San Agustín: Contexto, Obra y Legado de La Ciudad de Dios

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La Ciudad de Dios de San Agustín

Contexto y Obra

a) Contexto: La Ciudad de Dios se escribió entre el 413 y 427, tras el saqueo de Roma. San Agustín escribió "De Civitate Dei contra Paganos" para defender el cristianismo de los paganos que lo acusaban de la caída de Roma. Su defensa fue en tono apologético, demostrando que Cristo no tenía la culpa, sino que Roma cayó por sus propios vicios. Resaltó el papel de la providencia y que el Dios único permitió el saqueo de Roma. No establece cómo deben ser las relaciones entre Iglesia y Estado.

Las Dos Ciudades

Las dos ciudades son los principios opuestos que rigen la conducta humana: el amor de Dios y la ley moral que nos lleva a Él (Ciudad de Dios) o el rechazo a Dios y a su ley (ciudad terrena). Consta de 22 libros separados en dos bloques. En el bloque I se ve el tono apologético, defiende la religión frente al paganismo. En el segundo bloque trata la Ciudad de Dios. En el Libro XI expone las dos ciudades:

  • La ciudad terrena se rige por una ley no eterna, es imperfecta, con soberbia y destrucción tras la muerte. Los hombres se aman a sí mismos y desprecian a Dios. Es transitoria. Se menciona el concepto del hombre como imagen de la Trinidad.
  • La Ciudad de Dios se rige por la ley de Dios, toda perfección. Los hombres aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos. Reina la caridad y tras la muerte hay salvación. Va más allá de la historia y no alcanza un gobierno perfecto en el tiempo histórico.

Influencias y Legado de San Agustín

B) En la época de San Agustín se consolida el cristianismo como religión del Imperio Romano. Este se deteriora y sufre invasiones. La temprana lectura de Hortensius de Cicerón lo inicia en la filosofía en la búsqueda de la verdad. Cree encontrarla en los maniqueos que desprecian el Antiguo Testamento y su doctrina del mal, como elemento relegado al reino de la oscuridad por la purificación del espíritu. Del estoicismo de Séneca recoge términos como ley eterna y Ciudad de Dios. Al dejar el maniqueísmo se inicia en el escepticismo de la Academia, que también abandona. El obispo de Milán influye en su conversión al cristianismo y en aceptar la Biblia como verdadera autoridad. La lectura del Fedón y del Timeo de Platón, y las Enéadas de Plotino le hacen inscribirse como catecúmeno en la Iglesia. La lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos hace que vea a Cristo como maestro espiritual y salvador.

Pensamiento y Repercusión

El cristianismo cambia la filosofía y la razón estará subordinada a la fe. El cristianismo se considera una religión de salvación. Pero pronto, el pensamiento religioso necesitará un contenido teórico para la fe y recurre a la filosofía, concretamente a Platón a través del neoplatónico Plotino, aunque también aporta el creacionismo, el monoteísmo y la omnipotencia de Dios.

San Agustín aparece en la Edad de Oro de la doctrina cristiana, llamada Patrística, y gracias a él, el platonismo quedó unido al cristianismo durante siglos. Tomás de Aquino aceptó tres doctrinas agustinianas: el abismo metafísico entre Dios y las criaturas, el ejemplarismo y la solución al problema del mal. Pero no aceptó la doctrina del conocimiento agustiniana.

En el Renacimiento, su teoría de las dos ciudades estaba en la polémica Erasmo-Lutero. También hay similitud entre el cogito ergo sum de Descartes y el Si fallor, sum de San Agustín. La visión lineal del tiempo y de la historia de San Agustín es uno de los rasgos del cristianismo.

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