La Revolución Rusa de 1917: Del Zarismo a la Era de Stalin
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La Revolución de Febrero de 1917
La coyuntura de la Primera Guerra Mundial
El factor que más contribuyó al colapso de la monarquía Romanov y al advenimiento de la Revolución fue la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Esta participación se debió a los lazos diplomáticos y económicos que unían a Rusia con la Entente y al deseo de no perder el control de los Balcanes.
La guerra precipitó los acontecimientos:
- Las fábricas se transformaron en industrias de guerra.
- El reclutamiento masivo de campesinos hizo disminuir la producción agrícola.
- Los precios subieron drásticamente.
- El poder adquisitivo de la población disminuyó considerablemente.
- Se extendieron la escasez y el hambre por todo el país.
Las derrotas militares agravaron la situación:
- Provocaron una elevada mortandad entre las tropas.
- Generaron críticas y manifestaciones contra el gobierno.
La caída del zarismo (febrero de 1917)
La revolución comenzó con las protestas de las clases populares, quienes exigían el fin de la guerra y la mejora de sus condiciones de vida. El 27 de febrero se declaró una huelga general y la guarnición militar de la capital se amotinó. Se formaron grupos de soviets que protagonizarían la revolución.
El zar se negó a abandonar la guerra, pero ante la creciente presión, se vio obligado a abdicar. La Duma tomó protagonismo y se constituyó un Gobierno Provisional que prometió reformas políticas y sociales. Este gobierno se comprometió a convocar una Asamblea Constituyente y, crucialmente, mantuvo a Rusia en la guerra.
En este contexto, se perfiló la existencia de un doble poder:
- El poder de los soviets.
- El poder del Gobierno Provisional, en manos de diputados liberales.
La dualidad de poderes (marzo-octubre de 1917)
El gobierno liberal se vio desbordado por el movimiento popular liderado por los soviets. En abril, Lenin hizo públicas las “Tesis de Abril”, que establecían:
- La revolución debía superar la fase liberal y convertirse en una revolución proletaria.
- Todo el poder debía ser para los soviets.
- Se exigía la salida inmediata de la guerra.
- Se planteaba el retiro del apoyo de los soviets al Gobierno Provisional.
- Se abogaba por la toma del poder por la vía revolucionaria.
Las reformas prometidas no avanzaban y las protestas se generalizaron, lo que provocó la caída del gobierno liberal. El socialista moderado Kerensky asumió el cargo del Gobierno Provisional. Era partidario de acelerar las reformas, pero no de retirarse de la guerra, y convocó elecciones para noviembre. Kerensky se enfrentó al Soviet de Petrogrado e inició la persecución de los bolcheviques.
Un golpe de Estado de militares zaristas fue sofocado por los bolcheviques, lo que aumentó su popularidad. Lenin convenció al Partido Bolchevique para pasar a la revolución armada, contando con el apoyo de los soviets de Moscú y Petrogrado, dirigidos por Trotski.
De Lenin a Stalin: La disputa por el poder
Tras la muerte de Lenin en 1924, se abrió una lucha entre los dirigentes del partido para sustituirlo. El gran debate se polarizó en torno a dos figuras principales: Trotski y Stalin.
Trotski
Representaba el ala más radical del partido y defendía:
- El abandono de la Nueva Política Económica (NEP) para profundizar en el socialismo.
- La extensión de la revolución a Europa (la revolución permanente).
- Un funcionamiento más democrático del partido.
Stalin
Representaba las posiciones más conservadoras y abogaba por:
- Continuar con la economía mixta (NEP).
- Construir el socialismo en un solo país.
- Reservar las decisiones políticas a los dirigentes del partido.
En 1927, Stalin se hizo con el poder en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y en el Estado, estableciendo una verdadera dictadura. Ejerció un poder autoritario y centralizado, puso fin a la economía mixta (NEP) y forzó la colectivización de la propiedad. Persiguió implacablemente a todos sus opositores.