El Fin de la Revolución Francesa y la Era de la Restauración Europea
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La República Conservadora: La Convención Termidoriana
La Convención Termidoriana daba fin a la experiencia democrática en la Revolución Francesa. La burguesía moderada deseaba terminar la Revolución instaurando una República conservadora y censitaria y poner fin a los extremistas, ya fueran jacobinos o realistas. La nueva Constitución cerró clubes y sociedades patrióticas, persiguió a los defensores del Terror, derogó la Ley del Máximo General y liberalizó la economía. Los sans-culottes desaparecieron.
La Constitución del Año III propugnaba un gobierno de "los mejores", es decir, de la burguesía propietaria. Esta Constitución, más conservadora, establecía dos cámaras y el sufragio restringido. El poder ejecutivo recaía en un Directorio de cinco miembros. La nueva Constitución representaba la vuelta al ideal burgués. La Convención se disolvió el 26 de octubre.
El Directorio: Última Etapa de la Revolución
El Directorio fue la última etapa de la Revolución Francesa, un régimen que recurrió a la fuerza para imponer sus decisiones, las cuales consideraban el "justo medio" frente a las revueltas populares y las amenazas de realistas y radicales. En 1799, Sieyès fue elegido director y preparó un golpe de Estado con la ayuda de Napoleón Bonaparte, un joven que había ganado fama por sus victorias en las campañas de Italia y Egipto.
El 18 de Brumario (9 de noviembre de 1799), Sieyès consiguió que Napoleón fuera nombrado comandante de las tropas de París. Sin embargo, fue recibido con el grito de "¡Bandido!". Lucien Bonaparte, su hermano, ordenó la detención de los diputados opuestos al golpe. Napoleón prometió a los franceses el nombramiento de tres cónsules provisionales: Sieyès, Ducos y Napoleón. De esta forma, concluía la Revolución.
La Europa de la Restauración
Tras la derrota de Napoleón, se restauraron las viejas monarquías y se intentó regresar a la situación anterior a la Revolución Francesa. Denominamos Restauración al periodo posterior a la derrota de Napoleón. Fue un periodo de reacción para volver al Antiguo Régimen. Su ideología principal era el legitimismo, que defendía la desigualdad social y una alianza entre la Iglesia y el Estado para garantizar los derechos legítimos de los monarcas absolutos del Antiguo Régimen.
El Congreso de Viena (1814-1815)
El sistema de la Restauración se diseñó en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo de restablecer el equilibrio entre las potencias europeas. La figura clave fue Metternich. Se diseñó un nuevo mapa político de Europa:
- Extinguido el Sacro Imperio Romano Germánico, se creó la Confederación Germánica.
- Prusia y Rusia incrementaron sus territorios.
- Polonia siguió sometida a Rusia.
- Se decretó la creación del Reino de los Países Bajos con la unificación de las Provincias Unidas y Bélgica.
- Suecia se anexionó Finlandia y Noruega.
- Austria amplió sus posesiones por Italia.
- Francia volvió a sus fronteras de 1792 y sus plazas militares fueron ocupadas.
Se formó la Cuádruple Alianza entre Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña, una alianza militar para defender el orden creado en el Congreso de Viena. Francia se incorporó en 1818, formando la Quíntuple Alianza.
La Santa Alianza
Esta organización, que se creó tras la derrota de Napoleón, fue la Santa Alianza, una coalición entre Rusia, Austria y Prusia que tenía como objetivo doctrinal el mantenimiento del absolutismo y la defensa frente a la amenaza liberal. Esta organización defendía el derecho de intervención para sofocar cualquier movimiento revolucionario. Su principal actuación tuvo lugar en España, donde envió a los Cien Mil Hijos de San Luis para acabar con el régimen constitucional y devolver el poder absoluto a Fernando VII.
Liberalismo y Nacionalismo: El Despertar de Nuevas Ideas
El intento de perpetuar el absolutismo pretendido por las monarquías estaba condenado al fracaso. La vuelta al Antiguo Régimen como si nada hubiera cambiado ya no era posible. En muchos países, las poblaciones de estos reinos habían luchado por liberarse de las ocupaciones francesas, inundadas con ideas revolucionarias sobre la soberanía nacional y los derechos del hombre. Ya no se consideraban súbditos, sino ciudadanos de pleno derecho.
Consideraban que sus países no eran reinos en el sentido de posesiones heredadas por un rey, sino naciones: comunidades formadas por personas a las que les unían lazos históricos y culturales. Estas personas exigían el derecho a participar en el gobierno de la comunidad y a decidir sobre el camino a seguir, y no admitían volver a la situación de la monarquía absoluta y del Antiguo Régimen.
Se sucedieron las revoluciones. Hubo tres oleadas revolucionarias. La pugna entre el viejo y el nuevo orden político y social se saldó a favor de la causa liberal y nacionalista.