Sector Servicios y Energía en España: Un Panorama Económico
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Sector Servicios en España
El sector servicios en España se caracteriza por su diversidad y peso en la economía. Destacamos los siguientes subsectores:
Inmobiliaria y Servicios Empresariales
Este subsector es el más importante por su aportación a la producción, representando el 25% en 2007. En cuanto al empleo, su contribución es menor, alcanzando el 14.5%. Los servicios a las empresas muestran un gran dinamismo y potencial de crecimiento debido a la externalización de funciones de otras actividades productivas.
Comercio
En 2007, el comercio proporcionaba empleo a casi una cuarta parte de los ocupados en el sector servicios. Sin embargo, su participación en la producción era ligeramente superior al 15% debido a su escasa productividad.
Hostelería
La hostelería supera ligeramente el 10% tanto en la producción como en el empleo del sector servicios, reflejando la gran importancia del turismo en España. España se posiciona como la segunda potencia turística mundial en número de visitantes, detrás de Francia, y en ingresos, detrás de Estados Unidos.
Transportes y Comunicaciones
Estos servicios influyen directamente en la competitividad de las demás actividades productivas. Tras un periodo de alta intervención y aislamiento de la competencia, las medidas liberalizadoras desde la década de 1990 y las innovaciones han transformado profundamente el sector.
Servicios No Destinados a la Venta
Estos servicios aumentaron su participación relativa debido a las políticas de los años 80 orientadas al Estado de Bienestar y al desarrollo de las autonomías y entidades locales. Sin embargo, desde 1996 se observa un punto de inflexión debido a las políticas de ajuste y contención del gasto público para cumplir con los criterios de convergencia de Maastricht.
Sector Energía en España
Subsector Energía Nuclear
A finales de los 60 y principios de los 70 se construyeron las primeras centrales nucleares en España. Con la primera crisis del petróleo en 1973, surgió el primer Plan Energético Nacional (PEN), que contemplaba la construcción y ampliación de infraestructuras nucleares y la obligación de comprar carbón nacional.
El segundo PEN (PEN-79), en el marco de los Pactos de la Moncloa, incluía medidas de diversificación y ahorro energético, manteniendo el plan nuclear y la compra de carbón nacional.
Este sector ha necesitado la protección del Estado para sobrevivir, mediante proteccionismo y subvenciones, imponiendo un sobrecoste a las eléctricas y consumidores. Las razones para proteger este sector son: ventajas estratégicas (reducir la dependencia exterior y garantizar el suministro) y razones sociales (localización geográfica concentrada en determinadas comarcas).
Desde la entrada de España en la UE, la ayuda al sector se consideró excesiva, generando conflictividad social. El Plan de Futuro de la Minería del Carbón (1998-2005) contemplaba la reducción de ayudas, producción y plantillas, y la dinamización económica de las comarcas afectadas. El Plan de Minería del Carbón (2006-2012) mantuvo la reducción de la ayuda y la producción.
En 1983 se retiró la autorización para construir centrales nucleares y se declararon en moratoria otras centrales. El gobierno estableció un recargo en la tarifa eléctrica para compensar a las eléctricas por las inversiones no recuperadas.
La producción de energía eléctrica en centrales nucleares contribuye alrededor del 18% a la producción eléctrica española.
Subsector del Petróleo
- Bajo nivel de autoabastecimiento: 0.2%
- Elevada dependencia del exterior: Las importaciones proceden de Nigeria y Libia (40%), Arabia Saudí e Irán (25%), Rusia (25%), México y Venezuela (10%).
Este sector comprende varias fases: prospección, explotación, transporte del crudo, refino y comercialización. Ha sido un sector proclive a la integración vertical y considerado estratégico para el sector público.
En 1927 se constituyó un monopolio del petróleo. En la década de 1980 se introdujeron medidas liberalizadoras y se desmanteló progresivamente el monopolio hasta la privatización de Repsol.
A pesar de la Ley de Hidrocarburos de 1998, la estructura empresarial se caracteriza por una alta integración vertical, especialmente en Repsol, que con la compra de YPF completó su dominio del refino y la comercialización. También se observa una elevada concentración empresarial: Repsol YPF, Cepsa y BP controlan casi el 70% del mercado nacional.