La Revolución de la Ópera: El Legado de Gluck y Mozart en el Siglo XVIII

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La reforma operística de Gluck y Mozart

El comienzo de la reforma operística coincidió con el nacimiento del estilo expresivo, un signo de la creciente influencia de las ideas de la clase media sobre los moldes estrechos y aristocráticos de la primera parte del siglo. Cuando algunos compositores italianos comenzaron a intentar seriamente poner de acuerdo la ópera con los cambiantes ideales de la música y el teatro, sus esfuerzos se dirigieron a hacer más natural toda su disposición. Los objetivos principales eran:

  • Flexibilizar su estructura.
  • Volver más profundamente expresivo su contenido.
  • Despojarla de agilidades vocales superfluas.
  • Hacerla más variada en materia de otros recursos musicales.

No se abandonó el aria da capo, sino que fue modificada. Se usaron otras formas y se alternaron más flexiblemente arias y recitativos para hacer avanzar la acción con mayor rapidez y realismo. Además, se utilizó en mayor proporción el recitativo acompañado, la orquesta se volvió más importante, los coros reaparecieron y se fortaleció la resistencia contra las exigencias arbitrarias de los cantantes solistas.

Christoph Willibald Gluck

La síntesis de los estilos francés e italiano fue obra de Christoph Willibald Gluck (1714-1787). Estudió en Italia, visitó Londres, efectuó giras por Alemania como director de una compañía de ópera, fue compositor de la corte del emperador en Viena y triunfó en París, bajo el patrocinio de María Antonieta. Comenzó escribiendo óperas en el estilo italiano convencional, aunque se sintió fuertemente afectado por el movimiento reformista de la década de 1750.

Inspirado por las ideas más radicales de la época, colaboró con el poeta Raniero Calzabigi para estrenar en Viena Orfeo ed Euridice (1762) y Alceste (1767). En el prefacio de Alceste, Gluck expresó sus principios reformistas, que buscaban:

  • Eliminar los abusos que hasta entonces habían deformado la ópera italiana.
  • Confinar a la música a su función adecuada de servir a la poesía, la expresión y las situaciones de la trama.
  • Abandonar las convenciones del aria da capo y el deseo de los cantantes de exhibir sus habilidades en la variación ornamental.
  • Convertir la obertura en parte integrante de la ópera.
  • Adaptar la orquesta a los requerimientos dramáticos.
  • Allanar el contraste existente entre el aria y el recitativo.
  • Devolver al coro un papel de importancia.

En su estilo, Gluck asimila el donaire melódico italiano, la seriedad alemana y la pomposa magnificencia de la tragédie lyrique francesa. La culminación de su trayectoria se plasmó con el estreno de Iphigénie en Aulide en París en 1774. Este estreno suscitó un extraordinario interés, ya que desde 1752 se venía fraguando en París una fuerte oposición crítica contra la ópera francesa, considerada pasada de moda y subvencionada por el estado.

Surgió entonces una verdadera batalla verbal conocida en la historia como la querelle des bouffons (querella de los bufones), motivada por la presencia en París de una compañía operística italiana que representaba óperas cómicas (opere buffe). Todos los intelectuales de Francia intervinieron en la disputa, dividiéndose entre partidarios de la ópera italiana y defensores de la francesa. Cuando Gluck entró en escena, fue presentado como el compositor capaz de demostrar que podía escribirse una buena ópera en lengua francesa, apelando al patriotismo y a la curiosidad del público francés. Fue un éxito rotundo. Rápidamente surgieron versiones revisadas de Orfeo y Alceste, con textos en francés.

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