Secularización y Religión: Evolución y Características en la Sociedad Contemporánea
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La Religión en la Sociedad Actual
La Secularización
Con el término “secularización” los sociólogos de la religión describían un fenómeno con determinadas características. La palabra viene del término latino saeculum, que significa originariamente “siglo”. En el latín eclesiástico pasó también a denominar “mundo”, en oposición a “iglesia” (en otros tiempos los eclesiásticos y religiosos se referían a los demás como “los que estaban en el mundo” o “estaban en el siglo”). Una primera aproximación de la palabra nos sugiere la idea de que secularización es el paso “de la Iglesia al mundo”.
Características de la Secularización
- Emancipación de las instituciones (política, economía, educación, justicia, cultura, ciencia...) de la tutela o monopolio eclesiástico.
- Disminución progresiva del número de fieles o adherentes (laicos, clérigos y religiosos) y aumento paralelo de los individuos que se censaban como no-pertenecientes a ninguna religión.
- Disminución progresiva de las prácticas religiosas públicas: oración, sacramentos, sacrificios y penitencias, procesiones...
- Incremento de las actitudes, opiniones, valores e ideologías laicas.
Causas de la Secularización
Se ha señalado como eje de ese proceso a la industrialización en Occidente a partir del siglo XIX, fenómeno que acarreó diversas consecuencias, aunque su arranque puede situarse en el movimiento cultural, ideológico y artístico denominado “Ilustración” (nacimiento del método científico y la consecuente mentalidad empírica, científico-técnica).
- Especialización laboral: Con importantes cambios en los modos de entender las relaciones personales. La vida religiosa queda excluida del ámbito profesional.
- Movilidad social: Pierden peso los sistemas de significado considerados inmutables por los antepasados.
- Aglomeración urbana: Cambian drásticamente dos instituciones sociales fundamentales: familia e Iglesia.
- Entorno tecnológico: La exaltación del hombre como factor del propio destino hace perder relevancia a las ideologías trascendentes y colabora a reducir el horizonte de la existencia humana a lo material.
- Crítica racionalista de la Religión: Importantes pensadores dentro de la Filosofía, la Sociología, la Psicología, la Historia... han realizado poderosas críticas contra la idea de dios, la religión... Podemos hablar de los “padres de la sospecha”: Feuerbach, Marx, Nietzsche, Freud...
Límites de la Secularización
La idea de que en las sociedades desarrolladas lo religioso iría perdiendo gradualmente importancia y separándose de la esfera pública, hasta agotar su capacidad de influjo sobre ésta, fue, al menos durante algunos años, una idea casi unánimemente aceptada. Sin embargo, hoy el tema de la secularización ya no suscita tanta unanimidad, pues mientras unos continúan subrayando la relación causal entre modernidad industrial y secularización (religiosa) de la sociedad, otros consideran ese proceso como no verificado, incluso en contradicción con recientes y variados estudios.
Aunque todavía hay algunos grupos que defienden esas funciones (integristas, grupos beligerantes, fanáticos...), la mayoría de las religiones han visto como algo positivo la liberación de esas tareas. Se ha hecho posible el paso de una religión “estatal” o “social” (social catolicismo, sociedad de cristiandad...), a una religiosidad más libre y personalizada.
Las Funciones “Perversas” de la Religión
Algunos pensadores críticos ya mencionados (“los padres de la sospecha”), han denunciado y magnificado las funciones “perversas” de la religión, es decir, las facetas ocultas de lo religioso que pueden provocar y han provocado disfunciones en la consistencia psíquica de los individuos y en el cuerpo social.
- El marxismo señaló funciones alienantes (“la religión es el opio del pueblo”, Karl Marx), por las que la religión adormece las conciencias y actúa como opio del pueblo. Como narcotizante de las conciencias colectivas, favorece la permanencia de estructuras económicas y políticas opresoras, injustas.
- El psicoanálisis de Freud (lo veremos en el tema de “Psicología de la religión”) acusó a la religión de ejercer una función represora frente a las pulsiones (sexuales, agresivas...).
Rasgos de “Lo Sagrado”
Ya hemos señalado que una característica de las religiones es la oposición “sagrado-profano”. ¿Qué es lo que los distingue?
Es superior:
Una característica de las cosas sagradas es que son superiores a las profanas, tienen más “poder” y más “dignidad”. No es, de todos modos, ésta una característica muy determinante. Más bien se trata de un criterio muy general e impreciso.
Está a otro nivel: Hay tanta diferencia entre lo sagrado y lo profano que, con frecuencia, la oposición se convierte en antagonismo. Es una heterogeneidad absoluta. Las fuerzas de uno y otro ámbito son de distinta naturaleza y cada religión las entiende a su modo. Para pasar de un ámbito a otro, las religiones elaboran complicados ritos de iniciación y transición. Cada religión es, pues, una estructura organizada en torno a un grupo de cosas sagradas, con sus creencias y ritos, y todos sus elementos mantienen entre sí relaciones de coordinación y subordinación.
La “ruptura de nivel”:
Este es un concepto muy bien expresado por Mircea Eliade. Consiste en una ruptura que se establece con la vida “ordinaria”. El hombre religioso se comporta de una manera diferente al resto de humanos o incluso él mismo se muestra diferente cuando no se compromete religiosamente.
La vida “ordinaria” con sus facetas de subsistencia biológica, de relación social con el mundo que le rodea y de interpretación intelectual buscando el sentido de este mundo, obliga al hombre a zambullirse en la vida “intra-mundana”.
Signos de “Ruptura de Nivel” que comporta “Lo Sagrado”
La experiencia de “Lo Sagrado”:
Es la vivencia del “misterium tremens et fascinans”. La religión así vivida se convierte en una vivencia humilde y gozosa a la vez que galvaniza al ser humano de tal manera que se convierte en apasionante. Es una clave positiva y abierta que personaliza y hace feliz a quien la experimenta.
Los ritos de iniciación (rupturas de alcance social):
- Ritos de pubertad: donde el joven se pone a vivir la divinidad, la sexualidad y la sociedad incorporándose a una experiencia existencial con su iniciación.
- Ritos de muerte: que suponen el fin del hombre natural para pasar a una nueva forma de existir.
En ambas formas se necesita romper con la forma ordinaria de ser y de existir para comenzar a ser y a vivir de una manera enteramente nueva.
La experiencia religiosa se vive y se expresa a través de palabras, gestos, acciones, comportamientos.
Expresiones del Hecho Religioso
El Mito
El mito religioso es un relato, generalmente dramático, situado en un pasado remoto, que tiene como finalidad explicar el porqué y el para qué de lo que existe, referido al Misterio Último.
Hay mitos de muy diversas clases: los hay que se refieren a los orígenes de los dioses (teogonías) o del universo (cosmogonías). Otros son explicaciones de ciertos aspectos de la creación (mitos cosmogónicos) o de hombre (mitos antropológicos) o del fin del mundo (mitos escatológicos), etc.
Los mitos teístas (por ejemplo, los mitos de creación y cosmogonías), tienen a la divinidad por objeto y expresan las relaciones fundamentales entre Dios, creador de todo bien, y el hombre, que sabe que el mundo pertenece a Otro.
Los mitos de la condición humana (por ejemplo, la guerra, la técnica, el conocimiento superior, la caída: drama de la creación, el tema adánico de la desviación humana, representado en la mujer como lado débil del hombre, y la serpiente, símbolo de las diversas concupiscencias y del aspecto deforme de la culpa) describen la condición del hombre en sus funciones superiores, lo que le distingue del cosmos natural.
El mito órfico, centrado en la migración de las almas y en su reencarnación indefinida en los cuerpos, que son cárceles del alma...
Todos ellos tienen como función explicar el sentido de lo que el hombre encuentra en su existencia. Si nos quedamos sólo en el relato literario (la letra del mito), descubriremos que es una ficción, lo que se nos narra es un acontecimiento que no ha ocurrido así, o simplemente se ha inventado de raíz. Pero si atendemos al significado del mito, vemos que el mito es real, describe la realidad de la vida del hombre y proclama la verdad de esa realidad. Por eso el mito es un relato en el que el hombre religioso se identifica siempre
El Rito
Como hemos dicho antes, el hombre religioso se identifica con el arquetipo de su existencia, reflejado en el mito. Esa identificación no se produce sólo de forma subjetiva, sino que se expresa, se exterioriza mediante una serie de accione y gestos. Son los ritos. En las religiones, mito y rito aparecen íntimamente ligados. El mito es la palabra sagrado y el rito la acción que le hace presente aquí y ahora. O bien, al revés, el rito es la acción sagrada y el mito la palabra que la explica y la motiva.
- Ritos de conjuro, para alejar peligros o evitar daños (el ruido, el soplo, la saliva, el fuego, el agua y otros gestos).
- Ritos de tránsito, que garantizan el éxito futuro de los momentos de transición de que se compone la vida natural (el nacimiento, la pubertad, el matrimonio, la muerte).
- Ritos de sacrificio, introducen en el ámbito de lo sagrado una realidad profana (la “víctima”) para consagrarla y que, al ponerse del lado de la divinidad, queda separada de sus usos profanos, con lo que queda asegurada la expiación y la comunión.
El mito expresa en palabras el mundo de lo trascendente y el rito lo hace presente. Así, por el rito, el hombre transforma la propia acción y, en suma, la propia vida a nivel de lo sobrenatural. El hombre religioso cree en la “eficacia de los ritos”, no porque se trate de una acción mágica, sino porque son el lugar de encuentro con lo trascendente y en definitiva, con el auténtico sentido de la existencia.
La Oración
Es la palabra por la que el hombre religioso eleva su mente, su corazón y todo su ser hacia el Misterio Último en una alabanza, unas súplica e incluso, a veces, en una queja. La oración es, probablemente, la expresión religiosa más típica y más auténtica. Es el reconocimiento más patente de que toda la existencia está referida al Misterio Último. Brota de un sentimiento de dependencia, pero en todas las religiones su lenguaje es más próximo al amor y a la poesía que al temor. Cuando hacemos un recorrido por todas las formas de oración que nos ofrecen las distintas religiones, vemos que el hombre religioso vive una serena confianza y una gran paz ante la divinidad.