San Agustín vs. David Hume: Visiones Filosóficas sobre Fe, Razón y la Existencia de Dios
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La Filosofía de San Agustín: Fe, Razón y la Naturaleza del Ser
La Relación entre Fe y Razón
Existe una sola Verdad (con mayúsculas), la revelada por la religión, que es objeto de la fe. Sin embargo, a la verdad (con minúsculas) también se puede llegar a través de la razón, es decir, mediante la filosofía. Razón y fe no se excluyen mutuamente, sino que más bien se complementan, pues la Verdad de la fe puede dirigir e iluminar a la razón, evitando los errores que esta pueda cometer y, asimismo, enseñar aquello que la razón no puede alcanzar.
«Cree para comprender», nos dice Agustín, en una clara expresión del predominio de la fe: sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, a Dios y todo lo creado por Dios. Pero también «comprende para creer», en clara alusión al papel subsidiario, pero necesario, de la razón como instrumento de aclaración de la fe: la fe puede y debe apoyarse en el discurso racional ya que, correctamente utilizado, no puede estar en desacuerdo con la fe, afianzando el valor de esta.
La Composición del Ser Humano: Cuerpo y Alma
El ser humano es un compuesto de cuerpo material y alma espiritual e inmortal. Agustín es dualista, es decir, considera que alma y cuerpo son dos sustancias distintas, de tal forma que no pueden existir por separado ni constituir de manera independiente al ser humano. Es necesario que ambas se unan simultáneamente para conformar un ser humano, aunque sea posible pensarlas y hablar de ellas como distintas.
El cuerpo no es una cárcel para el alma, como había defendido Platón, ya que también es creación divina. Pero lo mejor que hay en el ser humano, sin duda, es el alma, porque solo ella es inmortal.
El alma humana comparte con la del resto de los seres vivos el hecho de ser fuente de vida, energía vital. Sin embargo, lo que diferencia al alma humana es que, además de ser principio de vida, es también principio racional y espiritual, puesto que su meta última es llegar al conocimiento de Dios.
El Problema del Mal y el Libre Albedrío
Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo (si Dios es la suma bondad, ¿por qué lo permite?), la solución que propone Agustín se aleja tanto del platonismo, que asimilaba el mal a la ignorancia, como del maniqueísmo, para quien el mal era una cierta forma de ser que se oponía al bien.
Frente a ellos, Agustín sostiene que el mal no es una forma de ser, sino la ausencia de bien; no es algo positivo, sino negativo: carencia de ser, no-ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifican. El mal es la ausencia del bien.
Dios representa el bien y todo lo creado por Él es bueno. Por tanto, el mal no proviene de Dios, sino del ser humano que niega el bien.
San Agustín sostiene que el libre albedrío es un don divino que permite al ser humano elegir entre el bien y el mal. Sin embargo, debido al pecado original, la voluntad humana está debilitada y tiende al pecado, por lo que necesita la Gracia de Dios para hacer el bien.
Rechaza el maniqueísmo, que niega la libertad humana, y afirma que sin libre albedrío no habría responsabilidad moral ni justicia divina. Además, la presciencia de Dios (su conocimiento del futuro) no anula la libertad del ser humano, ya que saber algo de antemano no significa causarlo.
La Crítica de David Hume a la Existencia de Dios
Argumentos a priori (Racionales)
David Hume niega la validez de los argumentos tradicionales para demostrar la existencia de Dios.
- Rechazo del argumento ontológico: Hume argumenta que no tenemos experiencia directa de Dios ni de su esencia.
- Negación de ideas innatas: También niega la existencia de ideas innatas sobre Dios.
Argumentos a posteriori (Empíricos)
- Crítica al principio de causalidad: Hume critica las pruebas de Santo Tomás de Aquino porque se basan en el principio de causalidad, el cual, según él, no tiene base objetiva, sino que es solo un hábito mental.
- Duda sobre el orden del mundo: Además, duda de que el mundo tenga suficiente orden y belleza como para probar la existencia de un ser perfecto.
Para Hume, Dios podría ser solo un producto de la imaginación humana, y la religión se basa en el miedo, la ignorancia y la superstición.