Sectas Destructivas: Casos Reales y Métodos de Manipulación Mental
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Ejemplos de Sectas Peligrosas y su Impacto
4) Iglesia Universal del Reino de Dios (Pare de Sufrir)
- Nombre oficial: Iglesia Universal del Reino de Dios.
- Conocida como: Pare de Sufrir.
- Fundador: Edir Macedo.
- Origen: Río de Janeiro, Brasil, en 1977.
- Curiosidades: Su fundador ha estado preso dos veces en Brasil, y la iglesia se ha visto envuelta en escándalos económicos en Argentina. Periódicamente, ofrecen ciertos "amuletos", como el aceite del Monte Sinaí o el agua del río Jordán.
5) El Templo del Pueblo
Jim Jones, pastor estadounidense, compró inmensas extensiones de terreno en Georgetown, Guyana. Allí, convenció a los seguidores de su secta (Peoples Temple) de que era el Mesías. Su megalomanía llegó al punto de ordenar el suicidio masivo de 913 fieles como protesta por una visita inspectiva de una congresista estadounidense, en 1978.
6) Los Niños de Dios (La Familia del Amor)
- Fundador: David Moisés Berg.
- Origen: California, EE. UU., en 1968.
- Características: Fusionó un cristianismo protestante liberal con el movimiento hippie de los años 60, pretendiendo acercar a la gente al amor divino mediante la práctica de una sexualidad libre.
- Controversias: Esta secta fue acusada en muchos países de instigar y practicar actos pedófilos.
- Fin del líder: Su líder, autoproclamado Moisés, falleció en 1994.
Cómo Operan las Sectas: Métodos de Control y Captación
Las sectas buscan, en primer lugar, la captación de adeptos. Esto se conoce como proselitismo, actividad en la que invierten grandes sumas de recursos económicos y humanos. Muchas veces, compran medios como radios, canales de televisión, etc. Ofrecen a las personas un espacio cálido y acogedor, donde se sienten muy seguras de sus creencias. Para aquellos que se sienten solos, atraviesan crisis de fe o tienen baja autoestima, esta acogida y el mensaje de salvación, transmitido con tanta firmeza y seguridad, los cautivan con facilidad.
Una vez que la persona ha ingresado en la secta, comienzan a manifestarse distintos métodos de control:
- Control de la conducta: Se le ordena a la persona lo que debe hacer o no hacer, con quién debe relacionarse y con quiénes no, dónde debe ir y dónde no. Esto se realiza de modo directo, solicitándole que informe sobre sus actividades o sugiriéndole que debe pedir permiso para ciertas acciones.
- Control de la información: Se controla la información a la que las personas tienen derecho antes de ingresar al grupo. La doctrina se imparte de forma filtrada y progresiva, revelando ciertos aspectos solo después de la incorporación. Además, se controla la información que puede salir del grupo hacia el exterior. Es una característica muy típica de las sectas establecer una ley de silencio para sus miembros, obligándolos a no revelar lo que sucede dentro del grupo y prohibiendo la participación de personas externas en sus reuniones o ceremonias.
- Control de las ideas: El discurso se vuelve fanático, haciendo imposible para el miembro del grupo contradecir alguna idea del líder o práctica grupal. La disidencia es castigada (a veces incluso físicamente). Lo que dicen el o los líderes es incuestionable, incluso si aceptarlo implica ir en contra de la razón. Esto produce una reforma del pensamiento en las personas, un verdadero lavado de cerebro.
- Control de las emociones: Dado que las personas que caen en las sectas suelen tener baja autoestima y carencias afectivas significativas, el chantaje emocional juega un rol importantísimo en el control de los adeptos. Se les hace creer que deben responder al amor del líder con una obediencia ciega. El temor y la culpa son métodos de control emocional muy utilizados; el temor suele asociarse a anuncios de catástrofes o del fin del mundo, mientras que la culpa se vincula a exigencias morales inalcanzables que mantienen a las personas sumidas en un sentimiento de pecado sin redención.
- Control económico: Se fuerza a las personas a donar más de lo que desean voluntariamente, a entregar parte de sus ingresos al grupo y, en ocasiones, se llega al extremo de obligarlas a justificar en qué gastan su dinero.