Segunda República Española: Antecedentes, Desarrollo y Crisis (1931-1936)

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Antecedentes: Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera

Antes de la proclamación de la Segunda República, España vivió el reinado de Alfonso XIII, monarca borbón que sucedió a Alfonso XII. Su llegada al trono en 1902 coincidió con un período de gran inestabilidad, marcado por las consecuencias del Desastre del 98, que supuso la pérdida de las últimas colonias españolas.

Tras la muerte de Cánovas del Castillo y Sagasta, líderes de los partidos conservador y liberal respectivamente, Antonio Maura (conservador) y José Canalejas (liberal) tomaron el relevo, representando la corriente regeneracionista. Maura, durante su gobierno, aprobó leyes como la de Administración Local y la de Represión del Terrorismo. Su mandato estuvo marcado por la Semana Trágica de Barcelona, una serie de violentas huelgas duramente reprimidas que provocaron su cese. Canalejas le sucedió, impulsando reformas sociales y estableciendo el protectorado franco-español sobre Marruecos.

En este período, surgieron numerosos partidos antidinásticos, como los republicanos, divididos entre moderados y radicales. Los socialistas (UGT y PSOE) y los anarquistas (CNT) tuvieron una presencia más limitada. También cobraron fuerza los nacionalismos, especialmente el catalán, liderado por la Lliga Regionalista, y el vasco.

La Primera Guerra Mundial generó una profunda crisis en 1917, con conflictos militares (Juntas de Defensa), políticos (Asamblea de Parlamentarios) y sociales (huelga general de agosto). La crisis aceleró la descomposición de los partidos dinásticos y dio paso a una sucesión de gobiernos débiles. La conflictividad social se intensificó, especialmente en Andalucía y Cataluña. La crisis de Marruecos, con el Desastre de Annual en 1921, donde murieron más de diez mil soldados españoles, precipitó los acontecimientos. La exigencia de responsabilidades llevó al nombramiento de una comisión presidida por el general Picasso, cuyo informe nunca llegó a las Cortes debido al golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923.

La dictadura de Primo de Rivera se dividió en dos etapas: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). Durante la primera, se adoptaron medidas contra el nacionalismo, la CNT y el PCE, y se asumió el Alto Comisariado en Marruecos. La alianza con Francia permitió la pacificación del protectorado tras el desembarco de Alhucemas. En la segunda etapa, se instauró un régimen autoritario de corte corporativo, con una política económica basada en el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico. La dictadura fue perdiendo apoyos, y Primo de Rivera dimitió en 1930. Tras un breve período de gobierno del general Dámaso Berenguer, le sucedió el almirante Aznar, quien convocó elecciones municipales para abril de 1931.

La Proclamación de la República y el Gobierno Provisional

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, aunque ganadas por los partidos monárquicos gracias al fraude electoral, reflejaron el descontento popular con la monarquía, ya que los republicanos triunfaron en las principales ciudades. En la noche del 14 de abril, Niceto Alcalá Zamora proclamó en Madrid la Segunda República, provocando la abdicación y el exilio de Alfonso XIII.

La República se instauró de forma pacífica, generando un ambiente de optimismo entre amplios sectores de la población que la veían como una oportunidad para modernizar el país.

Se formó un gobierno provisional integrado por republicanos liberal-socialistas, miembros del Pacto de San Sebastián, entre los que destacaban:

  • Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura (Derecha Liberal Republicana)
  • Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrio (Partido Radical)
  • Manuel Azaña y Marcelino Domingo (izquierda moderada)
  • Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto (PSOE)

Este gobierno provisional impulsó una serie de reformas inmediatas:

  • Cuestión Autonómica: Francesc Macià, líder de Esquerra Republicana, proclamó la República Catalana. El gobierno provisional negoció un compromiso, otorgando autonomía a Cataluña y restaurando la Generalitat.
  • Reforma Militar: Manuel Azaña, ministro de la Guerra, buscó crear un ejército moderno y eficaz, reduciendo el número de oficiales y reafirmando la primacía del poder civil. Se obligó a los militares a jurar lealtad a la República, se ofrecieron jubilaciones anticipadas y se cerró la Academia General Militar de Zaragoza.
  • Orden Público: Se creó la Guardia de Asalto para mantener el orden en las ciudades.
  • Miseria Agraria: Se implementaron decretos de laboreo forzoso y términos municipales para reducir el paro, se aprobó el seguro de accidentes y la jornada laboral de ocho horas.
  • Educación: Se impulsó un ambicioso plan para erradicar el analfabetismo y promover la enseñanza laica, con la creación de escuelas, la coeducación y la no obligatoriedad de la enseñanza religiosa.

Primeras Reacciones y Conflictos

La proclamación de la República generó inquietud entre las clases altas. Las primeras hostilidades surgieron con la Iglesia Católica, a raíz de un manifiesto del obispo de Toledo que elogiaba a Alfonso XIII. Se produjeron incendios de iglesias y conventos por parte de grupos minoritarios anarquistas, lo que desprestigió a la República y generó un clima de tensión con la Iglesia.

Elecciones a Cortes Constituyentes

El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, con sufragio universal masculino para mayores de 23 años. Fueron las primeras elecciones realmente libres en España. La coalición republicano-socialista obtuvo una victoria aplastante, con el 90% de los votos.

La Constitución de 1931

Las Cortes aprobaron la primera constitución republicana de la historia de España, fruto del compromiso entre socialistas y republicanos. Se definía una república democrática, donde todos los poderes emanaban del pueblo.

La Constitución recogía una amplia declaración de derechos y libertades, el sufragio femenino, el matrimonio civil, el divorcio y el derecho a la educación primaria obligatoria. Defendía la propiedad privada, pero permitía al Estado expropiar por interés nacional.

La división de poderes se establecía de la siguiente manera:

  • Cortes o Congreso de los Diputados: unicameral, con amplias capacidades legislativas y de control político.
  • Jefatura del Estado: representada por el Presidente de la República, con funciones como nombrar y destituir al Presidente del Gobierno, promulgar leyes y disolver las Cortes.
  • Justicia: autónoma e independiente, con un Tribunal Constitucional para proteger la Constitución.

Se reconocía la autonomía de las provincias, que podían organizarse en regiones autónomas, como Cataluña y el País Vasco. La Constitución también establecía la no confesionalidad del Estado, la libertad de culto, la separación Iglesia-Estado y la no financiación de la Iglesia.

La Constitución se aprobó el 9 de diciembre de 1931, pero nació sin el consenso de todos los partidos, ya que la derecha antirrepublicana se mostró en contra.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras la aprobación de la Constitución, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República, y nombró a Manuel Azaña Presidente del Gobierno. Azaña intentó mantener la coalición del gobierno provisional, pero Lerroux (Partido Radical) rechazó seguir colaborando con los socialistas. Azaña formó entonces una coalición entre republicanos de izquierda y socialistas.

La Gran Depresión y la República

La crisis económica mundial afectó a España, aunque en menor medida que a otros países europeos. Se produjo una caída del 30% en las exportaciones, afectando principalmente a la agricultura de exportación y a la minería. Sin embargo, los problemas estructurales de la economía española (falta de inversión, baja competitividad) persistieron. La política económica liberal clásica y la falta de recursos dificultaron las reformas y aumentaron la inestabilidad social.

Las Reformas

Política Religiosa

El gobierno impulsó la separación Iglesia-Estado y la reducción de la influencia de la Iglesia en la sociedad. Se aprobó la Ley de Divorcio en 1932 y se disolvió la Compañía de Jesús. La Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas de 1933 eliminó la financiación estatal a la Iglesia y ordenó el cierre de los centros docentes religiosos, lo que generó una fuerte oposición de la jerarquía eclesiástica y la prensa católica.

Reforma Educativa y Política Cultural

Se impulsó la educación laica y gratuita como un derecho universal. Se construyeron unas 13.000 escuelas y aumentó el número de maestros. Se incrementó el presupuesto para educación y se crearon las Misiones Pedagógicas para extender la cultura a las zonas rurales, con la colaboración de intelectuales como Machado y Lorca.

Reformas Laborales

El ministro de Trabajo, Largo Caballero, continuó la política iniciada por el gobierno provisional. Se aprobaron leyes como la de Contratos de Trabajo, que regulaba los convenios colectivos, y la de Jurados Mixtos, que creaba organismos de conciliación entre obreros y patronos. La Ley de Asociaciones Obreras regulaba los sindicatos.

Reforma Agraria

La Ley de Reforma Agraria de septiembre de 1932 fue una de las reformas más importantes del bienio. Buscaba solucionar el problema agrario, caracterizado por el atraso técnico, la baja productividad y la inadecuada estructura de la propiedad (minifundios en el norte y latifundios en el sur).

Se establecieron cuatro tipos de tierras expropiables: antiguos señoríos, regadíos mal regados, tierras permanentemente arrendadas y mal cultivadas. Las comunidades de campesinos decidirían el régimen de explotación. Tras el fallido golpe de Estado de 1932, se expropiaron sin indemnización las tierras de la alta aristocracia que lo había apoyado.

La aplicación de la ley quedó a cargo del IRA (Instituto de Reforma Agraria). Se preveía asentar entre 60.000 y 75.000 familias, pero solo se asentaron 12.000 en dos años debido a la complejidad técnica y la falta de presupuesto. La lentitud y el aumento del paro provocaron protestas e insurrecciones anarquistas.

Los Estatutos de Autonomía

La Constitución de 1931 abrió la puerta a la autonomía de las regiones:

  • Cataluña: Fue la primera región autónoma. Francesc Macià, líder de Esquerra Republicana, impulsó el Estatuto de Nuria, aprobado en plebiscito con el 99% de votos a favor. Tras el fracaso del golpe de Estado de Sanjurjo y la intervención de Azaña, se aprobó en septiembre de 1932. El Estatuto otorgaba a la Generalitat competencias en derecho civil, régimen administrativo, transportes, sanidad, educación, orden público y hacienda.
  • País Vasco: El estatuto vasco encontró dificultades por los enfrentamientos entre el gobierno republicano-socialista y el PNV y los carlistas. Se retrasó hasta octubre de 1936, ya en plena Guerra Civil.
  • Galicia: La falta de un partido nacionalista fuerte retrasó el proceso. El Partido Galleguista y Alfonso Rodríguez Castelao impulsaron la propuesta de autonomía. En julio de 1936 se aprobó un estatuto que no llegó a ser ratificado por el estallido de la guerra.
  • Andalucía: En enero de 1933 se elaboró un proyecto de estatuto que no llegó a concretarse. Destacó la figura de Blas Infante, padre del andalucismo.
  • Valencia, Baleares y Aragón: Sus aspiraciones autonómicas quedaron truncadas por la Guerra Civil.

Problemas y Crisis del Bienio Progresista

Los Anarquistas y el Problema del Orden Público

La CNT y la FAI, partidarias de la acción directa, protagonizaron una intensa actividad huelguística e insurreccional desde finales de 1931. Se produjeron graves sucesos como los de Castilblanco (Badajoz) y Arnedo (Logroño). El gobierno aprobó la Ley de Defensa de la República, que permitía suspender los derechos constitucionales.

El año 1932 fue especialmente conflictivo, con insurrecciones como la de la cuenca minera del Alto Llobregat. Los sucesos de Casas Viejas, en enero de 1933, donde murieron campesinos de la CNT en enfrentamientos con la Guardia Civil y de Asalto, fueron especialmente sangrientos. Estos hechos mermaron la credibilidad de la República y Azaña fue acusado de ser responsable.

La Oposición Conservadora

La derecha se organizó en dos grandes bloques:

  • Sectores de derecha monárquica: Buscaron derribar la República mediante la conspiración. Se organizaron en Renovación Española (alfonsinos y fascistas) y la Comunión Tradicionalista (carlistas). Estos partidos atrajeron a militares descontentos tras la reforma militar de Azaña. El general Sanjurjo protagonizó un fallido golpe de Estado en 1932.
  • Derecha católica: Hostil a la República, pero partidaria de la vía pacífica. En febrero de 1933, José María Gil Robles fundó la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Este partido aglutinó a las masas católicas y se convirtió en el gran partido de la derecha durante la República.

La Crisis de la Coalición Republicano-Socialista

A partir de mediados de 1933, Azaña sufrió el acoso de las asociaciones de empresarios y patronos, opuestos a las reformas laboral y agraria. La CNT-FAI continuó con sus movilizaciones. El Partido Radical de Lerroux intensificó su oposición. En el PSOE, la postura revolucionaria de Largo Caballero se impuso, rompiendo la colaboración con Azaña.

Alcalá Zamora destituyó a Azaña y encargó formar gobierno a Lerroux, pero este no obtuvo los apoyos suficientes. Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933.

El Bienio Conservador (1933-1935)

El bienio conservador, también llamado de centro-derecha, comenzó tras las elecciones de noviembre de 1933, las primeras con sufragio femenino. La campaña electoral estuvo marcada por una fuerte confrontación política y un gran despliegue de propaganda.

La CEDA movilizó a sus votantes católicos con un discurso de"defensa del orden y la religió". El ala radical socialista, liderada por Largo Caballero, defendió una política de no colaboración con los republicanos"liberale" y llamó a la revolución social en caso de victoria de la derecha. La CNT-FAI llamó a la abstención.

En octubre de 1933 se fundó Falange Española, partido fascista liderado por José Antonio Primo de Rivera.

El Triunfo de la Derecha

Las elecciones dieron el triunfo a la coalición de la CEDA y el Partido Radical, gracias a la unidad de la derecha y la desunión de la izquierda. Estos partidos presentaron un programa de revisión de las reformas del primer bienio, la Constitución y la amnistía a los golpistas de 1932.

Las elecciones mostraron un desplazamiento electoral hacia la derecha, una gran fragmentación de las Cortes, con más de 20 partidos, y el retroceso de los partidos fundadores de la República (excepto los radicales).

Los Gobiernos del Partido Radical

Entre diciembre de 1933 y octubre de 1934, se formaron gobiernos de coalición con otros partidos de centro republicano, presididos por Lerroux y Samper, con el apoyo de la CEDA, que buscaba la revisión de las reformas del primer bienio.

Se revisó la política religiosa, no aplicando las leyes de confesiones y congregaciones religiosas. Los colegios religiosos siguieron funcionando y el Estado continuó sufragando parte de los sueldos de los sacerdotes.

Se revisó la legislación laboral y la reforma agraria, modificando los jurados mixtos, devolviendo poder a los empresarios, anulando de facto la Ley de Términos Municipales y devolviendo tierras a la aristocracia. Se aprobó una ley de amnistía que reintegró al ejército a los generales implicados en el golpe de 1932.

Estas medidas provocaron la escisión del Partido Radical, con el ala izquierda formando Unión Republicana. Los partidos republicanos de izquierda se reorganizaron en Izquierda Republicana, dirigida por Azaña.

Los principales problemas para los gobiernos radicales surgieron en la primavera y el verano de 1934, con conflictos sociales en el campo y tensiones autonómicas:

  • Los propietarios agrarios incumplieron las leyes laborales y bajaron salarios, lo que provocó una huelga general de campesinos promovida por la FETT en junio de 1934, con docenas de muertos y heridos y miles de encarcelados.
  • En el verano de 1934 se produjo un conflicto de competencias con la Generalitat de Cataluña. El Parlamento catalán aprobó una ley de contratos de cultivo para los rabassaires, que permitía comprar la tierra trabajada después de 18 años. Esta ley fue demandada por los propietarios, y la Lliga Regionalista y la CEDA la declararon inconstitucional.

La Revolución de Octubre de 1934

En enero de 1934, la UGT, bajo el control de los sectores revolucionarios del PSOE liderados por Largo Caballero, aprobó un programa revolucionario que incluía la nacionalización de las tierras y la disolución de las órdenes religiosas, el ejército y la Guardia Civil. En mayo, se creó una alianza obrera entre el PSOE y la UGT para combatir el fascismo y establecer una república federal socialista. La CNT rechazó unirse.

A principios de octubre, la CEDA exigió entrar en el gobierno. El 4 de octubre se formó un gobierno radical con tres ministros de la CEDA. Los republicanos de izquierda consideraron esto una traición a la República. Los socialistas iniciaron una insurrección, argumentando el peligro de que Gil Robles destruyera la República, como habían hecho Hitler en Alemania y Dollfuss en Austria.

La revolución comenzó el 5 de octubre, dirigida por un comité revolucionario socialista liderado por Largo Caballero. Se convocó una huelga general en las principales ciudades. El plan fracasó ante la falta de apoyo del ejército y la policía. Solo hubo rebeliones nacionalistas en Cataluña e insurrecciones obreras en Asturias.

  • En Cataluña, Lluís Companys, presidente de la Generalitat, proclamó el"Estado Catalán dentro de la República Federal Español". La rebelión fue rápidamente sofocada por la guarnición militar de Barcelona.
  • En Asturias, entre el 5 y el 18 de octubre, se produjo una revolución social, gracias a la alianza entre la UGT, la CNT y los comunistas. Grupos armados de mineros ocuparon las cuencas mineras, Gijón, Avilés y el centro de Oviedo.

El gobierno declaró el estado de guerra y recurrió a unidades militares del Protectorado de Marruecos, la Legión y regulares, junto al apoyo de la Guardia Civil. Se llevó a cabo una brutal represión, con miles de muertos y detenidos. Azaña, que no había participado, fue encarcelado. Se suspendió la autonomía de Cataluña y se anuló la ley de contratos de cultivo.

El Final del Bienio Derechista

La CEDA exigió una dura represión contra los protagonistas de la revolución, lo que ocupó el debate político durante 1935. Se produjo una crisis de gobierno y Lerroux formó un nuevo gobierno radical-centrista, con una mayor presencia de la CEDA, incluyendo a Gil Robles como ministro de la Guerra.

Este nuevo gobierno aceleró la rectificación de las reformas del bienio progresista:

  • Se desmontaron las reformas sociales y laborales, anulando los jurados mixtos. En agosto de 1935 se aprobó la Ley de Reforma Agraria, que anulaba de facto la de 1932.
  • En el ámbito militar, Gil Robles realizó cambios en los mandos militares, que fueron concedidos a militares antizañistas, con poca fidelidad a la República. Generales como Fanjul, Mola y Franco ocuparon importantes cargos.

Se planeó una reforma constitucional, pero fue anulada tras una crisis del Partido Radical, provocada por los escándalos del estraperlo y el asunto Nombela, que afectaron a importantes cargos del partido. Gil Robles intentó gobernar en solitario, pero Alcalá Zamora se negó a darle la presidencia del gobierno.

Ante los rumores de un golpe de Estado, Alcalá Zamora intentó crear un gran partido republicano de centro nombrando presidente a Manuel Portela Valladares. Al no contar con apoyos parlamentarios, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones para el 16 de febrero de 1936.

El Frente Popular (1936)

Elecciones de Febrero de 1936

En febrero de 1936 se celebraron elecciones en un clima de gran agitación y tensión política y social, aunque sin alteraciones significativas del orden público. La CNT recomendó votar, en contra de la abstención.

Se formó el Frente Popular, una coalición electoral de partidos de izquierda (socialistas, izquierda republicana y comunistas), que presentó un programa moderado basado en la amnistía general a los encarcelados de la revolución de octubre de 1934 y la vuelta a las ideas reformistas del primer bienio.

Las derechas se presentaron desunidas:

  • La CEDA fracasó en la creación de una coalición de derechas y solo formó algunos pactos electorales puntuales. Centró su campaña en la revisión total de la Constitución.
  • También fracasó el intento de coalición por parte del líder de extrema derecha Calvo Sotelo, que quiso recomponer el Bloque Nacional con Renovación Española, Acción Española y Comunión Tradicionalista.

Las elecciones resultaron en una ajustada victoria del Frente Popular, que triunfó en las principales ciudades, Extremadura, Asturias y el litoral mediterráneo. La derecha ganó en las áreas rurales de las dos Castillas, Aragón, Navarra y partes del País Vasco.

La victoria del Frente Popular fue acogida con júbilo en la mayoría de ciudades, con manifestaciones y peticiones de amnistía y readmisión de los trabajadores despedidos tras los eventos de octubre de 1934.

La Vuelta de Azaña al Gobierno

Tras la victoria del Frente Popular, Alcalá Zamora encargó a Azaña formar gobierno. Este gobierno solo incluyó a republicanos de izquierda, ya que los socialistas rechazaron volver a la coalición. Se adoptaron una serie de medidas urgentes: se concedió una amnistía general para los encarcelados por los sucesos de octubre de 1934 (Lluís Companys fue repuesto como presidente de la Generalitat), se restableció la autonomía de Cataluña y se obligó a los empresarios a contratar a los obreros despedidos. Se reanudó el proceso reformista en los ámbitos social, religioso, agrario y militar.

Se aceleró la puesta en marcha de la reforma agraria de 1932. La presión de jornaleros y sindicatos del campo llevó a la ocupación masiva de tierras en zonas de latifundio, que el IRA tuvo que legalizar.

Estas medidas fueron consideradas una amenaza al orden social por la derecha, y se reavivó la confrontación entre la República y la Iglesia.

Crisis de la República y Golpe de Estado Militar (1936)

Tras la constitución de las nuevas Cortes, se produjo una crisis que debilitó al gobierno republicano. La Cámara destituyó a Alcalá Zamora como Presidente de la República y eligió a Manuel Azaña en mayo de 1936.

Azaña intentó gobernar con una coalición republicano-socialista, pero al no llegar a un acuerdo, el gobierno quedó formado solo por republicanos de izquierda. En la izquierda, triunfaron las posturas anarquistas, y el PSOE y la CEDA no contribuyeron a la estabilidad de la República. En la UGT, se impusieron los sectores más radicales, dirigidos por Largo Caballero.

En la derecha, se afianzó el discurso de la insurrección, promovido por José Calvo Sotelo, que fue asesinado el 13 de julio como represalia por el asesinato del teniente Castillo de la Guardia de Asalto. Estos asesinatos se enmarcaron en un contexto de violencia callejera y enfrentamientos entre milicianos, y aceleraron la sublevación militar.

El problema más serio al que se enfrentó el nuevo gobierno, además del orden público, fue la crisis económica, que se tradujo en un aumento de los precios y de la inflación, provocando actitudes hostiles en los propietarios.

Se estaba gestando una conspiración militar para dar un golpe de Estado, planificada por militares de extrema derecha y la UME (Unión Militar Española) tras la victoria del Frente Popular. El gobierno, consciente de ello, trasladó a los sospechosos a diferentes partes del país.

Tras una reunión en Madrid en marzo, se acordó que la dirección técnica del levantamiento estaría en manos del general Mola. El plan consistía en varias sublevaciones simultáneas en diferentes partes del país, con gran violencia, para controlar las zonas y eliminar a los principales dirigentes políticos. Una vez tomada la capital, una junta de generales sustituiría al gobierno. Se fijó la fecha para el 18 de julio, aunque finalmente se adelantó al 17. Comenzó ese día en Marruecos y al día siguiente se extendió a la Península. El fracaso del golpe de Estado desembocó en una Guerra Civil que duró tres años.

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