Saturno, Melancolía y Tuberculosis: Conexiones Artísticas y Culturales en el Siglo XIX

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Saturno, Melancolía y Tuberculosis: Conexiones en el Arte y la Cultura del Siglo XIX

La Tuberculosis en el Romanticismo: Nigredo y Espiritualidad

La tuberculosis, conocida como la "Peste Blanca", trascendió su mera condición de enfermedad en el siglo XIX, convirtiéndose en un símbolo cultural y artístico de gran relevancia. Se la relacionaba con la nigredo, la fase de la alquimia asociada a la oscuridad y la putrefacción, pero también a la posibilidad de transformación.

Para los románticos, la tuberculosis no era simplemente una dolencia física, sino una manifestación de una sensibilidad superior. Representaba el misterio, la angustia y "el lado nocturno de la vida", como lo describió Susan Sontag. Artistas como Modigliani, Chopin y las hermanas Brontë, así como personajes literarios como Mimí (de *La Bohème*) y Margarita Gautier (*La dama de las camelias*), sucumbieron a esta enfermedad, consolidando su imagen como un mal que aquejaba a almas sensibles y creativas.

La salud, en contraste, era vista como una trivialidad burguesa, un apego a lo material que se oponía a la espiritualidad y profundidad asociadas a la enfermedad. El aspecto pálido y etéreo de los enfermos de tuberculosis se interpretaba como una renuncia a lo mundano, una elevación del espíritu.

La Melancolía y la Tuberculosis: Una Conexión Histórica

La asociación entre la tuberculosis y la melancolía tiene raíces antiguas. "El mito de la tuberculosis es el penúltimo episodio en la larga carrera del viejo concepto de melancolía, la enfermedad del artista, según la teoría de los cuatro humores", escribió Sontag. El temperamento melancólico, considerado propio de individuos sensibles y creativos, se vinculaba estrechamente con la predisposición a la tuberculosis.

Ya en el siglo XVII, Gideon Harvey, en su obra *Morbidus Anglicus* (1672), señalaba a la melancolía y la cólera como las únicas causas de la tuberculosis, a la que denominaba metafóricamente "corrosión". La enfermedad era vista como un "castigo del cielo" o una "maldición divina", lo que reforzaba la idea de su inevitabilidad y su conexión con un destino trágico.

Robert Burton, en su *Anatomía de la melancolía*, cita a Séneca: «Muchas pasiones no reprimidas (como hace notar Séneca) originan una enfermedad»: *Affectus frequentes contemptique morbum jaciunt* (Epístola 98). Y añade: «Se parece ello a un flujo de humores serosos, que cuando no llega a convertirse en hábito se manifiesta como tos, pero cuando se repite causa la tuberculosis pulmonar».

La Tuberculosis como Estímulo Creativo

Paradójicamente, se creía que la tuberculosis intensificaba la actividad intelectual y creativa. "La intoxicación tuberculosa excita la actividad intelectual del enfermo y se estimulan las facultades creadoras; surge el afán de convertir en obra tangible lo que era incorpóreo e irreal, el deseo de transformar en belleza viva y palpitante lo que era imagen y pensamiento, y de este modo la tuberculosis, enfermedad de la materia, contribuye a lograr el triunfo del espíritu". La enfermedad, en este sentido, se convertía en un catalizador para la expresión artística, disolviendo el cuerpo y ensanchando la conciencia.

La "Enfermedad Húmeda" y su Relación con el Entorno

La tuberculosis era considerada una "enfermedad húmeda", asociada a ciudades con alta humedad ambiental. Se creía que el interior del cuerpo se había "mojado" y que era necesario "secarlo". Por esta razón, los médicos a menudo recomendaban a los pacientes trasladarse a lugares altos y secos, como montañas o desiertos, buscando un clima que contrarrestara la humedad interna percibida como causa de la enfermedad.

Saturno, la Agricultura y el Simbolismo del Tiempo

La figura de Saturno, dios de la agricultura y la cosecha en la mitología romana, se entremezcla con estas ideas. Identificado con el titán griego Crono, Saturno era representado como un anciano con una hoz, símbolo del tiempo que todo lo destruye. Su relación con la agricultura y el ciclo de la vida y la muerte conecta con la idea de la tuberculosis como una enfermedad que consume, pero que también puede ser vista como un paso hacia otra forma de existencia.

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