La Romanización de Hispania: Legado Jurídico y Cultural del Imperio Romano

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Derecho Romano y Derechos Indígenas en Hispania

La Romanización: Consideraciones Generales

La conquista de Hispania por los romanos y la subsiguiente colonización supusieron un fenómeno capital que determinó el sentido de la vida y de la cultura hispana hasta hoy en día. Esto se debió a dos motivos fundamentales:

  • La conquista romana fue la primera vez que la Península Ibérica pasó a tener una sola unidad política, en contraposición a los mosaicos de pueblos preexistentes.
  • La incorporación de aquellos pueblos indígenas a la cultura romana, siendo esta cultura la que influyó en la creación de Europa y en el establecimiento del sistema de valores en la civilización occidental.

En relación con este segundo motivo, la cultura romana se caracterizó por ser una cultura de síntesis, gracias a la incorporación a su propia cultura de características espirituales, sociales y económicas de los pueblos que formaron el Imperio Romano. Si a esto se añade un derecho original y novedoso para aquella época, como fue el Derecho Romano, un idioma común como el latín, y unas construcciones y obras públicas eficientes para la época, la romanización significó en Hispania, por una parte, la recepción del antiguo pensamiento griego y de las tradiciones culturales del Mediterráneo Oriental, donde surgió el Cristianismo. En definitiva, esta romanización implicó la recepción de aquella vasta cultura romana y la expansión del Cristianismo.

Clasificación Jurídica en el Imperio Romano

El ordenamiento jurídico romano se diferenció en cuatro grupos distintivos: los ciudadanos romanos, los latinos, los peregrinos y los esclavos. Los tres primeros eran considerados personas con capacidad jurídica, a diferencia de los esclavos, quienes carecían de capacidad jurídica y de libertad.

Los Ciudadanos Romanos

Los ciudadanos romanos, con base en el principio de personalidad del derecho, formaban parte del pueblo de Roma. Tenían plena ciudadanía, por lo que eran titulares de todos los derechos civiles y políticos del Derecho Romano. Podían intervenir en el gobierno tanto de la ciudad romana como en los territorios incorporados a ella. Por todo ello, al principio, la ciudadanía romana era considerada un distintivo jurídico y social de gran valor.

Los Latinos

Los latinos eran los habitantes de las provincias que formaban parte del Imperio. Estas personas se regían por el Derecho Romano solamente para asuntos comerciales y patrimoniales, pero no para asuntos civiles y políticos. Este derecho de las personas denominadas latinas era el conocido como el IUS LATII, siendo la segunda categoría más importante dentro de la estratificación social.

Los Peregrinos

Los peregrinos eran todos aquellos extranjeros o no ciudadanos que vivían dentro de las fronteras del Imperio y que estaban regulados por su derecho de origen, tanto en las relaciones privadas como en todas las relaciones públicas no reguladas por el derecho provincial romano. Por este motivo, constituían la tercera categoría en importancia dentro de las condiciones jurídicas existentes en el Derecho del Imperio Romano.

Aplicación del Derecho Romano en Hispania

La aplicación del Derecho Romano en Hispania se realizó mediante un procedimiento selectivo y matizado. En este sentido, se puede observar que hasta el siglo III la ciudadanía solamente fue concedida a determinadas personas a modo de recompensa, para acabar concediéndose a grupos enteros. La organización que adquirían dichos grupos era similar a la de las llamadas colonias romanas.

En este proceso de aplicación del Derecho Romano en Hispania, cuando se poseía la latinidad y se había ejercido la presidencia de un órgano de gobierno municipal, esa persona y todos sus familiares acababan obteniendo la ciudadanía romana. Este procedimiento de la ciudadanía romana se le denominó Minus Latium.

Fue en el siglo II, con el emperador Adriano, cuando todo miembro de un consejo de gobierno municipal que era latino conseguía para sí y sus familiares la ciudadanía romana, y a este procedimiento se le llamó Maius Latium.

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