La Segunda República Española: Orígenes, Fases y Desafíos
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La Segunda República Española fue una nueva etapa en la historia de España, marcada por profundos cambios políticos y sociales. Se inició con un gobierno provisional encabezado por Niceto Alcalá-Zamora, en el que destacaban figuras como Francisco Largo Caballero y Manuel Azaña.
Elecciones a Cortes Constituyentes y la Constitución de 1931
Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, en las que la izquierda (PSOE) obtuvo la mayoría, seguida por el centro (Partido Radical). Estas Cortes aprobaron una nueva Constitución, promulgada el 9 de diciembre de 1931, con las siguientes características:
- España se define como una república democrática de trabajadores de toda clase social.
- Se aprueba una amplia declaración de derechos.
- El Estado se declara unitario, pero con la posibilidad de establecer autonomías.
- El Estado será formalmente laico, prohibiendo a los colegios religiosos ejercer la enseñanza. La educación es pública, obligatoria y gratuita.
El primer presidente de la República fue Alcalá-Zamora, y Manuel Azaña fue el jefe de gobierno.
Bienio Social-Azañista (1931-1933)
España fue gobernada por una coalición de republicanos de izquierdas y socialistas. Se propusieron una profunda transformación de la realidad española, con tres reformas fundamentales:
Reforma Militar
Llevada a cabo por Manuel Azaña, redujo el número de oficiales. Sin embargo, esta reforma no logró asegurar la felicidad del Ejército.
Reforma Educativa
Se aprobó un ambicioso programa de reforma educativa, creando escuelas con el objetivo de luchar contra las altas tasas de analfabetismo.
Reforma Agraria
Se implementaron medidas económicas urgentes para proteger a los arrendatarios y jornaleros. La medida más importante fue la expropiación de tierras de los grandes latifundistas. Se aprobó la Ley de Reforma Agraria y se creó el Instituto de Reforma Agraria.
Parte del ejército se opuso a la reforma militar de Azaña, lo que llevó al General Sanjurjo a intentar un golpe de Estado que fracasó en el verano de 1932. La Iglesia también se opuso frontalmente a la República, y una pastoral de Pedro Segura, Cardenal-Arzobispo de Toledo, mostró su nostalgia por la monarquía. La falta de apoyos llevó al Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, a disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones.
Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
En estas elecciones, en las que votaron por primera vez las mujeres, el centro y la derecha obtuvieron la victoria. El nuevo gobierno paralizó las reformas del bienio anterior. Ante las exigencias de la CEDA, Lerroux permitió que algunos miembros del partido de Gil Robles entraran como ministros en su Gobierno.
La Revolución de Octubre de 1934
El principal problema que hubo que afrontar fue la huelga revolucionaria convocada por la izquierda en octubre de 1934. La huelga tuvo un seguimiento irregular, pero triunfó en la cuenca minera de Asturias y tuvo incidencia en otras zonas de España. El gobierno envió al Ejército, y durante dos semanas Asturias fue un campo de batalla. La Revolución de Octubre de 1934 se saldó con miles de muertos.
El gobierno suspendió la autonomía de Cataluña y encarceló al Gobierno de la Generalitat, que se había sublevado. A partir de octubre de 1934, la situación política se paralizó entre la extrema derecha e izquierda. La caída del gobierno radical-cedista en 1935 trajo como consecuencia el hundimiento del Partido Radical, que se vio involucrado en varios escándalos de corrupción. Nuevamente se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones en febrero de 1936.
Frente Popular (1936)
Las fuerzas de la política de izquierda acudieron unidas bajo el nombre de Frente Popular, mientras que la derecha acudió dividida. Las elecciones las ganó el Frente Popular en febrero de 1936.
Inicialmente, solo participaban partidos republicanos de izquierdas, y el presidente de la República fue sustituido por Manuel Azaña. Los elementos más relevantes fueron la aceleración de las reformas del primer bienio y la amnistía de los detenidos en 1934.
En la primavera de 1936, la tensión política y la violencia se apoderaron de España. Francisco Largo Caballero, líder de UGT, abogaba por una revolución obrera en España, mientras que falangistas y anarquistas asesinaban a sus enemigos políticos. Entre los principales crímenes se encuentran el asesinato del teniente Castillo, que tenía ideologías de izquierdas, y el asesinato de José Calvo Sotelo el 12 de julio por líderes de la derecha española.
Un sector del ejército liderado por el general Mola preparaba un golpe de Estado contra la República, lo que estaba a punto de desencadenar la Guerra Civil Española.