Roma Monárquica: Orígenes, Reyes y la Influencia Etrusca en la Antigüedad

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Roma Monárquica: Orígenes y Desarrollo Temprano

La fundación de Roma se sitúa tradicionalmente en el 753 a.C. La monarquía estuvo dirigida por siete reyes y cayó en el 509 a.C. La República se extendió desde el 509 a.C. hasta el 27 a.C., momento en que, con la llegada de Augusto al poder, se inició la época del Imperio.

Antes de la conquista romana, la península italiana estaba habitada por poblaciones muy diversas: ligures, etruscos, galos, sabinos, samnitas, umbros, etc. Constituía un mosaico de pueblos diversos. La conquista de la península italiana por parte de Roma supuso la progresiva unificación política, administrativa y lingüística de todos estos territorios. Entre ellos, destacaron Etruria, el Lacio y la Magna Grecia.

Los Etruscos: Influencia y Cultura

Los etruscos ejercieron una notable influencia sobre Roma. Su alfabeto, de origen fenicio, era el llamado abecedario cálcico. Según Heródoto, los tirrenos procedían de Lidia; debido a graves hambrunas, se trasladaron a la península itálica, cerca de los umbros, lo que sugiere un posible origen oriental de los etruscos. Dionisio de Halicarnaso, por su parte, afirmaba que los tirrenos se autodenominaban «rasenna». No obstante, su auto-denominación exacta sigue siendo objeto de debate. Más bien, se les considera el resultado de un desarrollo cultural autóctono en la propia Italia. La Estela de Lemnos, hallada en la isla homónima, presenta una lengua con notables similitudes con el etrusco.

Los etruscos eran un pueblo asentado al norte del río Tíber, en la región de la actual Toscana. Nunca constituyeron un estado único, sino que se organizaron en ciudades-estado gobernadas originalmente por reyes. Combinaban el poder militar (simbolizado por los fasces) con un papel destacado en el ámbito religioso. Esta concepción religiosa los llevó a la creación de elaboradas necrópolis. Los arúspices (sacerdotes) adivinaban la voluntad de los dioses, que se manifestaba a través del examen del hígado de las víctimas de los sacrificios. El arte de la adivinación se mantuvo bajo el dominio romano; el ejemplo más conocido es el Hígado de Piacenza.

El siglo VI a.C. marcó el período de mayor esplendor de la sociedad etrusca. Se expandieron a la zona del río Po y de la Campania, y alcanzaron también Córcega. Esta expansión fue predominantemente comercial.

Los Orígenes de Roma: Entre Mito e Historia

Las fuentes para el estudio de los orígenes de Roma se dividen en dos tipos principales:

  • La tradición literaria.
  • La información arqueológica.

La tradición literaria, en particular, presenta dos ciclos legendarios fundamentales:

  • El ciclo troyano, centrado en Eneas como colonizador del Lacio.
  • El ciclo romano, protagonizado por Rómulo como fundador de la ciudad.

La primera tradición narra la huida de Eneas de la ruina de Troya, junto a su padre, hasta alcanzar la desembocadura del Tíber. Allí se unió a Lavinia.

El segundo ciclo legendario gira en torno a los gemelos Rómulo y Remo. En Alba Longa, se sucedía una dinastía de doce reyes. Numitor fue destronado por Amulio. Para que Numitor perdiera toda descendencia, Amulio hizo ingresar a su hija, Rea Silvia, en el colegio de las Vestales. El dios Marte la poseyó, y de cuya unión nacieron Rómulo y Remo, quienes, una vez adultos, se propusieron fundar una nueva ciudad. Rómulo eligió el Palatino y Remo el Aventino. Rómulo trazó el pomerium (límite sagrado) de la nueva ciudad. Remo, al saltar sobre el surco que había trazado su hermano, provocó su propia muerte. Este ciclo mítico es de origen puramente itálico. Sin embargo, la evidencia arqueológica sugiere que Roma no surgió de esta manera legendaria. El desarrollo inicial de Roma se atribuye más bien a su estratégica ubicación central en la península, en un punto de confluencia entre las ciudades etruscas y las polis griegas. La llanura circundante ofrecía excelentes oportunidades para la explotación agrícola y ganadera. La ciudad se formó en la confluencia de varias colinas, como el Palatino, el Capitolio, el Quirinal y el Aventino.

En todo caso, Roma, como ciudad antigua, nace cuando se constituye una comunidad política, un colectivo unido por un mismo marco legal, cultos y creencias, y una identidad cívica compartida. Estos elementos se superponen a las tradicionales formas de organización social basadas en el parentesco.

La Monarquía Romana: Reyes y Fases

La Roma primitiva estuvo gobernada por siete reyes, durante un período de aproximadamente 250 años, desde su fundación (753 a.C.) hasta la instauración de la República (509 a.C.). La historicidad de estas fechas y de la mayoría de estos personajes, especialmente los primeros, es objeto de debate entre los historiadores. Tradicionalmente, se distinguen dos fases principales: la monarquía latino-sabina y la monarquía etrusca.

La monarquía latino-sabina incluye cuatro reyes, la mayoría de los cuales están inscritos en el ámbito de la leyenda:

  • Rómulo: Fundador mítico de Roma, quien compartió durante un período el trono con Tito Tacio (rey de los sabinos).
  • Numa Pompilio: Organizador de las instituciones religiosas y del calendario romano.
  • Tulio Hostilio: Rey guerrero, responsable de las primeras guerras de conquista.
  • Anco Marcio: Conquistador, al igual que Tulio, y organizador religioso, como Numa.

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