La Revolución Industrial y sus Impactos en la Sociedad Moderna
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La Revolución Industrial
Las sociedades preindustriales o de Antiguo Régimen tenían numerosas limitaciones que originaban estancamiento demográfico, alimentario y económico. La población no tenía capacidad para comprar productos y el comercio estaba dificultado por las aduanas interiores. La primera Revolución Industrial tuvo lugar entre 1780 y 1870 y se caracterizó por el empleo del carbón como fuente de energía, la máquina de vapor y la fábrica como símbolos del nuevo maquinismo, siendo la industria textil del algodón la pionera en este gran cambio.
2.3 - La Industria Textil Algodonera
La mayor parte del algodón en bruto que se necesitaba para producir los tejidos procedía de las plantaciones de los EE. UU. Estos cambios no serían posibles sin la aparición de la máquina de vapor y James Watt (1769), que permitió el empleo de la fuerza de vapor para mover las máquinas fiadoras y los teares, utilizando carbón como combustible. La industria del algodón dio impulso a otros sectores como la agricultura (de donde sacaba materias primas), la siderurgia (que le proporcionaba las máquinas) y la minería (de donde obtenía el metal para construir las máquinas y el carbón para hacerlas funcionar).
La Industria Siderúrgica
El impulso del sector siderúrgico procedió de la demanda de máquinas para la industria, primero textil y luego (desde 1830) por las necesidades de la construcción del ferrocarril, ya que ambas necesitaban hierro.
2.5 - La Revolución de los Transportes y el Comercio a Larga Distancia
La solución vino primero de la construcción de una red de canales que unieron centros productores de materias primas con las zonas industriales. El ferrocarril fue la gran revolución; a pesar de que la máquina de vapor se conocía desde 1769, su aplicación se retrasó. El ingeniero George Stephenson construyó la primera locomotora de vapor para el transporte de personas y mercancías, que realizó su primer trayecto en 1825. El ferrocarril benefició a la industria metalúrgica, significó un gran desarrollo para la ingeniería civil, facilitó el transporte de materiales pesados, acortó el tiempo de los viajes, abarató los precios de las materias primas y de los productos, y potenció la formación de grandes sociedades de capital. El comercio exterior británico fue importante para el éxito de la Revolución Industrial. La importación y exportación de productos de algodón suponía la mitad del valor de las exportaciones y el 20% de las importaciones, lo que favoreció la acumulación de capital.
2.6 - La Inversión Productiva y el Espíritu Empresarial
El desarrollo industrial hizo que en el Reino Unido se diera un notable proceso de acumulación de capital. La burguesía británica tenía un fuerte espíritu empresarial que se materializó en la inversión de los beneficios en las propias industrias para mejorar el proceso productivo. Sin embargo, algunos sectores necesitaban grandes inversiones, por lo que fue necesario que varias personas uniesen sus capitales.
El Liberalismo
Sus orígenes se remontan a las revoluciones inglesas del siglo XVII, pero su definitiva configuración tuvo lugar en las revoluciones que afectaron a Europa y América a finales del siglo XVIII y primeras décadas del XIX. Defendió en “El Espíritu de las leyes” de 1748 la idea de que el poder no debe recaer en una misma persona o institución, sino que debe estar repartido y ser limitado. Establece tres poderes diferentes y separados: el legislativo, que elabora las leyes; el ejecutivo, que hace posible el cumplimiento de las leyes elaboradas por el poder legislativo; y el poder judicial, que vigila el cumplimiento de las leyes. Otros defendieron la soberanía popular, entendiendo por popular a cada uno de los ciudadanos que constituyen la nación y que, desde el punto de vista del voto, se refrenda a través de la práctica del voto o del sufragio universal (una persona, un voto, sin importar su riqueza, pero que fueran mayores de edad y hombres). El carácter del liberalismo del siglo XIX fue el sufragio censitario, defendido por la alta burguesía, ya que veía la extensión del derecho de voto como un peligro para sus intereses económicos.
2.- El paso de una sociedad estamental, basada en los privilegios del sangre, a una sociedad de clases basada en la riqueza y en la igualdad ante la ley. 3.- El crecimiento económico unido a la industrialización. El sistema de clases o sociedad de clases es una de las formas de división social en la que la posición de un individuo dentro de la sociedad viene determinada por la pertenencia a una clase social. Las clases sociales, que siempre estuvieron presentes a lo largo de la historia y acompañaron su desarrollo, fueron configurándose a lo largo de centenares de años de lucha constante entre ellas (amos contra esclavos, señores contra siervos…) y fue a partir de las investigaciones de Marx cuando se llegó a comprender mejor la constitución de las clases sociales desde su nacimiento, desarrollo, fortalecimiento y ubicación sobre el resto de la sociedad. Pero sería a partir de la Revolución Industrial donde se conformaran lo que se ha dado en llamar las clases fundamentales: una clase social minoritaria que tiene su fuerza en la propiedad de los medios de producción y que se conoce como clase capitalista, y la otra clase social mayoritaria que tiene su fuerza en su número y que se conoce como clase proletaria, constituida por trabajadores que no son propietarios de los medios de producción, pero que son los creadores de la riqueza de la otra clase.
Las Clases Bajas: El Proletariado
Comprendían los sectores pobres tradicionales: labradores sin tierras, sectores pobres urbanos, marginados sociales. La aparición del proletariado se produjo como consecuencia del éxodo rural provocado por la Revolución Industrial y el maquinismo, que obligó a los trabajadores del campo a marchar hacia la ciudad para trabajar en las fábricas.
Las Clases Altas: La Burguesía
La nobleza desapareció como grupo dominante de la sociedad a partir de la Revolución Francesa de forma inicial y, sobre todo, a partir de la Revolución de 1848, aunque, eso sí, siguió conservando prestigio social e influencia política.
La Revolución Francesa
Causas de la Revolución
- Sociales: Francia era un país eminentemente rural, donde el 90% de la población pertenecía al 3º Estado (compuesto, a su vez, por un 90% de campesinos y la burguesía), donde la propiedad de la tierra estaba en manos de unos pocos (nobleza y alto clero) que constituían el grupo de los privilegiados y que monopolizaban el poder político y tenían el predominio social. Los campesinos estaban ahogados económicamente por la enorme cantidad de cargas feudales (impuestos) que tenían que pagar a la nobleza y sufrían constantes crisis de subsistencia (malas cosechas) que provocaban el hambre y la subida del precio del trigo (subida del pan).
- Económicas: Las malas cosechas (que producen escasez de productos y la subida de los precios), el déficit comercial y los gastos continuos del Estado (por las guerras, sobre todo, la de la independencia norteamericana) y los gastos superfluos de la Corona, llevaron al Estado y a la monarquía borbónica a una situación de bancarrota y a la necesidad de elevar los impuestos y hacer reformas fiscales llevadas a cabo por sucesivos ministros de Luis XVI como Turgot, Calonne, Brienne y Necker.
- Mientras los de la nobleza y el clero defendían los privilegios y el mantenimiento del sistema feudal, los del 3º Estado reclamaban libertad de expresión y reunión, la supresión del régimen feudal y de sus abusos, y la igualdad civil (la igualdad ante las leyes). Sin embargo, Luis XVI, que no aceptó de buen grado todas estas reformas que limitaban su poder, mantuvo contactos con los monarcas europeos que combatían la revolución y fue partidario de acabar con los logros de la revolución, aunque fuera con la invasión de Francia por ejércitos extranjeros. En junio de 1791, intenta huir de París al extranjero con toda su familia, pero lo descubren en su huida en la ciudad de Varennes y lo obligan a volver a París como prisionero.
Todos estos cambios revolucionarios provocaron un enorme malestar entre los grupos privilegiados que querían volver al Antiguo Régimen y, también, entre los sectores populares, representados por los girondinos y los jacobinos (grupos políticos) que estaban descontentos por la falta de reparto de la riqueza y por la ausencia del sufragio universal. La Convención se encargaría de redactar una nueva Constitución. Durante este periodo, Francia, con el pueblo en armas, vence a la coalición de ejércitos extranjeros que pretendía invadirla (batalla de Valmy, septiembre 1792), ejecuta a Luis XVI por alta traición (enero 1793), proclama la República y vence los intentos que desde el interior del país (La Vendée) llevaban a cabo las fuerzas contrarias a la revolución (aristocracia, nobleza, iglesia).
Luego de una etapa de república moderada dirigida por los girondinos (Brisot), los jacobinos encabezados por Robespierre, pero también por Marat y Danton, se hacen con el poder gracias al apoyo de los “sans-culottes” y redactan una nueva Constitución (nunca entraría en vigor por la guerra) basada en los principios de soberanía popular y separación de la Iglesia y el Estado. También establecen la ley del máximo general que fijaba los precios de los artículos básicos y de los salarios, crean el Comité de Salud Pública para perseguir a todos los enemigos de la Revolución e inician el llamado periodo del Terror, así denominado por la represión y persecución contra aquellos que intenten conspirar contra la República y sus logros.
Se instaura así una república conservadora y censitaria que tratará de suprimir los avances de la Revolución para volver a la situación anterior a 1792 y el periodo de la Convención (desaparece la soberanía popular, las leyes igualitarias, la ley del máximo general, lo que liberaliza la economía). Se pasó de la monarquía absoluta a las monarquías parlamentarias, de la sociedad estamental a la sociedad de clases, de una sociedad basada en los privilegios a una sociedad basada en los derechos y fundamentada en el principio de igualdad ante la ley para todos los individuos que dejan de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. Con la Revolución Francesa se afirmaba la idea de que la vida política debía regularse por medio de una Constitución, ley suprema del estado, que estableciera los derechos y deberes de los ciudadanos y donde se consagrase la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), la soberanía popular y el principio de que el poder político procede del pueblo.
5.2 - La Herencia de Napoleón
Napoleón representa el ascenso social y político de la burguesía moderada luego de la revolución, a la vez que sus victorias militares le dan una enorme popularidad que él mismo empleará para hacerse con el poder después del golpe de estado del 18 brumario de 1799 (9 de noviembre), golpe de estado que abre en Francia un período conocido como Directorio que sucede al periodo de Thermidor y que duraría de 1794 a 1799. En 1802, por otro lado, esa nueva monarquía instaurada por Napoleón no guardará ninguna relación con el Antiguo Régimen, ya que Napoleón consolidará los grandes logros de la Revolución y redactará un Código Civil, obra directa suya, que servirá de base y referencia para muchos códigos civiles de muchos países, por ejemplo, el de España. Napoleón, que es un hijo de la Ilustración y de la Revolución, implantará la abolición de los principios del feudalismo en los países conquistados, garantizará la salvaguarda de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, las libertades individuales, la separación de la Iglesia y el Estado, la defensa de la enseñanza pública y el afortalamiento del poder del Estado en beneficio de la alta burguesía.
En 1815 se crea la Cuádruple Alianza entre Austria, Prusia, Rusia y Gran Bretaña con el objetivo de crear una alianza militar para defender los principios del Antiguo Régimen frente a las conquistas sociales y políticas de la Revolución Francesa. A partir del Congreso de Viena se crea también la Santa Alianza, que era una coalición militar integrada por Rusia, Austria y Prusia que tenía como misión esencial la defensa del absolutismo y del Antiguo Régimen, reprimiendo por medio de la intervención militar cualquier brote revolucionario. Todos estos movimientos tenían en común la lucha contra el absolutismo, el establecimiento de regímenes constitucionales y liberales, y la creciente importancia del papel jugado por los ejércitos, bien para apoyar los levantamientos o para combatirlos.
Un elemento importante será el nacionalismo (ver libro pregunta 5.2 pág. 67). En la América Española, las luchas contra el dominio colonial español que comenzaron alrededor de 1810 concluyeron hacia 1824. La chispa que provocaría la sublevación revolucionaria fue la aprobación de una serie de leyes que suspendieron la libertad de prensa, disolvieron las cámaras, redujeron el censo electoral y permitieron gobernar por decretos. Tras este levantamiento, el rey Borbón Carlos X abdicó y ocupó el trono Luis Felipe de Orléans (1830 y 1848). Esta revolución del 30 restablecía la soberanía nacional (sufragio censitario), la monarquía constitucional, la igualdad ante la ley y el predominio social y económico de la alta burguesía. También en Bélgica se produjeron movimientos revolucionarios de tendencia liberal y nacionalista que acabarían por concretarse en la creación de un nuevo estado, el reino de Bélgica, y la proclamación de la constitución belga de 1831. La deriva conservadora y represiva de la monarquía de Luis Felipe de Orléans daría lugar en febrero de 1848 a una serie de revueltas en las calles de París, donde los sectores de obreros y trabajadores urbanos serían muy activos junto al apoyo de la pequeña burguesía comerciante. El nuevo gobierno adoptó medidas de carácter revolucionario: convocó elecciones por sufragio universal masculino (soberanía popular), abolió la esclavitud, redujo la jornada laboral a 10 horas, reconoció el derecho de huelga y creó los Talleres Nacionales para darle trabajo a los obreros en paro.
7.2 - La Unificación Italiana: Fases
Tal como sucedió en el resto de Europa, la difusión de las ideas liberales y la aparición de una influyente clase burguesa, sobre todo en el norte de Italia más industrializado, propiciaron la cristalización de un proyecto de unificación nacional de todos los italianos en torno a la monarquía constitucional del reino de Piamonte y de la dinastía de los Saboya, a la cabeza de la cual estaba Víctor Manuel II, quien va a dirigir el proceso unificador junto a su ministro Cavour. Parte del territorio de Lombardia también pasa a Piamonte.
2ª Fase (1860-1865): En este segundo momento, la lucha se centró en el sur de Italia, al reino absolutista de Nápoles y Sicilia, que quedó incorporado gracias a la expedición de los revolucionarios de Giuseppe Garibaldi, nacionalista y republicano, que conquistó primero Sicilia y luego Nápoles, territorios que serían incorporados también al reino de Piamonte.
3ª Fase (1865-1870): Solo faltaba incorporar el Veneto, que estaba bajo soberanía austríaca, y los Estados Pontificios, que estaban bajo la autoridad del Papa. En 1834, la muy boyante burguesía alemana dio el primer paso para la unidad, no poniendo obstáculos, al contrario, a la creación de la Unión Aduanera (Zollverein) entre los distintos estados para favorecer el mercado nacional y la industrialización. Sin embargo, la actuación más decisiva procedió de Bismarck, quien será quien desarrolle una política agresiva entre 1864 y 1871 contra Dinamarca, Austria y Francia para conseguir la unificación de todos los territorios alemanes, tarea que culminaría con la proclamación del II Reich alemán en la figura del Kaiser Guillermo I.
El Movimiento Obrero
La conflictividad obrera y las quejas de los socialistas utópicos fueron aumentando como consecuencia de los salarios muy bajos, de las jornadas de 15 horas sin ningún día de descanso, con castigos físicos y multas, y con el trabajo de mujeres y niños a partir de los 4 años. En los primeros congresos de la AIT adoptaron acuerdos que dieron impulso a las movilizaciones obreras en cada país: reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo infantil, mejora de las condiciones laborales de la mujer, desaparición del ejército permanente, socialización de los medios de producción y recurso a la huelga como el medio más eficaz para conseguir estos objetivos.
8.2.1 El Socialismo Utópico
Fueron llamados así por Marx, pues consideraba que estos pensadores erraban porque no tenían en cuenta la lucha social entre patrones y obreros y prescindían de la análisis social (análisis de la realidad) para elaborar sus teorías. Los socialistas utópicos condenaban el capitalismo por injusto e ineficaz, querían una sociedad igualitaria y solidaria y creían en el diálogo y no en el conflicto social (a diferencia de los anarquistas y marxistas). Pensaban que la burguesía acabaría aceptando la necesidad de un cambio social que mejorara la situación del proletariado de forma pacífica y fraternal.
Marxismo
El marxismo se asienta sobre tres grandes ejes:
- Análisis del pasado: Para Marx, la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases y esta lucha se produce a lo largo del desarrollo de distintos modos de producción que se suceden a lo largo de la historia: el modo de producción asiático (Egipto), el modo de producción esclavista (Roma, que enfrenta amos contra esclavos), el modo de producción feudal (hasta la Revolución Industrial del siglo XVIII, que enfrenta siervos contra señores), el modo de producción capitalista (en el que estamos y que enfrenta burguesía contra proletariado) y el modo de producción socialista (que para Marx estaría por llegar).
- Crítica del presente: Marx explicó en su obra “El Capital” (1867) que la base del capitalismo es la explotación del proletariado por la burguesía, ya que el trabajo del obrero genera un beneficio (plusvalía) superior al salario que recibe. Esta plusvalía permanece en manos del capitalista, que reinvierte una parte y se apropia del resto (acumulación de capital).
- Proyecto de futuro: El futuro sería la “sociedad comunista”, que sería una sociedad sin clases, sin opresores ni oprimidos y sin propiedad privada de los medios de producción. Para llegar a esta sociedad comunista, el proletariado tendría que tomar el poder político (igual que lo hizo la burguesía con la Revolución Francesa) y establecer la “dictadura del proletariado” (igual que la burguesía también crea su propia dictadura con el control del Estado) de manera transitoria para dar después paso a una sociedad igualitaria donde no existiesen las clases sociales porque ya no existiría la explotación del hombre por el hombre.
8.2.3 El Anarquismo
El anarquismo, por boca de Bakunin, defiende la destrucción inmediata de la orden social burguesa y del estado como aparato opresor. Postulaba la abolición de la propiedad privada, la desaparición de los partidos políticos y de las elecciones, de la Iglesia, de los vínculos burgueses (matrimonio) y de los aparatos del estado (policía, ejército, gobiernos, fronteras) porque limitaban la libertad del individuo.