La Segunda República y el Franquismo: De la Reforma a la Dictadura
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La Segunda República Española
El Bienio Reformista
La Ley de Bases de Reforma Agraria y el Instituto de Reforma Agraria fueron dos pilares fundamentales de este periodo. Además, se implementaron reformas militares con la Ley Azaña de 1931 (Ley de Retiro de la Oficialidad), que buscaba modernizar, reducir y profesionalizar un ejército monárquico considerado obsoleto y sobredimensionado. Esta ley permitió la reducción del número de oficiales al conceder el retiro con sueldo íntegro a aquellos que no jurasen fidelidad a la República. También se acortó el servicio militar a un año, se cerró la Academia Militar de Zaragoza y se reafirmó la primacía de la autoridad civil sobre la militar. Finalmente, se creó la Guardia de Asalto.
Estas reformas encontraron oposición en la derecha, la Iglesia y el ejército. La política religiosa provocó el rechazo de la Iglesia católica hacia la República. Algunos militares comenzaron a conspirar, resultando en el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932 (la Sanjurjada). Asimismo, se generó desconfianza entre el empresariado industrial y los grandes propietarios agrícolas. La polarización de la derecha también dio lugar a la aparición de formaciones fascistas, siguiendo la tendencia europea, que se opusieron abiertamente a la República.
Por otro lado, la izquierda radical (anarquistas y comunistas) consideraba las reformas lentas e insuficientes, defendiendo una revolución social inmediata. Esto provocó conflictos sociales, huelgas obreras y ocupaciones de tierras. Aunado a la crisis económica de 1929 y las medidas de contención del gasto del gobierno, la conflictividad social y las huelgas aumentaron. Destacan los levantamientos mineros en Cataluña en 1932, en el Alto Llobregat, y los sucesos de Castilblanco de los Arroyos, Arnedo y Casas Viejas, que fueron reprimidos duramente por el gobierno republicano.
Esta situación llevó a la dimisión de Azaña en noviembre de 1933 y a la convocatoria de elecciones por parte de Alcalá Zamora. El triunfo de la derecha dio inicio al Bienio Conservador, que supuso el fin de las reformas anteriores.
La Guerra Civil Española
Alemania e Italia apoyaron a los golpistas desde el inicio. Sin embargo, las democracias occidentales, temiendo una guerra europea, retiraron su apoyo. Francia, gobernada por León Blum, inicialmente dispuesta a enviar armas, finalmente aceptó las indicaciones de Gran Bretaña. Las fuerzas democráticas, los partidos progresistas y las organizaciones obreras apoyaron a la República, viéndolo como una lucha por la democracia y la libertad. En contraste, las fuerzas conservadoras de las democracias occidentales, junto con los partidos nazi y fascista de Alemania e Italia, vieron la insurrección como una barrera contra el comunismo y una oportunidad para defender los valores tradicionales.
La España Republicana
José Giral enfrentó el doble problema de las Juntas Populares y Comités, y la colectivización de tierras y expropiación de industrias en la retaguardia. En septiembre de 1936, Azaña encargó el gobierno a Francisco Largo Caballero. Su gobierno, una coalición de republicanos, nacionalistas vascos y catalanes, comunistas y anarquistas, se propuso recuperar el control de las milicias, creando el Ejército Popular de la República, y organizar la economía de guerra. Las divergencias internas culminaron en los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, con enfrentamientos entre socialistas, comunistas y anarquistas, lo que provocó la dimisión de Largo Caballero.
En mayo de 1937, Azaña encargó el gobierno a Juan Negrín, quien buscó la unidad política y militar con la formación del Ejército Popular y el control de la producción. Las dificultades militares y la financiación de la guerra llevaron a Negrín a buscar una salida negociada, que Franco rechazó.
La España Sublevada
Tras la muerte del general Sanjurjo en julio de 1936, se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional. Se prohibieron partidos políticos y sindicatos, se censuró la prensa, se suspendió la Constitución y los derechos civiles, y se paralizó la Reforma Agraria. Franco fue designado jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos. En abril de 1937, el Decreto de Unificación agrupó a las fuerzas políticas del bando nacional en Falange Española Tradicionalistas y de las JONS, con Franco como jefe nacional. En enero de 1938, se formó el primer gobierno presidido por Franco. Se suprimieron libertades, se restableció la pena de muerte y se aprobaron leyes fundamentales como el Fuero del Trabajo. La Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 permitió la represión de personas vinculadas a la República. Desde julio de 1936, los militares sublevados llevaron a cabo una brutal represión. Económicamente, la zona nacional, con la mayor parte de las zonas agrícolas, no sufrió problemas de abastecimiento, pero sí carencias industriales. Se paralizó la reforma agraria y se restituyeron las tierras a sus antiguos propietarios. Recibió ayuda de Italia y Alemania.
El Franquismo
El ejército fue el principal apoyo del régimen, participando activamente en el poder y la represión política. FET y de las JONS, el partido único, amplió su influencia a través de organizaciones como el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el SEU, la CNS y el Sindicato Vertical. Controló los medios de comunicación y la propaganda. La Iglesia católica tuvo un papel activo en la defensa del régimen, obteniendo beneficios económicos y control del sistema educativo.