Revolución Industrial en España: Industria Catalana, Ferrocarril e Infraestructuras del Siglo XIX
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La Industria Catalana y la Revolución Industrial
Las ganancias fueron reinvertidas para renovar el utillaje.
Impacto de la Guerra de la Independencia y Recuperación
La ocupación napoleónica y la Guerra de la Independencia ocasionaron graves daños a la industria catalana, con la destrucción de productos y el cierre de fábricas. Sin embargo, la recuperación fue rápida. Tras la pérdida de los mercados del continente americano, se produjo el auge del mercado peninsular. El proteccionismo de Fernando VII reservó los mercados de España y Cuba a las industrias catalanas.
Mecanización y Limitaciones del Sector Algodonero
Entre 1830 y 1850, se produjo la mecanización completa. La industria algodonera en España se mantuvo como sector piloto de la Revolución Industrial. La industria algodonera catalana enfrentaba las siguientes limitaciones: problemas energéticos, como la escasez de carbón, y la dependencia de materia prima importada. Las industrias barcelonesas no lograron fabricar a precios competitivos para colocar sus manufacturas en el mercado europeo, por lo que su ámbito se limitó a la península y Cuba.
Infraestructuras en el Siglo XIX
En el siglo XIX, la Revolución Industrial generó la necesidad de la construcción de infraestructuras viarias. Sin embargo, existía el problema de la orografía, que hacía más costosa la construcción de carreteras y ferrocarriles. Tampoco se podía construir una red de canales debido al escaso caudal de los ríos.
El Plan de Carreteras de Bravo Murillo
El plan de carreteras se debió a Bravo Murillo, ministro de la Década Moderada. Tenía una estructura radial basada en seis grandes rutas, donde prevalecieron los intereses administrativos sobre los económicos. Se comunicó la capital con los puntos clave de la periferia y el extranjero. La construcción la llevó a cabo el Estado.
El Ferrocarril: Motor de la Revolución del Transporte
El ferrocarril constituyó el medio de transporte revolucionario del siglo XIX, facilitando el movimiento de mercancías y personas. Su construcción se realizó de forma tardía con respecto a otros países de Europa debido a la inestabilidad política y económica.
Primeros Pasos y Expansión
La iniciativa se produjo a finales del reinado de Fernando VII. Una vez finalizado el conflicto carlista, aumentó el interés por el ferrocarril. José María Roca, un comerciante catalán, solicitó el permiso para construir una línea entre Barcelona y Mataró. De los 6500 km aprobados, se inició la construcción de líneas clave como Madrid-Aranjuez-Albacete.
La Ley de Ferrocarriles de 1855 y sus Consecuencias
En 1855, las Cortes aprobaron la Ley de Ferrocarriles. La entrada en vigor de esta ley supuso el inicio de importantes inversiones, principalmente francesas. Las líneas férreas se clasificaron en dos tipos: las de servicio general y las de servicio particular. Mantenían una estructura radial con centro en Madrid, y un ancho de vía más grande que las líneas europeas debido al relieve español.