La Segunda República Española: Transformaciones Clave y Conflictos Sociales (1931-1933)
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El Bienio Reformista (1931-1933)
Niceto Alcalá-Zamora fue el primer presidente de la República y Manuel Azaña el presidente del Gobierno. El nuevo gobierno contó con el apoyo de casi todos los partidos del Gobierno Provisional, excepto los radicales de Alejandro Lerroux. Se continuó la aplicación del programa de reformas puesto en marcha por los primeros decretos de abril de 1931.
Programa de Reformas
Durante el Bienio Reformista se impulsaron importantes reformas en diversos ámbitos:
- Reforma territorial: Destaca la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña (1932).
- Reformas sociales: Se legisló sobre la jornada laboral de ocho horas y se reconoció el derecho de huelga.
- Reforma educativa: Se marcó el objetivo de reducir el analfabetismo mediante una educación liberal, laica, mixta, gratuita y obligatoria.
- Reforma militar: Conocida como Ley Azaña (1931), estableció la obligación de los militares de prestar juramento de fidelidad a la República y permitió el retiro voluntario con sueldo íntegro.
- Reforma agraria: En 1932 se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de la expropiación con indemnización de latifundios para su reparto entre campesinos.
Oposición y Conflictividad Social
La oposición al gobierno republicano-socialista se concretó alrededor de figuras como José María Gil Robles y José Antonio Primo de Rivera.
El Gobierno republicano-socialista hubo de enfrentarse a huelgas de obreros y campesinos, a ocupaciones de tierras protagonizadas por la CNT y a hechos violentos como los de Casas Viejas (Cádiz, 1933).
Los Sucesos de Casas Viejas (Enero 1933)
El 11 de enero de 1933 tuvo lugar en la localidad de Casas Viejas (Cádiz) una revuelta protagonizada por un amplio grupo de jornaleros anarquistas. Ocuparon fincas y proclamaron el comunismo libertario, secundando la huelga general revolucionaria convocada por la CNT en toda España. Los jornaleros destituyeron al alcalde e intentaron tomar el cuartel de la Guardia Civil. Durante el enfrentamiento, hirieron de muerte a un sargento y a un guardia.
La dura represión de estos sucesos supuso un gran desgaste y el final del gobierno de Azaña. Los socialistas comenzaron a rechazar un gobierno cuyos instrumentos de represión provocaron la muerte de campesinos. La coalición republicano-socialista entró en crisis y Azaña dimitió. Alcalá-Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933.
Impulso Cultural y Educativo Republicano
La República recibió el apoyo de muchos intelectuales. El lema de “cultura para todos” se convirtió en un objetivo colectivo. Muchos dirigentes republicanos y socialistas pertenecían al mundo cultural y veían en el ideal republicano el instrumento capaz de regenerar el país.
José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón se presentaron a las elecciones de 1931, consiguiendo el acta de diputados por la Agrupación al Servicio de la República. Sin embargo, grandes intelectuales como Miguel de Unamuno y Pío Baroja, integrantes de la Generación del 98, se sintieron desplazados por algunas medidas adoptadas por el Gobierno de Azaña y rechazaron, al igual que el propio Ortega y Gasset posteriormente, la demagogia de los gobernantes.
Literatos como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Miguel Hernández o cineastas como Luis Buñuel, componentes de la Generación del 27, se sintieron, no obstante, plenamente identificados con el ideal republicano.
Reforma Educativa y Modelo Pedagógico
El Gobierno Provisional diseñó un ambicioso plan educativo de cuya aplicación se ocuparon Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos. Este plan seguía el modelo de la Institución Libre de Enseñanza (ILE): una escuela laica, mixta, obligatoria y gratuita.