Revolución Copernicana de Kant: Conocimiento, Razón y Moral
Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 3,9 KB
Giro Copernicano: Una Revolución en el Pensamiento de Kant
La expresión "giro copernicano" es una metáfora empleada por Immanuel Kant para ilustrar el cambio paradigmático necesario para comprender cómo es posible el conocimiento científico, es decir, los juicios sintéticos a priori. Kant explicó la revolución que supone la filosofía en la concepción del conocimiento, proponiendo para ello una analogía con la revolución copernicana, que marcó la transición del geocentrismo al heliocentrismo.
El Sujeto como Centro del Conocimiento
Kant plantea que es el sujeto, y no el objeto, el que produce el conocimiento. Conocer es el resultado de lo dado en los sentidos y de las estructuras cognoscitivas que aporta el sujeto. Solo conocemos fenómenos, objetos afectados por esas estructuras mentales. No podemos conocer la realidad en sí misma, lo que Kant denomina "noúmeno". Existen condiciones que posibilitan el conocimiento, tanto en la facultad de la sensibilidad (espacio y tiempo) como en la facultad del entendimiento (categorías).
En definitiva, lo que el sujeto conoce son sus propias ideas acerca de las cosas, no las cosas en sí mismas, que son incognoscibles (fenomenismo).
Ilusión Trascendental: Los Límites del Conocimiento
La tercera facultad del conocimiento es la razón, que, según Kant, no conoce, sino que piensa. Conocer es lo que hace el entendimiento en los juicios y, por tanto, hay dos elementos necesarios: el concepto y la experiencia. Además, pensar consiste en organizar los conceptos según sus relaciones lógicas, encajándolos según sean más o menos universales. El resultado de la actividad de la razón son los conceptos que Kant llama "Ideas de la Razón" (alma, Dios y mundo). Mediante las ideas podemos pensar, pero no dan a conocer nada, ya que se necesita tener experiencia de las Ideas de la Razón. Por lo tanto, la metafísica como ciencia no es posible porque el límite de nuestros conocimientos es la experiencia sensible.
Sin embargo, se da el hecho de que el hombre es un "animal metafísico" que posee una tendencia natural a preguntarse "¿quién soy?", "¿qué sentido tiene el mundo?", "¿existe Dios?", aunque es consciente de que nunca tendrá una respuesta definitiva. A esta tendencia, Kant la llama "ilusión trascendental".
El Contrato Social: Entre Hobbes y Rousseau
El contrato social permite a los individuos salir del estado de naturaleza para entrar en el estado civil. Es una hipótesis que nos dice cómo debe ser administrado el estado, que implica la sumisión de los individuos a una autoridad, lo cual acerca el pensamiento kantiano a Hobbes. Al mismo tiempo, el individuo es colegislador, por lo que ninguna ley puede ser aprobada sin su consentimiento. El gobernante tiene que dictar las leyes como si vinieran de la voluntad general, lo cual aproxima el pensamiento kantiano a Rousseau.
Racionalismo y Empirismo en la Moral Kantiana
La moral formal contiene un único imperativo categórico que solo expresa lo que constituye la "forma" de cualquier imperativo moral: el deber universal. Se trata de un imperativo categórico porque no está sometido a ninguna condición y es formal, pues no expresa lo que hay que hacer. El imperativo de la moral kantiana es formal, categórico, único y no es empírico, sino racional y a priori. Aunque sea único, Kant da varias formulaciones posibles:
- La primera expresa la autonomía de la voluntad.
- La segunda considera a cada ser humano como un fin en sí mismo.
El racionalismo buscaba un método que unificara el saber, tomando como modelo la ciencia moderna, mientras que el empirismo tiene un carácter más crítico y recoge la importancia de la experiencia. Tanto empiristas como racionalistas defienden el fenomenismo: lo que directamente conoce la mente son sus ideas y pensar se reduce a relacionar ideas entre sí.