Los santos inocentes de Miguel Delibes: Una denuncia social en la España rural

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Los santos inocentes: La denuncia social en la obra de Miguel Delibes

Miguel Delibes, nacido en Valladolid en 1920, fue catedrático de Derecho Mercantil y periodista. Falleció en 2010 tras una larga lucha contra el cáncer de colon. Los santos inocentes, publicada en 1981, se inspira en un cuento previo de 1966 titulado "La milana", que se integra en el primer capítulo de la novela.

El simbolismo del título

El título de la novela encierra una clara alusión evangélica, remitiendo a la matanza de los niños menores de dos años ordenada por Herodes. Esta referencia se alinea con las profundas convicciones cristianas de Delibes. En este contexto, los "santos inocentes" son Azarías y su familia, quienes, en lugar de ser asesinados físicamente, sufren una muerte diaria a través de la degradación impuesta por sus opresores.

Una obra de justicia y reparación

Desde su título, la novela se erige como un acto de justicia y reparación. Azarías, Paco y los suyos son "santos", en el sentido estricto de "apartados para Dios". Es el novelista quien los canoniza, a diferencia del obispo que aparece en la obra, cuya función se limita a unir al hijo de los poderosos con Dios, sin mostrar compasión por los "santos inocentes", de quienes "apartaba la mano discretamente" sintiéndose "azorado". El final de la novela es sintomático: tras la justicia tomada por mano propia por Azarías, la última imagen lo muestra mirando "al cielo, a la nada..." mientras repite "milana bonita" sobre la copa del árbol. No hay trascendencia ni significación posible. El cielo está vacío para los más desfavorecidos, que solo pueden, como Azarías, clamar sin conciencia e inútilmente por el alma (el ave) que les ha sido mutilada. En su desamparo absoluto, el inocente se ha visto obligado a convertirse en "culpable".

La denuncia social como eje central

Esta breve novela presenta una marcada intención social, aunque matizada con descripciones llenas de lirismo y emoción. Sin embargo, los elementos líricos no crean una burbuja que aísle los sentimientos de las duras realidades de la vida campesina. La lealtad incondicional y la obediencia ciega de los trabajadores contrastan con la arrogancia, la chulería y el egoísmo del señorito. La finalidad de la obra es denunciar los abusos de los caciques sobre los humildes campesinos. Los señores son explotadores, mientras que los pobres sobreviven a duras penas, enfrentando el analfabetismo, los salarios miserables, el desamparo constante, las viviendas precarias y la inseguridad.

El desamparo del campesinado frente al latifundismo

El tema central de la novela es el desamparo social que sufren los campesinos ante las injusticias del mundo latifundista. Se presenta una obra que inspira compasión hacia los humildes, seres que se sitúan jerárquicamente entre los animales y los señores de la finca. Delibes confronta dos mundos antagónicos: el del orden natural, asociado con la vida rural, y el del caos y la necedad incomprensiva, asociado con la cultura urbana, representada por los personajes de clase alta. El señorito Iván y el viejo Azarías simbolizan la injusticia. Iván encarna la crueldad, el egoísmo y la inconsciencia en su máxima expresión, mientras que Azarías representa el primitivismo, la marginación y la debilidad.

Realismo social con intención estética

Los santos inocentes se inscribe en el realismo social con una clara intención estética. Además de su mensaje social, la novela exhibe un carácter conscientemente renovador, siguiendo la estela de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Delibes nunca pretendió con esta obra posicionarse a favor de ningún activismo partidista ni instigar al levantamiento de grupos sociales. El relato aborda una rebelión, pero la "rebelión del inocente", encarnada por Azarías, un personaje irresponsable que se presenta al lector como no culpable.

Un pedazo de vida de un hombre desgraciado

En definitiva, Delibes no nos presenta una novela social al uso, ni una visión maniquea del mundo, sino un fragmento de la vida de un hombre desgraciado. El libro no es un alegato político, no ataca las estructuras sociales o el sistema político, sino aquello que deshumaniza e infringe injusticia. En este sentido, la novela se convierte en la denuncia moral de una situación que subleva tanto a una conciencia cristiana como a un militante marxista.

Una leve alusión a la Guerra Civil

Aunque la novela no es política, se hace una sutil referencia a la situación de la España de la Guerra Civil a través del personaje de Ireneo, hermano de Azarías y Régula, quien solo aparece en los sueños de Azarías: "Se murió, Franco lo mandó al cielo".

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