El rol de la ética en la educación: del aula presencial al entorno virtual
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La ética del educador y su responsabilidad
La ética influye en el educador en dos aspectos fundamentales: los contenidos que imparte y la responsabilidad en su desempeño profesional. Esta responsabilidad implica cultivar una actitud crítica que contribuya al pleno desarrollo de la personalidad de sus alumnos. El educador debe estar capacitado para transmitir conocimientos y valores, contribuyendo así al desarrollo de la ética cívica.
La ética cívica se basa en los valores, derechos y libertades consagrados en la Constitución Española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El fomento de la educación cívica es esencial para la convivencia en una sociedad democrática, una responsabilidad que recae en el Estado. La educación no puede quedar al margen de esta formación, ya que sería incumplir uno de los compromisos básicos que hacen de la educación un servicio público.
El principal desafío de la educación como servicio público reside en la posible fricción entre el Estado y otros agentes educativos, como padres y profesores. En ocasiones, puede percibirse una invasión del Estado en ámbitos que corresponden a otras instancias, mientras que en otros casos, padres o profesores podrían extralimitarse en sus funciones.
Otro aspecto problemático es la acusación de adoctrinamiento en ciertos procesos educativos. El adoctrinamiento consiste en la transmisión de información de manera que el alumno no pueda cuestionarla críticamente. Esta práctica limita el pensamiento crítico del alumno e impide su desarrollo como ser autónomo y libre. A menudo, las denuncias por adoctrinamiento buscan desacreditar posiciones educativas contrarias, pero cuando el adoctrinamiento es real, se obstaculiza el objetivo de la educación como promotora de la autonomía racional.
La transmisión de contenidos es un arte. El profesor no solo debe compartir su saber, sino también su deseo de saber.
La responsabilidad del educador en las relaciones interpersonales
La segunda dimensión de la ética educativa es la responsabilidad del profesor por la calidad de las relaciones que establece. Existe una conexión intrínseca entre la forma en que se relaciona con los alumnos y la manera en que transmite los contenidos. El desinterés genera una relación superficial y un desempeño mediocre, mientras que el compromiso se refleja en:
- La promoción de la autonomía de los alumnos.
- El respeto en las relaciones mutuas.
- La afirmación de la dignidad de cada miembro de la comunidad educativa.
El tacto pedagógico
El tacto pedagógico es la sensibilidad con la que un buen educador lleva a cabo su labor. Esta cualidad, de naturaleza más intuitiva que técnica, es fundamental para todo educador. Los alumnos no solo esperan una comunicación correcta y una transmisión adecuada de conocimientos, sino también un compromiso y entrega por parte del profesor.
El tacto pedagógico se define como el conjunto de cualidades, habilidades y competencias que se refieren a la forma en que los educadores interactúan con los estudiantes. Actuar con tacto pedagógico implica influir en el estudiante sin ser autoritario, controlador o dominante, evitando crear dependencia o impotencia.
El tacto pedagógico forma parte del saber práctico y está relacionado con la prudencia, la virtud que guía nuestras acciones y facilita la elección de los medios más adecuados para alcanzar un fin. Se sitúa en un punto intermedio entre la teoría y la práctica, un juicio rápido que se adapta a las circunstancias concretas. El tacto pedagógico armoniza la voluntad del profesor con la necesidad del alumno, reconociendo que no se puede educar a la fuerza y respetando la libertad del estudiante. Facilita la formación de los alumnos respetando su intimidad y autonomía.
La ética en los espacios educativos virtuales
La responsabilidad del educador en el uso de las TIC
Los profesores deben reflexionar sobre su responsabilidad en el uso que hacen los alumnos de las TIC, tanto en entornos virtuales como en aplicaciones y programas en contextos presenciales. La Constitución Española garantiza el derecho al libre desarrollo de la personalidad. La web 2.0, a diferencia de la web 1.0, permite la creación de una personalidad virtual (yo digital) a través de la participación activa del sujeto.
En la web 2.0, la interacción es constante. Al acceder a una página o aplicación, se presentan múltiples opciones, algunas obligatorias, que permiten la interacción con el visitante, desde dejar un mensaje hasta conocer su ubicación. La incomunicación no es una opción en este entorno. Esto genera una responsabilidad educativa que abarca desde detalles elementales hasta aspectos más complejos. El tratamiento de la información y el desarrollo de la competencia digital son competencias básicas del currículo escolar en la educación primaria y secundaria.
La competencia digital implica utilizar las TIC de manera eficiente, comprendiendo su naturaleza y funcionamiento en diversos contextos. La ética educativa 2.0 se refiere a la doble responsabilidad de los educadores: interactuar adecuadamente en entornos virtuales y formar a los alumnos para que también lo hagan.
Existen dos ámbitos de actuación:
- Espacios no propiamente educativos donde el profesor puede estar implicado, como chats.
- Espacios educativos gestionados por el profesor, como cursos virtuales.
Los primeros son espacios abiertos, mientras que los segundos son cerrados, con acceso restringido y normas de uso. Tanto en el ámbito físico como en el virtual, el profesor debe transmitir que la libertad implica responsabilidad. Es crucial enseñar a no exagerar el potencial educativo de las nuevas tecnologías y a reconocer cuándo estas constituyen una barrera para el desarrollo pedagógico. El foco debe estar siempre en los alumnos.
Recomendaciones para el uso de las TIC en la educación
- Priorizar lo educativo sobre lo tecnológico.
- Reconocer que las nuevas tecnologías no tienen efectos mágicos sobre el aprendizaje ni garantizan la innovación educativa.
- Entender que los métodos pedagógicos, las estrategias didácticas y las actividades son los que promueven el aprendizaje.
- Utilizar las TIC de forma que el alumno aprenda haciendo uso de ellas.
- Emplear las TIC tanto para el trabajo individual como para el aprendizaje colaborativo.
- Al programar una actividad con TIC, especificar el objetivo, el contenido de aprendizaje y la competencia que se pretende desarrollar.
- Planificar cuidadosamente el tiempo, las tareas y las actividades, evitando la improvisación.
- Integrar las actividades con ordenadores en los objetivos curriculares, no de forma separada al proceso de enseñanza habitual.
- Promover el desarrollo de habilidades como la búsqueda, consulta y elaboración de información, la expresión y difusión de información, y la relación y comunicación con otras personas.
- Utilizar las TIC para fomentar el desarrollo de la dimensión instrumental, cognitiva, actitudinal y axiológica del aprendizaje del alumno.