La Revolución Rusa y la Paz de París
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La Revolución Rusa
La Revolución de Febrero de 1917
Al iniciarse la guerra, el Imperio ruso movilizó a millones de soldados, pero el abastecimiento era pésimo. La baja moral de las tropas, sin equipamiento y mal dirigidas, hacía temer un colapso del frente.
La dedicación de la industria a fabricar armamento empeoró aún más el nivel de vida de la población.
El zar, muy impopular, se negó a emprender reformas inaplazables, hasta quedarse sin apoyos.
En febrero de 1917, una manifestación de obreras contra la carestía inició un levantamiento en la capital, Petrogrado.
Se da paso a un doble poder:
Un gobierno provisional, sucesor de la Duma, que asumió el poder en espera de la convocatoria de una Asamblea constituyente. Prometió a los aliados que Rusia continuaría la guerra.
Un consejo o sóviet de obreros y soldados, partidario de la paz y de una profunda transformación social. Pronto, el movimiento de creación de sóviets se extendió por todo el país.
El Programa Bolchevique
Los sóviets contaban con el apoyo de las tropas, pero la división entre los partidos obreros impidió que tomasen el poder.
Para ayudar al partido bolchevique, que era la facción más extrema del partido socialdemócrata ruso y favorable a la paz, el Gobierno alemán permitió el paso por su territorio de Lenin, su líder, exiliado en Suiza.
Al llegar a Petrogrado en la primavera de 1917, Lenin resumió el programa bolchevique en las llamadas Tesis de Abril:
Entrega del poder supremo a los sóviets.
Salida inmediata de la guerra, a cualquier precio.
Redistribución de las tierras y colectivización de las industrias.
La Revolución de Octubre
En el verano de 1917 se estableció un nuevo gobierno provisional presidido por el socialista moderado Kérenski, que intentó proseguir la guerra. Sin embargo, el aplazamiento de las elecciones constituyentes y el cansancio derivado de las hostilidades le hicieron impopular.
En octubre, los bolcheviques alcanzaron el poder en Petrogrado. Kérenski huyó y los miembros del Gobierno fueron detenidos.
El Congreso de los Sóviets, dominado ahora por los bolcheviques, asumió el poder. Se formó un gobierno de comisarios del pueblo que buscó el respaldo popular, con el comienzo inmediato de negociaciones de paz y la abolición de la propiedad de la tierra.
Pero, en las elecciones democráticas a la Asamblea constituyente celebradas en enero de 1918, los bolcheviques (Partido Comunista) no obtuvieron mayoría y Lenin ordenó disolverla apenas inaugurada. Empezaba así la dictadura bolchevique.
La Guerra Civil (1918-1921)
En marzo de 1918 se firmó la Paz de Brest-Litovsk, por la que Rusia abandonaba la Guerra y aceptaba importantes pérdidas territoriales.
A causa de la debilidad del régimen, los pueblos no rusos del antiguo imperio se independizaron. Estalló una guerra civil en la que el gobierno bolchevique se enfrentó a un heterogéneo conglomerado de tropas contrarrevolucionarias, los blancos, a los que derrotó en 1921.
El triunfo bolchevique en la guerra civil se asentó sobre dos pilares:
El Ejército rojo, creado por Trotski, disciplinado y bien equipado. Restableció el control sobre la mayor parte del país.
La policía política o Checa dirigió la represión en el interior, instaurando un régimen de terror. Más adelante pasó a denominarse Comité para la Seguridad del Estado.
La Organización de la Paz
Los 14 Puntos de Wilson
La libertad de navegación y de comercio, pues el ataque alemán a barcos neutrales había sido precisamente el motivo de la entrada de Estados Unidos en la guerra.
El reconocimiento del derecho de los pueblos a la autodeterminación, que condujo a la disolución de los imperios plurinacionales y al diseño de un nuevo mapa de Europa. Este derecho no se aplicó a las colonias.
La renuncia a la diplomacia secreta, a la que se culpaba del inicio de las hostilidades, aunque en realidad nunca dejaría de practicarse.
La fundación de una Sociedad de Naciones para solucionar los conflictos de manera pacífica.
Los alemanes dirigieron a Wilson su petición de armisticio, en las negociaciones prevaleció finalmente la postura francesa, más intransigente, que exigía reparaciones por los daños sufridos.
Rusia no participó en las negociaciones y fue tratada como perdedora. Los territorios periféricos que habían pertenecido al Imperio ruso ( Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania, y las regiones anexionadas a Polonia y Rumanía) debían actuar como una barrera preventiva que impidiera el contagio comunista.
Los Tratados de la Paz
Las negociaciones que pusieron fin a la Gran Guerra se conocen como la Paz de París, en las que firmaron:
Tratado de Versalles. Alemania se vio obligada a asumir la responsabilidad de la guerra. Además de devolver Alsacia y Lorena a Francia, debía pagar reparaciones; como garantía del pago tuvo que aceptar la ocupación del Sarre. También perdió territorios en el Este: Prusia Oriental quedaba aislada del resto del país por el pasillo de Danzig, que proporcionaba a Polonia una nueva una salida al Báltico. Alemania entregó sus colonias,y se le impuso la desmilitarización de Renania y la reducción del ejército y arsenales.
Tratado de Saint-Germain-en-Laye. El Imperio austrohúngaro se desmembró. Nació el Estado de Checoslovaquia, que integraba minorías alemanas y húngaras. Serbia, ahora Yugoslavia, englobaba a croatas, bosnios y eslovenos. Italia solo obtuvo pequeñas ganancias territoriales.
Tratado de Trianon. Rumanía creció con territorios de Hungría y de Rusia. Hungría y Austria (a la que se vetaba la unión con Alemania) quedaban reducidas a pequeños países sin salida al mar.
Tratado de Neuilly. Bulgaria tuvo que entregar a Grecia su costa en el Egeo.
Tratado de Sèvres. El Imperio otomano desapareció y fue sustituido por la República turca. Sus territorios árabes fueron repartidos como mandatos entre británicos y franceses.
El Balance de la Gran Guerra
La Primera Guerra Mundial produjo la mortalidad más elevada conocida en un conflicto hasta entonces, unos diez millones de vidas humanas perdidas, además de veinte millones de heridos e inválidos.
Se ha dicho que esta guerra fue “el suicidio de Europa”, cuyo declive posterior contrastó con el auge de potencias no europeas, como Estados Unidos o Japón.
La paz también estuvo llena de errores.
El inmenso anhelo pacifista no resistió ni una generación. Una de las razones de ese fracaso fue la debilidad de la Sociedad de Naciones.
Esta había nacido gravemente comprometida, pues su impulsor, el presidente Wilson, no llegó a conseguir la participación de Estados Unidos, donde afloraba un sentimiento aislacionista. Tampoco se invitó a la URSS, y países derrotados como Alemania y Turquía no fueron admitidos hasta años después.