San Agustín: Pensamiento Filosófico y Teológico Clave
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San Agustín: Padre del Pensamiento Occidental Cristiano
San Agustín, nacido en el siglo V, es reconocido como el más grande de los Padres de la Iglesia. Su influencia dominó el pensamiento occidental hasta el siglo XIII. Fue el artífice del primer sistema completo del pensamiento cristiano, impulsado por una profunda vocación de enseñanza y defensa de la fe. Su intención principal era catequética, y llevó a cabo la primera gran síntesis entre la filosofía cristiana y la filosofía griega, especialmente la de Platón, a quien “cristianizó”.
Epistemología Agustiniana: La Búsqueda de la Verdad
En el pensamiento de San Agustín, existe un ardiente deseo de alcanzar la verdad en sí misma, pues solo al lograrla el ser humano encuentra la felicidad. Para ello, establece tres niveles de conocimiento:
- Conocimiento Sensible: Aquel que proviene de los sentidos. San Agustín considera que este no es un conocimiento verdadero en sí mismo, ya que los sentidos pueden engañar y solo captan lo particular y cambiante.
- Conocimiento Racional: Es la elaboración que la razón realiza a partir de los datos proporcionados por los sentidos. Permite organizar y comprender el mundo sensible, pero aún no alcanza la verdad última.
- Conocimiento Contemplativo: Representa el más alto grado de conocimiento. A través de él, se alcanza la contemplación de las ideas eternas. Este es el auténtico conocimiento y solo es posible lograrlo en el interior del propio ser humano. Para San Agustín, es la presencia de Dios en cada persona, mediante la cual se descubre la verdad y se alcanza la tranquilidad. Esta concepción muestra una clara influencia platónica.
Alcanzar este nivel superior de conocimiento supera la capacidad humana por sí sola. Por esta razón, San Agustín considera necesaria una ayuda exterior: una luz que ilumine la mente humana para conocer las ideas. Esta luz es Dios, y a este proceso San Agustín lo denomina la Iluminación Divina.
Antropología Agustiniana: Cuerpo, Alma y Pecado Original
La visión de San Agustín sobre el ser humano es profundamente dualista. El hombre está formado por dos componentes esenciales:
- Cuerpo: De naturaleza material y mortal.
- Alma: De naturaleza espiritual e inmortal, creada directamente por Dios y participante de la vida divina.
El alma es lo que define al ser humano y debe regir al cuerpo. Sin embargo, debido al pecado original, el alma no siempre puede dirigir al cuerpo de manera efectiva, lo que genera una falta de armonía y conflicto interno. A diferencia de Aristóteles, para San Agustín la moral no está intrínsecamente unida al conocimiento, sino a la voluntad.
El Sentido de la Historia: La Ciudad de Dios y la Ciudad Terrena
San Agustín concibe la humanidad agrupada en dos categorías fundamentales, basadas en el objeto de su amor:
- Aquellos que siguen el amor a Dios, incluso hasta el desprecio de sí mismos.
- Aquellos que se centran en el amor a sí mismos, hasta el desprecio de Dios.
Existe una lucha continua entre estos dos grupos, que San Agustín simboliza en dos ciudades:
- La Ciudad Terrena (Babilonia): Representa a aquellos que no creen y viven según los valores mundanos.
- La Ciudad Celestial (Jerusalén): Representa a aquellos que creen y viven según los preceptos divinos.
Con esta conceptualización, San Agustín sienta las bases de lo que más tarde se conocerá como la filosofía de la historia.
Pensamiento Político Agustiniano: Autoridad y Ley
En la visión política de San Agustín, el Estado y la Iglesia deben regirse por valores espirituales, estableciendo una influencia mutuamente beneficiosa. Ambos buscarán los intereses divinos, no los meramente terrenales.
Leyes: Positiva y Natural
San Agustín distingue entre dos tipos de leyes:
- Ley Positiva: Es la ley creada convencionalmente por el ser humano, propia de un estado particular.
- Ley Natural: Es la ley universal que Dios ha puesto en el corazón de cada ser humano, accesible a la razón y fundamento de la moralidad.
Origen de la Autoridad y Teorías Políticas
Para San Agustín, el origen de toda autoridad reside en Dios. Es Dios quien legitima el poder, y por ello la Iglesia tiene la potestad de investir a los gobernantes. De esta concepción nacen dos importantes teorías políticas:
- Cesaropapismo: El estado debe estar sometido o al menos dejarse guiar por la Iglesia, ya que es la que manda.
- Agustinismo Político: Esta teoría sostiene que el poder político debe estar sometido al poder religioso, reconociendo la superioridad moral y espiritual de la Iglesia.
Dios, la Creación y el Problema del Mal en San Agustín
En el pensamiento de San Agustín, hay un constante recurso a Dios. La existencia de Dios es la exigencia fundamental de toda su filosofía. No le preocupó tanto demostrar su existencia de manera racional, como descubrirlo en el interior del hombre y así superar sus limitaciones existenciales.
La Creación y el Ejemplarismo
Este Dios es el fundamento de todo lo existente, el Creador. La creación es un acto libre y ex nihilo (de la nada), donde Dios forma todo lo existente de acuerdo con las ideas eternas presentes en su mente. La creación es un acto único: Dios crea tanto lo que existe actualmente como lo que existió y existirá. A esta concepción se le denomina ejemplarismo.
La Escala de los Seres
Este mundo es un conjunto de seres que poseen diversos grados de perfección, cuya culminación es el ser humano. Esta forma de entender la jerarquía del mundo recibe el nombre de escala de los seres.
El Problema del Mal
Una de las cuestiones centrales abordadas por San Agustín es: ¿Por qué existe el mal? Su respuesta es que el mal no es una creación divina, ya que esto implicaría una imperfección en Dios. En cambio, el mal es una carencia, una privación del bien, y por lo tanto, no es algo que exista realmente como una entidad positiva ni es objeto de creación. El mal existe porque el ser humano es libre, y es precisamente la libertad humana la que lo hace responsable de la existencia del mal moral.