La Segunda República Española: del Bienio Radical-Cedista a la Guerra Civil

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La Segunda República: el Bienio Radical-Cedista. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular.

Tras las elecciones de 1933, se formó un gobierno conservador con la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) como principal fuerza (115 diputados) y el Partido Radical de Lerroux como apoyo (102 diputados). El PSOE quedó relegado a la tercera posición. Lerroux fue el encargado de formar gobierno. El acuerdo con Gil Robles, líder de la CEDA, supuso la salida de Martínez Barrio del gobierno y el descontento de algunos diputados del Partido Radical que no veían con buenos ojos esta alianza.

La Revolución de Octubre de 1934

Durante el verano de 1934, el PSOE preparó una insurrección con la intención de tomar el poder en caso de que se cumplieran las previsiones y la CEDA entrara en el gobierno. Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña, se sumó a la alianza obrera. La CNT se mantuvo al margen, excepto en Asturias, que sería precisamente el único lugar donde la revolución triunfó.

La UGT declaró una huelga general revolucionaria para evitar el ascenso de los que consideraban "enemigos de la república". El gobierno declaró el estado de guerra. En Cataluña, Companys proclamó la República Federal Catalana e intentó negociar la adhesión del general Batet, jefe de la guarnición de Barcelona, sin éxito.

El gobierno Radical-Cedista

El gobierno aprobó una ley por la que se aumentaban las indemnizaciones a los propietarios de tierras expropiadas durante la reforma agraria, lo que generó un gran malestar entre los campesinos.

El gobierno del Frente Popular

En las elecciones de febrero de 1936, la victoria fue para el Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda. El gobierno del Frente Popular fue un gobierno débil formado por republicanos de izquierda. Poco después de las elecciones, los partidos de izquierda acordaron la sustitución de Alcalá Zamora como presidente de la república por Manuel Azaña. En todo el país, la violencia callejera fue en aumento. El asesinato del político derechista José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936 fue el detonante de la Guerra Civil.

La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El desarrollo del conflicto: etapas y evolución de las dos zonas.

El general Mola, desde Pamplona, coordinó el levantamiento militar. El asesinato de Calvo Sotelo resolvió las dudas de los aún indecisos, como Franco.

La sublevación

El 17 de julio de 1936 estalló la sublevación en Marruecos y al día siguiente en la península. La España "nacional" se consolidó en el territorio donde la sublevación triunfó, principalmente en las regiones donde predominaba la derecha. La España republicana quedó dividida en dos zonas: la zona centro-sur y la cornisa cantábrica, por un lado, y Cataluña, por otro.

Los primeros meses de la guerra

Desde Canarias, Franco, como jefe del ejército del sur, organizó la columna al mando del teniente coronel Yagüe que debía dirigirse a Madrid. Tomando Mérida y Badajoz, Franco desvió una columna para liberar el Alcázar de Toledo, que soportaba un asedio de dos meses. El gobierno republicano se trasladó a Valencia y encargó la defensa de Madrid a una Junta presidida por el general Miaja. Durante este periodo, llegaron a España las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios extranjeros que apoyaban la causa republicana.

La ocupación del Norte

Franco cambió la estrategia de la guerra y trasladó la lucha al norte: una zona republicana aislada y de gran valor industrial. La ofensiva se inició en abril de 1937 y al mes siguiente se rompió el cinturón de hierro de Bilbao. El ejército republicano realizó ofensivas en Brunete y en Belchite, pero no logró detener el avance franquista.

Avance hacia el Mediterráneo

En diciembre de 1937, el gobierno de Negrín, con el objetivo de ganar tiempo y esperando la intervención de las potencias democráticas, desencadenó una importante ofensiva con la que conquistó Teruel. Franco decidió entonces realizar una rápida ofensiva hacia el Mediterráneo a través del valle del Ebro y a mediados de abril de 1938 llegó a Vinaroz. El ejército nacional reaccionó y durante tres meses tuvo lugar la batalla del Ebro, la batalla decisiva y más cruenta de la guerra civil, tras la cual el ejército republicano fue obligado a replegarse a la otra orilla del río.

El final de la guerra

A finales de 1938, el gobierno republicano sólo controlaba la zona centro. Mientras, el coronel Casado, con el apoyo de Besteiro y parte de la UGT, dio un golpe de estado contra el gobierno de Negrín con el objetivo de negociar la paz. El 28 de marzo de 1939, las tropas nacionales entraron en Madrid sin resistencia y el 1 de abril se anunció el fin de la guerra.

Evolución política de las zonas durante la Guerra Civil

La zona republicana

En la zona republicana, se desencadenó una oleada de violencia incontrolada contra las clases acomodadas y la Iglesia, a la vez que se colectivizaban gran parte de las tierras y las empresas. Azaña nombró jefe de gobierno al líder socialista Largo Caballero, con el objetivo de restablecer la autoridad del estado. Largo Caballero ordenó la militarización de las milicias, reorganizó el ejército con la creación de las brigadas mixtas y trató de controlar la revolución social. Los comunistas, cada vez con mayor influencia por el control que tenían de los suministros rusos, se opusieron a la política de Largo Caballero. Los comunistas exigieron entonces la disolución del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y la detención de sus dirigentes. Como Largo Caballero se opuso, fue sustituido por Juan Negrín, más afín a la estrategia comunista de resistir hasta el último momento, esperando que el estallido de la Segunda Guerra Mundial les favoreciera.

La zona nacional

En la zona nacional, se formó una Junta de Defensa Nacional formada por los militares sublevados. El 1º de octubre de 1936, el general Franco fue nombrado por la Junta Militar Generalísimo y jefe del nuevo estado. En abril de 1937, se decretó la unificación de todos los partidos que apoyaban el golpe militar en un único partido: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), del que Franco pasaba a ser su jefe nacional o Caudillo. La Iglesia apoyó al nuevo estado y la represión contra los vencidos fue brutal.

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