La Segunda República Española: Constitución, Reformas y el Camino a la Guerra Civil
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Características de la Constitución de 1931 y Primeras Medidas
La Constitución de 1931 estableció un nuevo marco político en España:
- El poder legislativo residía en las Cortes (unicamerales), mientras que el poder ejecutivo recaía en el Consejo de Ministros y en el Presidente de la República. Por primera vez se establecía el sufragio universal, incluyendo tanto a hombres como a mujeres.
- Proclamaba la aconfesionalidad del Estado (separación Iglesia-Estado), aunque se respetaban todos los cultos y creencias. Se permitió el matrimonio civil y el divorcio.
- Reconocía los derechos individuales y se establecían amplias libertades públicas.
Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y Manuel Azaña ocupó inicialmente la presidencia del Gobierno.
Las Reformas Republicanas
El gobierno republicano emprendió una serie de reformas profundas:
h3>Reforma Militar
Se emprendió la reforma del ejército con la intención de modernizar una institución considerada atrasada técnicamente y con un exceso de mandos en relación con la tropa.
h3>Reforma Educativa
Se realizó una reforma educativa basada en principios de una escuela laica, obligatoria y gratuita.
h3>Reforma Territorial
Se procedió a una reforma territorial que reconocía la pluralidad de España e iniciaba una descentralización del Estado (ej. Estatuto de Autonomía de Cataluña).
h3>Reforma Agraria
Se abordó la reforma agraria con tres objetivos principales:
- Poner fin al problema del latifundismo y del paro crónico de los jornaleros.
- Lograr apoyos sociales para el régimen republicano en el campo.
- Incrementar la capacidad adquisitiva de los campesinos para estimular la economía.
Para poner en práctica la Ley de Reforma Agraria (1932) se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de indemnizar a los propietarios expropiados y de facilitar el asentamiento de familias campesinas en las tierras.
Del Golpe de Estado a la Guerra Civil
El 17 de julio de 1936 en Canarias y algunas plazas africanas (Melilla, Ceuta), y el 18 de julio en la Península, un sector importante del ejército protagonizó un golpe de Estado contra el gobierno de la República. La sublevación (alzamiento) contó con el apoyo de los grupos sociales que se habían opuesto a las reformas republicanas (falangistas, tradicionalistas, monárquicos, grandes terratenientes, etc.).
Se mantuvieron fieles al gobierno republicano algunos núcleos del ejército y de la Guardia Civil, la mayoría de la Guardia de Asalto, las clases populares (obreros, jornaleros) y parte de las clases medias. Para frenar a los rebeldes, José Giral, nuevo jefe de gobierno, entregó armas a las milicias de partidos y sindicatos obreros.
La división de España en dos zonas enfrentadas supuso el inicio de una cruenta Guerra Civil. El alzamiento triunfó inicialmente en las regiones predominantemente agrícolas y de orientación política conservadora. Los sublevados controlaban Canarias, parte de Andalucía, Castilla y León, Navarra, Galicia, Baleares (excepto Menorca) y un sector de Aragón y Extremadura. El alzamiento fracasó en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao) y las principales regiones industriales y obreras. La República logró mantener bajo su control Cantabria, Asturias, Cataluña, todo el Levante, Madrid, Castilla-La Mancha y la mayor parte del País Vasco y Andalucía.
La Revolución Social en la Zona Republicana
Tras el fracaso parcial del golpe, en la zona que permaneció leal a la República, se produjo una profunda revolución social. El gobierno republicano perdió parte del control efectivo; disolvió el ejército tradicional en esas áreas y confió la defensa de la República a las milicias populares organizadas por partidos y sindicatos. Se crearon comités obreros que, en muchos lugares, dirigían no solo el esfuerzo bélico sino también la vida civil en la retaguardia. Estos comités ocuparon y colectivizaron fábricas, tierras y otras propiedades, confiscando bienes de aquellos considerados afines a la sublevación.
La Internacionalización del Conflicto
La guerra en España fue vista internacionalmente como una confrontación entre las fuerzas democráticas (apoyadas por la izquierda y la URSS) y los regímenes fascistas totalitarios (Alemania e Italia) que apoyaban a los sublevados. España se convirtió en el primer escenario bélico donde combatieron directamente las fuerzas que acabarían enfrentándose en la Segunda Guerra Mundial.
Para intentar no agravar la tensión europea, Francia y Gran Bretaña impulsaron una política de neutralidad formal a través del Comité de No Intervención. Sin embargo, esta política perjudicó principalmente a la República, mientras los gobiernos italiano, alemán y portugués dieron su apoyo decidido a los franquistas. Los sublevados contaron desde el primer momento con ayuda militar crucial alemana e italiana. La ayuda alemana fue especialmente importante en aviación (con la famosa Legión Cóndor), artillería, carros de combate y equipos de transmisiones. Italia aportó un considerable número de soldados (Corpo Truppe Volontarie) y material de guerra.
Mientras Francia cerró su frontera y Gran Bretaña aplicaba estrictamente la no intervención, la URSS se convirtió en el principal, aunque no único, apoyo exterior al gobierno republicano, suministrando armamento, asesores y técnicos (a cambio de las reservas de oro del Banco de España). Además, la causa republicana recibió una oleada de solidaridad internacional, y miles de voluntarios antifascistas de diversos países llegaron a España para luchar en las Brigadas Internacionales en defensa de la legalidad republicana.