amortizadas, no se aplicaron medidas modernizadoras ni se introdujeron mejoras técnicas significativas. Como resultado, la productividad agrícola siguió siendo baja, aunque se observó un cierto crecimiento en la producción de cereales y una especialización regional en la producción agraria.

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