Richard Wagner: La Revolución de la Ópera Romántica Alemana
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La Triple Influencia de Wagner
Richard Wagner (1813-1883), el compositor más destacado de ópera alemana, es una figura crucial en la historia de la música del siglo XIX. Su importancia radica en tres aspectos:
- Perfeccionó la ópera romántica alemana, similar a Verdi en Italia.
- Creó una nueva forma, el drama musical.
- Su lenguaje armónico, especialmente en sus últimas obras, llevó las tendencias románticas hasta la disolución de la tonalidad clásica.
Además, los escritos de Wagner influyeron en el pensamiento del siglo XIX, no solo en la música, sino también en la literatura, el teatro, e incluso en cuestiones políticas y morales.
La Música al Servicio del Drama
Para Wagner, la música debía servir a la expresión dramática. Sus composiciones importantes son para el teatro. Su primer triunfo llegó con Rienzi, seguido de El Holandés Errante, una ópera romántica en la línea de Weber. El éxito de estas obras le valió el puesto de director de la ópera de Dresde.
El Holandés Errante: Un Punto de Inflexión
El Holandés Errante muestra las líneas maestras de su desarrollo posterior. El libreto, escrito por él mismo, se basa en una leyenda. La música destaca en la descripción de la tempestad y en las ideas contrastantes de maldición y salvación, presentes en la balada de Senta.
Tannhäuser y Lohengrin: Explorando lo Romántico
Tannhäuser (1845) adapta la sustancia del libreto romántico alemán a la grand opera. La música evoca los mundos del pecado y la santidad con mayor fervor emocional y recursos armónicos y de color. Lohengrin (1850), la última ópera romántica alemana importante, encarna cambios que anticipan sus dramas musicales. El argumento se basa en la leyenda medieval y el folklore, pero con un tratamiento más simbólico. Lohengrin representa el amor divino, y Elsa, la debilidad humana. La orquestación es más plena y controlada, con mayor continuidad musical y extensas escenas unificadas.
El Anillo del Nibelungo: Un Ciclo Monumental
Wagner se exilió en Suiza, donde formuló sus teorías sobre la ópera en ensayos como Ópera y Drama. También escribió los poemas de El Anillo del Nibelungo. La música de los dos primeros dramas y parte del tercero se completó hacia 1857. El ciclo se terminó con Götterdämmerung (1874), y se estrenó en Bayreuth en 1876. Los cuatro dramas, basados en leyendas escandinavas, se relacionan por personajes y leitmotivs. El anillo, fabricado por Alberich con oro robado del Rin, acarrea miseria y muerte. Wotan intenta recuperarlo, pero la maldición se cumple y las doncellas del Rin lo recuperan.
Parsifal y Tristan und Isolde: Innovación Dramática
Su última obra fue Parsifal. Tristan und Isolde, basada en una novela medieval celta, ilustra la concepción wagneriana del drama musical: la unidad absoluta de drama y música. Ambos son expresiones de una sola idea dramática. Poesía, escenografía, puesta en escena, acción y música actúan juntos. La acción dramática tiene un aspecto interior (música instrumental) y otro exterior (palabras cantadas). La música se desarrolla continuamente, sin divisiones formales en recitativos, arias, etc. Sin embargo, persisten las divisiones en escenas y la distinción entre pasajes semejantes a recitativos y melodías en arioso.
La Influencia de Wagner
Tristan und Isolde influyó poderosamente en compositores posteriores. El sistema se subordina a la inspiración y a la intensidad emocional. Die Meistersinger contrasta con Tristan por su comedia humana y armonía diatónica. Parsifal es menos unificada, pero tiene hermosas escenas corales y números instrumentales. En Tristan y Parsifal, Wagner experimentó con la armonía, creando una tonalidad ambigua. Este apartamiento de la tonalidad clásica fue un paso hacia los nuevos sistemas armónicos posteriores a 1890.
Wagner influyó en el género operístico con su ideal de ópera como drama significativo y su método de música continua (melodía perpetua), que minimizó las divisiones dentro de un acto y asignó a la orquesta la función de mantener la continuidad con leitmotivs. Su maestría en el color orquestal también fue influyente. Su música se impuso porque, con su poder arrollador, sugería un éxtasis sensual y místico, objetivo del arte romántico.