Rodríguez: Un Relato de Integridad Rural - Duelo entre el Bien y el Mal

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Español

Escrito el en español con un tamaño de 10,11 KB

Una Mirada a la Obra de Francisco Espínola

El texto “Rodríguez”, del escritor uruguayo Francisco Espínola, pertenece al género narrativo, y dentro de este se puede clasificar como un cuento, debido a que se caracteriza por su relativa brevedad, y por su concentración (desarrolla sobre un solo tema o motivo). Esta obra es típica de la Generación del 30 o del Centenario a la que perteneció su autor, porque sus personajes pertenecen al medio rural, son típicos del folclore de la región (el gaucho, el diablo) y al mismo tiempo presenta una estructura narrativa innovadora.

El Título y su Significado

El título del cuento es epónimo, “Rodríguez” es el personaje central. El autor ha optado por un apellido común en el ámbito rural, queriendo representar a través de él al hombre de campo; ese personaje puede ser cualquier paisano.

El Tema Central: La Lucha Interna

El tema del relato es el duelo entre el bien y el mal representado en el duelo verbal que se establece entre el protagonista y “el desconocido”, que intenta tentarlo. Rodríguez logra salir airoso del combate, porque posee la firmeza e integridad del hombre sencillo, que valora lo que es y menosprecia aquello que no provoca su felicidad (el poder, el dinero).

Estructura del Relato: Cuatro Momentos Clave

En cuanto a la estructura, distinguimos cuatro partes o momentos:

  • La situación inicial
  • El duelo
  • Las pruebas mágicas
  • El desenlace

1. La Situación Inicial: Un Comienzo Abrupto

La situación inicial se abre con un comienzo abrupto, informando con una comparación, las circunstancias en las que se desarrollará el relato: en pleno campo, en medio de un paso iluminado por el plenilunio. Se destaca la luminosidad de la noche, apta para ver, distinguir: “Como aquella luna había puesto todo igual, igual que de día”. El tono coloquial del narrador externo, se hace presente en la reiteración de la palabra “igual” en la que insiste en la claridad de la noche.

“(…) desde el medio del Paso, con el agua al estribo, lo vio Rodríguez hecho estatua en el medio de la barranca opuesta”, el otro personaje aparece sorpresivamente, para Rodríguez y para el lector, pues su introducción a través del pronombre “lo” impone la pregunta: ¿Qué vio? La desconfianza del protagonista se puede interpretar por el gesto de tomar su pistola bajo el poncho.

2. Caracterización de los Personajes: Rodríguez y el Desconocido

De Rodríguez conocemos tan solo su nombre, del otro algunos rasgos grafopéyicos que están dados por la observación del primero: “le fue observando la negra cabalgadura, el poncho más que colorado (…) Desmirriado era el desconocido, y muy, muy alto. La barba aguda, renegrida. (…) largos mostachos le sobresalían (…) entecado del semblante”. Esto nos manifiesta la habilidad de Rodríguez como observador; esta capacidad es un rasgo de inteligencia. Por otra parte, la información que se brinda del otro personaje contiene ciertos rasgos simbólicos que, en la creencia popular lo hacen asociar al diablo (caballo negro, poncho rojo). El narrador ahorra exhaustivas descripciones de los rasgos físicos de ambos porque lo que importa destacar es su personalidad, su etopeya.

Conjuntamente con la aparición, podemos empezar a reconocer algunos rasgos etopéyicos del “desconocido”: “desplegó una sonrisa (…) llegó con melosidad”, esto denota su falsedad, su hipocresía, sus malas intenciones. El uso del estilo directo (las palabras del personaje) lo aclara más aún, emplea el voseo, intenta ganar la simpatía y la atención de Rodríguez, quiere seducirlo, convencerlo de que haga algo que él desee. Estas intenciones se ven condensadas en la metáfora “una mirada que era un cuchillo de punta, pero que se contrajo al hallar la del otro y, de golpe, quedó cual la del cordero”, es una presentación indirecta de los sentimientos del tentador. Su comportamiento sugiere su pretensión de hacer que Rodríguez deje de cabalgar, de forzar el diálogo para tentarlo.

Paralelamente a esta información, se presenta la reacción que produce en Rodríguez; todas sus acciones tienen como objetivo resaltar su intención de seguir su ruta: “sin el menor interés por saber quién era el importuno (…) siguió su avance a través de la gran claridad, la vista entre las orejas de su zaino, fija “. El adjetivo importuno da cuenta de la incomodidad que produce este sujeto en el protagonista.

3. El Duelo: Un Enfrentamiento Verbal y Psicológico

El segundo momento, el duelo, se produce en el plano verbal y psicológico. El tentador intenta detener el avance de Rodríguez. El camino por el cual transitan simboliza el destino, lo que el hombre puede alcanzar por sí mismo, por su trabajo y esfuerzo. En este sentido podemos identificar a Rodríguez, como protagonista y al desconocido como antagonista. Rodríguez muestra una conducta ejemplar, ya que nunca se desvía del camino. El duelo se conforma de una sucesión de ofrecimientos del tentador, rechazados por Rodríguez. Estos ofrecimientos aparecen en orden creciente de tentación: mujer, dinero, poder. Esta gradación sugiere la dificultad que supone tentar al protagonista; el tentador debe incrementar su apuesta cada vez. Rodríguez posee un código moral, valora quién es, no lo que pueda tener. Los ofrecimientos son formulados con insistencia y el empleo de ese tono familiar que tanto irrita a Rodríguez “Rodríguez volvió a carraspear, (…) escupió (…) Muy fastidiado por el parloteo (…) se contuvo para ver si el silencio aburría al cargoso”.

El silencio de Rodríguez perturba al tentador, es algo nuevo, un hombre que no cede a los ofrecimientos más tentadores; su actitud se resume en las palabras del narrador. “Sintióse invadido como por el estupor”. El momento culmina con un paralelismo psico – cósmico, la luna: “Asimismo bajo la ancha blancura, ¡qué silencio, ahora, al paso de los jinetes y de sus sombras tan nítidas! De golpe pareció que todo lo capaz de túrbalo había fugado lejos (…)”

4. Las Pruebas Mágicas: Elementos Fantásticos

El tercer momento introduce los elementos fantásticos al relato, aparecen los recursos sobrenaturales del tentador. Rodríguez se prepara para disfrutar de un cigarro, hay una postura corporal y mental relajada, concentrada, dispuesta a disfrutar del sencillo placer que le ocasiona fumar.

La exasperación del antagonista se traduce en sus gestos “en brusca resolución (…) casi se dio contra unos espinillos”. Las pruebas se suceden rápidamente, está desesperado por llamar la atención de su “víctima” que “Registrábase (…) en procura de su yesquero”, ignorando totalmente las transformaciones que le presentaba: el color del caballo, la rama de tala en víbora.

En una última tentativa, “apeló al poco de calma que le quedaba” e hizo surgir de la yema de sus dedos una llama que ofreció a Rodríguez. Ante la falta de respuesta surge la desesperación “-¿Y? …¿Qué me decís ahora?”, los puntos suspensivos sugieren la confusión mental, la falta de palabras, no sabe qué decir.

La primera respuesta de Rodríguez surge finalmente con total tranquilidad y se muestra tajante, lapidario: “Esas son pruebas”. El sustantivo 'pruebas' puede tomarse con doble acepción: un desafío (en este caso a su integridad) o una acrobacia circense (lo que lo dejaría en ridículo, como un payaso).

5. El Clímax y las Metamorfosis

El narrador apela a metáforas para lograr transmitir el estado anímico del tentador: “un baldazo de agua fría (…) la mente hecha un volcán”. Así, el relato alcanza el clímax, o punto de mayor tensión, en el que se suceden las metamorfosis a través de las cuales el tentador pretende imponer su poder. La primera, transformación del caballo en un toro es imponente, pero su efecto en la mente de Rodríguez es escaso “presentado con tanto fuego en los ojos que milagro parecía no le estuviera ya echando humo el cuero” (la ironía surge de que no le impresiona la transformación sino el efecto que pudiera surtir en el animal). La segunda transformación es irrisoria, el toro se convierte en un bagre. Esto suscita la segunda respuesta de Rodríguez, tan neutral como la anterior: “¿Eso?, Mágica, eso.” Estas escuetas palabras, en las que por medio del demostrativo neutro “eso”, designa a todas las pruebas, les da un valor insignificante, algo que no merece ni siquiera ser nombrado.

6. El Anticlímax y la Derrota del Tentador

El cuarto momento constituye el anticlímax del cuento, la tensión cede al absurdo, la respuesta del tentador es anti – literaria, una respuesta vulgar que traduce su derrota e impotencia: “¡Te vas a la puta que te parió!”

7. Epílogo y Estructura Circular

Un breve epílogo finaliza la obra, en él se sugiere que Rodríguez ni siquiera lo escuchó. Un nuevo paralelismo psico – cósmico resalta la claridad de la luna y nos coloca nuevamente en la situación inicial: el tentador esperando a otro jinete entre los sauces del Paso. Podemos decir entonces que el cuento tiene una estructura circular. Para Rodríguez no todo sigue igual, se ha probado como un hombre valiente, determinado y honesto, valores que Espínola resalta como propios del hombre de campo, apegado a la tierra y al trabajo.

Personajes Principales

  • Rodríguez: Protagonista, hombre de campo íntegro y firme en sus valores.
  • El Desconocido: Antagonista, representa la tentación y el mal, posiblemente el diablo.

Entradas relacionadas: