La Revolución Francesa: Orígenes, Desarrollo, Imperio Napoleónico y Nuevas Ideologías del Siglo XIX

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La Revolución Francesa: Orígenes, Desarrollo y Legado

Causas de la Revolución Francesa (1789)

En 1789, una profunda crisis económica y social desencadenó la Revolución Francesa. Los factores principales fueron:

  • Malas cosechas: Provocaron escasez de alimentos y aumento de precios, afectando gravemente a la población.
  • Descontento de la Burguesía: Este grupo social, a pesar de su creciente poder económico, estaba descontento por su nula participación en la política y aspiraba a poner fin a la monarquía absoluta.
  • Crisis financiera de la Monarquía: El Estado francés se encontraba en bancarrota debido a los excesivos gastos de la corte y el apoyo a guerras como la Independencia de los Estados Unidos.

Comienzo de la Revolución (1789)

La chispa inicial fue la Revuelta de la Aristocracia, cuyos miembros se negaban a pagar impuestos para aliviar la crisis financiera. Exigieron al rey Luis XVI convocar los Estados Generales, una asamblea que representaba a los tres estamentos:

  • Clero
  • Nobleza
  • Tercer Estado (que agrupaba a la burguesía, campesinos y artesanos)

El Tercer Estado, consciente de su mayor representatividad popular, exigió el voto por persona (en lugar del voto por estamento) y la soberanía nacional. Ante la negativa, sus representantes se constituyeron en Asamblea Nacional y se comprometieron, mediante el Juramento del Juego de Pelota, a elaborar una constitución para Francia.

Las Fases de la Revolución

La Revolución Francesa atravesó tres etapas principales:

  1. Monarquía Constitucional (1789-1792)

    Apoyada por la burguesía moderada, que pretendía llegar a un acuerdo con el rey y establecer un régimen parlamentario con separación de poderes. Durante esta fase se proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

  2. República Democrática (1792-1794)

    Impulsada por la burguesía radical (jacobinos) y los sectores populares (sans-culottes), que buscaban una transformación social y política más profunda. Esta etapa estuvo marcada por el Terror, la ejecución de Luis XVI y la proclamación de la República.

  3. La República Burguesa o Directorio (1794-1799)

    Tras la caída de Robespierre, la burguesía conservadora retomó el poder, estableciendo un régimen más moderado para consolidar las conquistas revolucionarias y evitar los excesos anteriores.

Napoleón Bonaparte: De Cónsul a Emperador

En 1799, el general Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado y fue nombrado Cónsul, poniendo fin al Directorio e iniciando una nueva etapa.

Política de Napoleón como Cónsul:

Su política se centró en consolidar los logros de la revolución burguesa, evitar el retorno del absolutismo y neutralizar a los sectores radicales. Sus principales medidas fueron:

  • Firmó un Concordato con la Iglesia Católica en 1801 para restablecer la paz religiosa.
  • Creó la figura de los prefectos, funcionarios que hacían cumplir las órdenes del gobierno en las provincias, centralizando la administración.
  • Elaboró el Código Civil Napoleónico (1804), que unificaba las leyes del país, garantizaba la propiedad privada, la igualdad ante la ley y la libertad individual.
  • Reformó la Hacienda pública y el sistema de enseñanza.

En 1804, sintiéndose con el poder suficiente y el apoyo popular, Napoleón se hizo coronar Emperador de los Franceses.

El Imperio Napoleónico y su Expansión

Napoleón conquistó gran parte de Europa y, hacia 1811, su imperio estaba en pleno apogeo. En los países bajo su influencia, impuso ideas revolucionarias y reformas significativas:

  • Supresión de los derechos señoriales.
  • Abolición de los diezmos.
  • Eliminación de los privilegios nobiliarios.
  • Consagración de la libertad y la igualdad legal.
  • Fomento de la libertad económica.
  • Garantía del derecho a la propiedad.

En 1815, Napoleón fue definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo y desterrado a la Isla de Santa Elena, donde murió.

La Restauración Monárquica (1814-1815)

Tras la caída de Napoleón, entre 1814 y 1815, los estados vencedores (Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña) se reunieron en el Congreso de Viena. Su objetivo principal fue llevar a cabo la Restauración del absolutismo monárquico en Europa y reorganizar el mapa político del continente.

Corrientes Ideológicas del Siglo XIX: Liberalismo y Nacionalismo

El Liberalismo

El liberalismo es una doctrina política y económica que surgió con fuerza tras la Revolución Francesa. Sus principios fundamentales son:

  • Fundamenta la sociedad en el individuo: el Estado debe garantizar los derechos y las libertades fundamentales de las personas (libertad de expresión, de reunión, de propiedad, etc.).
  • Defiende la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) para evitar la concentración del poder y el despotismo.
  • Sostiene que el Estado no debe intervenir en asuntos económicos (laissez-faire), permitiendo que el mercado se regule por la oferta y la demanda.

El Nacionalismo

El nacionalismo es una ideología que exalta el sentimiento de pertenencia a una nación. Sus ideas centrales incluyen:

  • Los pueblos tienen el derecho a decidir sobre ellos mismos (autodeterminación) y a defender su soberanía.
  • La nación se define como un conjunto de personas que comparten aspectos comunes como la religión, la lengua, las tradiciones, un pasado histórico y un proyecto de futuro común.
  • Aspiraban a reagrupar en el interior de unas mismas fronteras a los miembros de una comunidad nacional, lo que llevó a procesos de unificación (como Italia y Alemania) o de disgregación de imperios multinacionales.

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