Las Revoluciones de 1830: Impacto y Consecuencias en Francia y Bélgica

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La Revolución Francesa de 1830: Un Giro Liberal

La monarquía de Carlos X había significado una regresión. En el ministerio Polignac figuraban hombres significados por su política y su pasado reaccionario. Pronto se produjo el choque entre la asamblea y el primer ministro.

Carlos X, deseoso de afirmar su gobierno, publicó en julio de 1830 unas Ordenanzas que suspendían la libertad de prensa, disolvían la Cámara y reformaban la ley electoral. Estas medidas concedían más diputados a los grandes colegios, donde figuraban los electores más ricos, y restringían drásticamente la base electoral, excluyendo a comerciantes e industriales.

El periódico Le National comenzó la protesta; 44 periodistas redactaron un escrito negándose a aceptar la disolución de la Cámara de Diputados. El 27 de julio se iniciaron las «Tres Jornadas Gloriosas» de barricadas, en las que se atrincheraron estudiantes, obreros y algunos diputados. Apareció la bandera republicana; la revuelta, con muertos y heridos, se convirtió en una auténtica revolución.

El día 29 de julio, la única autoridad en París la constituía un grupo de parlamentarios. Los monárquicos temían a la República. Este temor inspiró una proclama de Thiers, que ensalzaba la fidelidad del duque de Orleans, Luis Felipe, a la nación. Se le nombró lugarteniente del reino y, el 7 de agosto, los diputados presentes en París lo proclamaron rey.

La entronización de Luis Felipe supuso la aceptación de un postulado fundamental del liberalismo: la soberanía nacional. Luis Felipe fue rey por voluntad de la nación. Se reformó la Carta Magna en sentido liberal, se suprimió la censura de prensa y se estipuló que la base electoral sería más amplia. Los soberanos europeos más conservadores contemplaron con horror al «Rey de las Barricadas».

Algunos políticos estimaron que la revolución había terminado y que Francia debía contribuir a apoyar las revoluciones liberales y nacionales de otros pueblos europeos. Los políticos hostiles a los aires revolucionarios creyeron que las jornadas de julio no habían sido una revolución, sino la resistencia a un golpe de Estado de Carlos X.

Durante dos años, Francia siguió una orientación revolucionaria, apoyando procesos similares en otros países y adoptando medidas radicales en el interior, como el proceso a los ministros de Carlos X. El ministerio Laffitte apoyó la democratización de la Guardia Nacional y permitió la agitación anticlerical en las provincias. Pero no fue capaz de solucionar la crisis económica, agravada por la revolución. El hundimiento de la economía, el desorden en los campos y la epidemia de cólera contribuyeron al gran pánico de 1832. Por esta causa, se produjo la aparición de gabinetes más conservadores que iniciaron la represión contra la prensa y proclamaron el estado de sitio en París. Este viraje explica la nueva oleada revolucionaria.

La Independencia de Bélgica: Un Hito Nacionalista

La revolución belga es la muestra más clara de nacionalismo en las convulsiones de 1830. Bélgica poseía un mayor desarrollo industrial y tenía más población que Holanda. Todo las separaba. Aunque en el Parlamento el número de diputados belgas era igual al de holandeses, solo uno de los ministros era belga.

El 25 de agosto estalló la revolución en Bruselas. Los insurgentes pidieron la autonomía. La burguesía belga restableció el orden, pero la agitación continuó. El rey Guillermo envió seis mil hombres a Bruselas para reprimir la rebelión, pero este hecho precipitó el levantamiento nacional. Las tropas holandesas se retiraron y un gobierno provisional belga declaró la independencia, pidiendo el apoyo francés.

El conflicto se internacionalizó. Francia se convirtió en el apoyo de los belgas; Rusia, con su régimen autocrático, era garante del statu quo de 1815. Los ingleses miraron con simpatía el movimiento belga. Talleyrand, embajador francés en Londres, consiguió la reunión de una conferencia internacional en la capital inglesa, que reconoció la independencia con la condición de que Bélgica fuera un estado neutral perpetuo, aceptara la exclusión de su territorio de Luxemburgo y se comprometiera a pagar los 16/31 de la deuda de los Países Bajos.

Un Congreso en Bruselas eligió a Leopoldo de Sajonia-Coburgo como primer soberano. La Constitución belga de 1831 ha sido considerada como la expresión más acabada del liberalismo, estableciendo:

  • Soberanía del pueblo
  • Dos cámaras elegidas
  • Clero pagado por el Estado pero separado del poder temporal
  • Un sistema judicial independiente
  • Una declaración de derechos

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