El Sexenio Revolucionario (1868-1874): De la Revolución Gloriosa a la Primera República
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1. La Revolución "Gloriosa" de 1868 y el Gobierno Provisional
La Revolución de 1868, conocida como "La Gloriosa", tuvo su origen en:
- Las contradicciones del régimen moderado de 1845, que marginó a los sectores más progresistas del liberalismo y a los grupos populares, integrados por organizaciones obreras, a la vez que los mecanismos electorales estaban totalmente controlados por los caciques.
- La crisis financiera de 1866.
- Una crisis de subsistencia que se produjo en 1868.
Por ello se volvió a repetir la conspiración, seguida del pronunciamiento militar, como forma de cambio político. Pero ahora, además, se unía un importante componente popular.
- La conspiración:
Políticos demócratas y progresistas promovieron desde el exilio el Pacto de Ostende (Bélgica, 1866), con el fin de destronar a la reina Isabel II y establecer unos derechos como el sufragio universal.
- El pronunciamiento de septiembre de 1868:
Los generales Prim y Serrano dirigieron un pronunciamiento militar que se inició en Cádiz. A ellos se unió el almirante Topete, al mando de la Armada. En el manifiesto "España con honra" proponían un Gobierno provisional y el sufragio universal, y declararon destronada a Isabel II, cuyas tropas fueron derrotadas por las del general Serrano en la batalla del puente de Alcolea.
Isabel II huyó a Francia desde San Sebastián, donde se encontraba veraneando con su familia.
La revolución se propagó por numerosas ciudades españolas y obtuvo el apoyo popular, liderado por los demócratas, que organizaron Juntas Revolucionarias, desde las que reclamaban la ampliación de los derechos democráticos (sufragio universal, libertad de imprenta, de culto y de asociación) y la supresión de los consumos (impuestos sobre artículos básicos) y las quintas.
Lo que inicialmente fue un pronunciamiento más se convirtió en un movimiento revolucionario que se resolvió con la aparición de un doble poder: Gobierno provisional y Juntas Revolucionarias.
El Gobierno provisional, presidido por el general Serrano y compuesto por progresistas y unionistas, convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio general masculino. A cambio, tuvo que cumplir con la disolución de las Juntas, la mayor parte del programa demócrata.
En las elecciones a Cortes Constituyentes de 1869 se configuró un nuevo mapa político: en primer lugar, quedaron los unionistas, teniendo la mayoría en el centro político (progresistas y demócratas); en segundo lugar, quedaron los republicanos (izquierda), seguidos de los moderados y carlistas (derecha).
2. La Constitución de 1869 y la regencia de Serrano (1869-1870)
Las Cortes Constituyentes elaboraron la Constitución de 1869, de carácter democrático y liberal, que habría de sustituir a la muy moderada de 1845. Establecía:
- Soberanía nacional, expresada mediante el sufragio general masculino.
- Ampliación de derechos. La garantía de las libertades de expresión y prensa, de reunión y de asociación (esta aparece por primera vez en el constitucionalismo español).
- Estado aconfesional, libertad de culto (también es reconocida por primera vez) y de enseñanza.
- División de poderes claramente establecida. El poder legislativo residía en unas Cortes bicamerales: Congreso y Senado, pero este es elegido también por sufragio universal aunque indirecto (a diferencia de la de 1845).
- La monarquía constitucional continuaba, pero con mayor delimitación del poder.
Una vez aprobada la Constitución y hasta encontrar un rey para el trono español, fue nombrado regente el general Francisco Serrano, el cual encargó formar gobierno al general Juan Prim. Los problemas a afrontar fueron:
- Las sublevaciones republicanas, sobre todo en Cataluña, Valencia y Andalucía; los motines de subsistencia y contra las quintas, y las huelgas industriales organizadas que constituyeron los primeros pasos del movimiento obrero.
- Los problemas de la Hacienda. Laureano Figuerola, ministro de Hacienda, no abordó una reforma fiscal que permitiera reducir la deuda pública. Estableció la peseta como única moneda nacional y medidas liberalizadoras, como la reducción de los aranceles y la Ley de Minas (dejan de ser monopolio de la Corona).
- La "Guerra de Cuba", que duraría diez años (1868-1878) y ocasionaría miles de muertos.
- La búsqueda de un rey entre distintos candidatos: entre ellos, el duque de Montpensier, cuñado de Isabel II, el príncipe alemán Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen (candidatura que acabaría provocando la guerra franco-prusiana), e incluso el mismo Espartero. Finalmente, fue elegido Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel II, que había llevado a cabo la unificación de Italia y tenía un marcado carácter liberal.
3. La monarquía de Amadeo de Saboya (enero 1871 - febrero 1873)
Amadeo I reinó en España poco más de dos años (1871-1873), asumiendo el papel de monarca constitucional, que reina, pero no gobierna. El nuevo rey se encontró un país con numerosos problemas políticos:
- Tuvo escasos apoyos políticos y sociales. Tanto los alfonsinos, que cada vez iban teniendo más partidarios, como los carlistas, lo consideraban un intruso, y también tuvo el rechazo de los republicanos. Además, su principal valedor, el general Prim, fue asesinado el día que Amadeo llegó a España como nuevo rey.
- Continuaba la Guerra de Cuba del 68, a la vez que se puso de manifiesto la oposición de los hacendados españoles (propietarios de las plantaciones de caña) a la abolición de la esclavitud.
- Comenzó la Tercera Guerra Carlista, iniciándose insurrecciones en Cataluña, Navarra y el País Vasco.
- La Iglesia se oponía a la libertad de cultos y a la separación entre Iglesia y Estado.