La Revolución Epistemológica de Kant: Uniendo Racionalismo y Empirismo
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Kant niega al racionalismo su rechazo a la experiencia, a la vez que al empirismo le niega la imposibilidad de construir un conocimiento necesario sobre ella. El reto de Kant es probar que el conocimiento obtenido por medio de los sentidos y de la experiencia está elaborado bajo determinadas circunstancias que lo convierten en condición necesaria para que la razón y la comprensión humanas vean e interpreten las cosas tal y como lo hacemos. La naturaleza humana tiene determinadas exigencias racionales, ajenas a los objetos que percibe mediante los sentidos, que son las que dan sentido e inteligibilidad a todo lo captado sensiblemente. Las condiciones racionales (a priori, porque son ajenas o independientes de lo que se percibe) consiguen que estas últimas se conviertan en conceptos y en relaciones universales y necesarias.
El Desafío del Conocimiento Verdadero
Partiendo de la experiencia, que es ineludible, le corresponde al pensamiento humano hallar las justificaciones por las cuales es posible elaborar algunos conocimientos con las características de necesidad y universalidad precisas para que sean verdaderos. La información que los sentidos aportan al conocimiento resulta insuficiente: son una amalgama de datos sin coordinación en la que resulta preciso introducir un orden que permita su reconocimiento. ¿Cómo justificar el proceso que culmina en la formulación de leyes y conocimientos universales y necesarios a partir del conjunto limitado de las impresiones recibidas?
La Crítica a Racionalistas y Empiristas
Pero tampoco los racionalistas parecían estar en posesión del planteamiento correcto sobre el fundamento del conocimiento. La razón misma se vuelve dogmática al carecer del soporte sensible, pues nunca puede contrastar sus descubrimientos y resultados.
El Fundamento del Conocimiento en Kant
¿Dónde, por tanto, radica el fundamento del conocimiento? Las rutas de indagación seguidas hasta ese momento no resultan útiles, pues han conducido o bien al dogmatismo de los racionalistas, quienes creen que solo pensando se llega a conocer la verdad del mundo, o bien al escepticismo de los empiristas, que dejaba a la filosofía convertida en una mera colección de impresiones. Kant enfoca el problema como un conjunto de condiciones que debe poseer cualquier conocimiento que aspire a la verdad: por una parte, el conocimiento tiene que partir de la experiencia y, por otra, debe poseer las características de necesidad y universalidad. Para llegar al conocimiento verdadero, Kant nos exige combinar la experiencia (contingencia) con la necesidad.
La Cosa en Sí (Noúmeno): Límites del Conocimiento
Cosa en sí (noúmeno): Se puede sospechar que hay ciertas cosas ajenas a las posibilidades de la intuición sensible que, por no estar captadas por los sentidos, no son cognoscibles. Es decir, en primer lugar, la cosa en sí vendría a ser como el soporte material que hay que suponer en la cosa que se percibe. En segundo lugar, la mente puede concebir cuanto quiera, pero si tampoco tiene soporte sensible, no es objeto de conocimiento. El error de la metafísica ha sido creer que podía establecer ciencia y conocimiento sobre las cosas en sí, cuando es imposible porque están al margen de la experiencia. Noúmeno o cosa en sí es la contrapartida de fenómeno. Kant distingue entre noúmeno negativo (lo que no es objeto de la intuición sensible) y noúmeno positivo (lo que es objeto de la intuición no sensible).