Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica

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Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se unen y crean la Unión dinástica, conocida también como la monarquía hispánica, pero esto no suponía la unión territorial ni institucional. Tras ganar la Guerra de Sucesión Castellana, se asientan en el trono e inician reformas para lograr el dominio peninsular, la unidad religiosa y la centralización del poder.

Reformas realizadas:

  1. Se modificaron los órganos de gobierno en Castilla o se crearon nuevos; en Aragón se conservaron las instituciones y su sistema pactista.

  2. Los consejos administraban territorios e instituciones y estaban integrados por juristas.

  3. Las Cortes eran raramente convocadas.

  4. Las chancillerías (Valladolid y Granada) eran órganos supremos de justicia.

  5. Los corregidores eran los representantes del Rey en las principales ciudades.

  6. Se creó la Santa Hermandad (ejército mercenario) para mantener el orden público.

  7. La Inquisición fue un tribunal religioso establecido en ambos reinos.

Así se sentaron las bases de una monarquía autoritaria y del estado moderno.

La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht

Carlos II muere sin descendencia y se le ofrece el trono a Felipe de Anjou (nieto del rey francés Luis XIV). Esta decisión provocó la Guerra de Sucesión Española en la que se enfrenta la alianza antiborbónica liderada por el archiduque Carlos de Habsburgo y conformada por Inglaterra, Holanda y Austria, contra los partidarios de Felipe de Anjou (Francia). La nueva dinastía opta por la unión con Francia (Pactos de Familia) para recuperar territorios y detener la amenaza que suponía Gran Bretaña. En el siglo XIII, se da la Guerra de Independencia de EE.UU, los Borbones recuperan sus territorios perdidos (Italia) y España continúa conservando su imperio colonial, pero estaba sometida bajo los intereses de Francia, generando pocos beneficios y deudas de guerra.

La Guerra Civil Española será entre dos bandos: Castilla (borbónica) y Aragón (austriaca). Felipe V gana en Villaviciosa y Almansa y alcanza la paz con los Tratados de Utrecht y Rastatt. Finalmente, España reconoce a Felipe V como rey tras la renuncia a la corona de Francia. Acaba el monopolio comercial con las colonias y España otorga a Gran Bretaña el asiento de negros y navíos de permiso. A Austria le otorga Nápoles y Sicilia, y a Gran Bretaña, Menorca y Gibraltar.

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