Seguridad en los Juguetes y el Juego en la Infancia
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Seguridad en los Juguetes
La seguridad de los juguetes se armoniza a nivel europeo para que estos respondan a las exigencias esenciales durante su fabricación. Para garantizar los requisitos de seguridad, el gobierno español ha promulgado una serie de decretos en concordancia con las normativas de la Unión Europea. Los juguetes que respetan estas exigencias llevan marcadas las siglas CE de conformidad.
Directivas y Decretos
Estas directivas y decretos son:
- Directiva 2009/48/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de junio de 2009: Fija el marco jurídico de la seguridad de los juguetes de la UE, con la finalidad de asegurar que todos los juguetes comercializados en ella cumplen con las exigencias esenciales de seguridad. Esta directiva revisa y mejora algunos aspectos de la anterior directiva 88/378 CEE sustituyéndola progresivamente.
- Real Decreto 1205/2011 de 26 de agosto, sobre la seguridad de los juguetes: Incorpora al ordenamiento jurídico español la directiva del Parlamento Europeo.
Las comunidades autónomas aplican la normativa estatal sobre seguridad en los juguetes, y las normas propias de carácter general sobre consumo, mercado interior y protección del menor.
Pruebas de Seguridad
Actualmente solo pueden venderse en el mercado los juguetes que se adecuan a los requisitos de seguridad, por lo que cada juguete se somete a unas pruebas especiales, según la edad a que va dirigido, en unos laboratorios de control de calidad y seguridad. En estos laboratorios los juguetes se someten a pruebas mecánicas y físicas de inflamabilidad, de seguridad química y seguridad eléctrica, todas ellas referentes a la seguridad pero no a la calidad. Si superan estas pruebas obtienen el certificado de la UE.
Etiquetado
En el etiquetado del juguete deben aparecer las iniciales CE, que garantizan que cumple la normativa nacional que incorporan las normas armonizadas correspondientes. Otro símbolo que podemos encontrar en el embalaje del juguete es la marca "N" que identifica a aquellos juguetes que han pasado una auditoría de certificación de calidad, y por lo tanto cumplen con las normativas establecidas según los criterios exigidos por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR).
El Juego, una Actividad Básica de la Infancia
El juego no es exclusivo de los niños y niñas, también las personas adultas disfrutan de él, ni siquiera es exclusivo del ser humano. Frente a la amplitud de contenidos que rodean a la actividad lúdica, es muy difícil establecer una definición que sea ampliamente aceptada y que integre las diversas perspectivas.
El juego es una actividad innata y espontánea ejercida por una o varias personas con fines recreativos y de entretenimiento. La práctica de dicha actividad genera placer y es fundamental para el desarrollo integral de la persona, especialmente en los primeros años de vida.
Las Características del Juego
Las principales características que definen la actividad lúdica son las siguientes:
- Es una actividad natural y espontánea que proporciona placer y satisfacción.
- El juego se da en todas las culturas y en todas las fases de la historia.
- Es una actividad gratuita que se hace por gusto sin esperar resultados.
- Es libre, voluntario y deseado. No puede ser impuesto, aunque a veces requiere motivación para activar la participación.
- La finalidad del juego es intrínseca. Se juega por el placer de jugar, no importa el resultado, lo importante es el proceso.
- Implica actividad aunque no necesariamente física.
- Ayuda a desarrollar las facultades psíquicas y físicas y sirve para conocer las propias aptitudes y limitaciones.
- Facilita el proceso de socialización, relacionarse y cooperar con los iguales creando vínculos afectivos.
- El juego es un medio de aprendizaje, para ello no es necesario que sea intencionado ni que lleve la etiqueta de "educativo".
- En función de la edad o etapa evolutiva, el juego varía.
- Se puede adaptar a diferentes situaciones y necesidades. Por ello cumple una función compensatoria de desigualdades, integradora y rehabilitadora.
El Derecho a Jugar
El derecho al juego está reconocido en el Principio 7 de la Declaración de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 30 de noviembre de 1959.
Principio 7
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.
Jugar es un recurso excelente de diversión y aprendizaje para todas las edades y representa, además, una actividad importante que favorece la relación y comunicación entre personas adultas, niños, niñas y adolescentes.
El Juego Según la Etapa Evolutiva
La mayoría de los autores están de acuerdo en tomar como referencia las propuestas de J. Piaget a la hora de realizar una clasificación del tipo de juegos en función de la edad. De todas maneras hay que tener en cuenta que las edades no dividen a rajatabla los diferentes estados de la evolución del juego, ya que dependerá de la madurez de cada individuo y de sus experiencias. También en muchos casos, cuando aún no ha desaparecido un tipo de juego, aparece otro, solapándose y aumentando las posibilidades de acción.
Teniendo en cuenta estas premisas se pueden establecer las etapas siguientes:
1. De cero a dos años. El juego sensorio-motriz.
En esta etapa, la evolución del niño y la niña se centra en aspectos sensorio-motores. Se ha de procurar que perciban una información diversa a través de todos los sentidos y que hagan ejercicios de motricidad variados y abundantes.
En estas edades se dedicarán a explorar, experimentar y descubrir las diferentes posibilidades que les ofrece su cuerpo, la interrelación con los objetos y juguetes y en general, el entorno, a medida que vaya progresando en su autonomía. Sus juegos consisten en arrastrar, tirar, golpear, chupar, etc. Explorando los diferentes materiales a su alcance.
Algunos juegos como la cesta de los tesoros, para bebés de entre seis y doce meses o el juego heurístico, para niñas y niños de entre doce y veinticuatro meses, son juegos que se programan para estas edades.
2. De dos a seis o siete años. El juego simbólico y de imitación.
Los niños y niñas interiorizan el mundo que los rodea. Empiezan con la imitación directa, alrededor de los dieciocho meses, interpretando vivencias y secuencias de la vida.
Mediante el juego simbólico canalizan todo un mundo de tensiones y deseos afectivos, liquidan conflictos, compensan necesidades no satisfechas e invierten papeles.
Alrededor de los cuatro años empiezan a jugar con los compañeros y compañeras, reproducen el mundo de las personas adultas y sus acciones van correspondiendo a un argumento que tiene un principio y un final, dan de comer a las muñecas y las riñen si no se lo acaban todo, juegan a ser maestros y maestras imitando enfados e imponiendo deberes o a médicos que ponen inyecciones y administran jarabes malísimos, etc.
3. De siete a doce años. El juego socializador y de reglas.
Los juegos sociales implican la observancia de unas ciertas reglas, cierta comunicación, cierta capacidad para adaptarse, ceder, convencer, etc. Todos estos aprendizajes los utilizarán después en la vida adulta.
El juego socializador suele ser un juego típicamente motor, de habilidades, con normas y reglas arbitrarias o reglas establecidas por el propio grupo, que exigirá a sus miembros que las respeten rajatabla.
En esta fase no se abandona el juego simbólico y se introduce el juego electrónico.
4. A partir de los doce años. Juegos organizados y reglados.
A partir de los doce años el juguete pierde importancia ya que la gana el juego organizado. El juego de reglas supone relaciones sociales o interindividuales y una organización colectiva de las actividades lúdicas.
Este tipo de juegos ayuda a los niños y niñas en la organización y en la disciplina, al mismo tiempo que les enseñan a someter los propios intereses a la voluntad del grupo. A partir del juego en equipo, el niño aprenderá a ser él, a ser un individuo, a ver que también existen los demás y a respetar sus personalidades.
El juego electrónico es la estrella en esta etapa ya sea jugado de forma individual o disputado entre varios jugadores.
A partir de los catorce años, el juego pierde importancia como tal, pero sigue inmerso en nuestras vidas en diferentes formas, como deporte, de forma pasiva en la televisión, con nuestros hijos, en cenas con magos, el juego sexual, etc.