Sabiduría Ancestral: Fábulas Clásicas y Lecciones de Vida

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La Zorra y las Uvas

Una zorra hambrienta, al ver unos racimos que colgaban de una parra, quiso apoderarse de ellos y no pudo. Mientras se iba, dijo para sí: “Están verdes”.

Así también, algunos hombres que no consiguen llevar a buen fin sus asuntos por su debilidad, acusan a las circunstancias.

Los Pescadores y el Atún

Unos pescadores que habían salido a pescar, como no habían cogido nada después de mucho tiempo, se desanimaron y se disponían a regresar. Al momento, un atún que era perseguido por peces más grandes saltó a la barca. Y aquellos, después de cogerlo, se volvieron con agrado.

La fábula muestra que muchas veces lo que nos ofrece la técnica lo regala la suerte.

Las Ranas en la Charca

Dos ranas, habiéndose secado su charca, daban vueltas buscando dónde quedarse. Y cuando llegaron junto a un pozo, una aconsejó saltar despreocupadamente. Pero la otra dijo: “Y si también se seca el agua del pozo, ¿cómo vamos a poder salir?”.

La fábula nos enseña a no emprender asuntos sin prever las consecuencias.

La Comadreja y la Lima

Habiendo entrado una comadreja en el taller de un herrero, se topó con la lima que allí había. Y sucedió que, raspándose la lengua, le salía mucha sangre. Pero ella se complacía pensando en que le sacaba algo al hierro hasta que perdió totalmente la lengua.

La fábula se dice contra los que en su afán de disputas se dañan a sí mismos.

Un Ciervo y un León en una Cueva

Un ciervo que huía de unos cazadores llegó a una cueva en la que había un león y entró allí para esconderse. Y siendo atrapado por el león y estando a punto de morir, dijo: “¡Desdichado de mí, que por huir de los hombres me pongo en manos de una fiera!”.

Así, algunos hombres, por miedo a riesgos pequeños, se meten en peligros mayores.

El Mosquito y el Toro

Un mosquito que se había posado sobre el cuerno de un toro y había estado sentado durante mucho tiempo, cuando iba a marcharse, preguntó al toro si quería que ya se fuera. Y él, contestándole, dijo: “Pero ni me enteré cuando llegaste, ni me enteraré si te vas”.

En esta fábula, uno se podría valer contra un hombre sin poder, que ni presente ni ausente causa daño o provecho.

La Gaviota y el Milano

Una gaviota a la que se le había reventado la garganta por haberse tragado un pez, yacía muerta en la playa. Y un milano, al verla, dijo: “Desde luego, tú sufres lo merecido, porque habiendo nacido ave, haces tu vida en el mar”.

De la misma manera, los que abandonan sus propias ocupaciones y se lanzan a las que no les convienen en absoluto son, naturalmente, desgraciados.

La Serpiente, la Comadreja y los Ratones

Una serpiente y una comadreja se peleaban en una casa. Y los ratones, que continuamente allí eran comidos por ambos, cuando los vieron pelearse, salieron andando a su antojo. Pero cuando vieron a los ratones, dejando entonces su pelea, se volvieron contra aquellos.

Así también, en las ciudades, los que se inmiscuyen en las revueltas populares, sin darse cuenta, se convierten en víctimas de unos y otros.

Las Ocas y las Grullas

Unas ocas y unas grullas pastaban en el mismo prado y, habiendo aparecido los cazadores, las grullas, que son livianas, echaron a volar con rapidez; pero las ocas, que permanecen por el peso de sus cuerpos, fueron apresadas.

La fábula muestra que en la toma de una ciudad los pobres huyen fácilmente, pero los ricos, siendo cogidos, son esclavizados.

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