La Revolución Sonora del Siglo XX: Impacto de la Tecnología en la Música Popular, el Jazz y la Composición
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La Primera Revolución del Sonido: Música Popular y Jazz en el Siglo XX
La música del siglo XX está marcada por los cambios tecnológicos asociados al registro, procesamiento y distribución del sonido, que afectarán la producción musical y sacudirán los ecosistemas sociales y culturales. Esta revolución del sonido se divide en dos etapas principales:
- Primera revolución: La música local se globaliza y nace un mercado masivo gracias a tecnologías como el disco, la radio, el cine sonoro y la televisión.
- Segunda revolución: La producción musical cambia con nuevas tecnologías y la electrificación.
En la primera mitad del siglo XX, la ópera y la opereta fueron muy populares gracias a cantantes como Caruso o Gigli. El teatro musical también usó el sexo como atractivo, evolucionando hacia géneros como el burlesque y el cabaret. Mientras tanto, en EE. UU., el musical nació de la opereta europea y tuvo su gran auge en los años 20 con compositores como Berlin y Gershwin. Entre los estilos y prácticas locales que florecieron gracias a los nuevos medios de comunicación, el jazz ocupa un lugar destacado por múltiples razones: su notable difusión internacional y prolongada vigencia, su profunda influencia en la música popular del siglo XX, y su intrínseca explotación del arte de la improvisación.
La Composición Musical en la Era de los Mass Media
La sobreproducción musical ligada a las nuevas facilidades tecnológicas creará también las condiciones para una masificación y banalización acelerada de la música, de consecuencias difíciles de valorar todavía hoy en día. Sometida a las leyes de la economía de mercado, la música se convertirá también en un mero objeto de consumo, privado de toda autonomía artística y sometido a intereses puramente comerciales. La democratización de la música a lo largo del siglo XX obedece principalmente a dos impulsos:
- Impulso Tecnológico: Aportado por las tecnologías de la comunicación (radio, televisión, discos).
- Impulso Social y Educativo: Resultado de la apuesta de las sociedades avanzadas por la educación y socialización de sus miembros, lo que sirvió para redefinir la relación entre la ciudadanía y la tradición musical occidental.
Por otro lado, en la segunda mitad del siglo XX, la música clásica acogió propuestas diversas dentro del gran formato sinfónico. Olivier Messiaen se mantuvo como figura clave con un estilo ajeno a las vanguardias de sus alumnos. Britten y Berio también destacaron: el primero con su Réquiem de guerra y el segundo con su Sinfonía, obra comprometida y experimental.
La Era del Sonido y el Futuro de la Música
La caída del Muro de Berlín (1989) y la sustitución de las ideologías clásicas por el pragmatismo individualista, unida a la crisis económica de 2008, han puesto de manifiesto el progresivo y silencioso deterioro de las bases sociales e ideológicas que habían sustentado la música durante la segunda mitad del siglo XX. La escucha individual y aleatoria ha creado un nuevo paradigma centrado en la regulación del estado de ánimo, rompiendo las jerarquías musicales tradicionales. Si algo cabe esperar de la revolución que seguirán operando las tecnologías del sonido, son transformaciones al menos tan profundas como las que en su día indujo la notación musical. Y si la notación musical empujó a las tradiciones orales a una marginalidad inimaginable, hasta el punto de que la mayoría de los músicos (notacionales/clásicos) son incapaces de hacer música sin una partitura delante, no debería extrañarnos que llegue un día en que los músicos del futuro puedan haber dejado de usar –e incluso de entender– las partituras.