La Revolución Científica: De Kepler y Galileo a la Cosmología Mecanicista de Newton
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Sesión 17 [331-344]: Galileo y la Elaboración de la Cosmología Newtoniana
Kepler y Galileo fueron capaces de acabar con el modelo geocéntrico y demostrar que el modelo real era el heliocéntrico. Sin embargo, faltaban por resolver numerosos planteamientos que surgían de esta nueva teoría y que con la anterior ya estaban resueltos. Se había reemplazado satisfactoriamente a Ptolomeo, pero no a Aristóteles.
De todos modos, tanto Kepler como Galileo habían ofrecido ideas e instrumentos esenciales con los que enfocar tales problemas y así no solo aniquilar la vieja teoría, sino también forjar una nueva.
La Contribución de Kepler: Magnetismo y Órbitas
Kepler intentó explicar el movimiento de los planetas con el planteamiento de que fuerzas terrenales podían ser iguales a las fuerzas terrestres. Esto era una idea contraria al pensamiento anteriormente reinante, ya que, por ejemplo, Aristóteles distinguía los movimientos naturales y los no naturales en la Tierra y el movimiento circular en el cielo.
Tras estudiar la recientemente publicada obra de William Gilbert sobre magnetismo, en la que se sostenía que la Tierra era un imán gigante, Kepler extendió este principio sobre todos los cuerpos celestes y formuló la hipótesis de que el Sol combinaba su propio magnetismo con el de los planetas para producir órbitas elípticas.
El Método Mecánico-Matemático de Galileo
Entre tanto, Galileo, con rigor sistemático y éxito extraordinario, había aplicado este método mecánico-matemático de análisis en el plano terrenal. Galileo desarrolló las matemáticas como un instrumento para comprender la materia en movimiento.
Además, desarrolló un procedimiento que únicamente tenía en cuenta cualidades objetivas y mesurables, mientras que las cualidades perceptibles debían ser desechadas, ya que son subjetivas y efímeras. De este modo, Galileo logró establecer dos leyes fundamentales:
- La ley del movimiento uniforme acelerado de los cuerpos en caída libre, movimiento que era independiente del peso y de la composición de los cuerpos.
- La intuición de la ley de la inercia, que buscaba explicar la impulsión de un objeto y por qué cae, por ejemplo, el proyectil de un cañón.
El Resurgimiento del Atomismo y la Visión Cartesiana
En este punto incide la influencia de la filosofía griega antigua: el atomismo de Leucipo y Demócrito. Puesto que el universo estaba constituido de partículas del mismo material, la Tierra era un agregado fortuito de estas partículas, lo que provoca que la Tierra no se hallase en reposo ni en el centro del universo.
Todos los cambios cualitativos aparentes en los fenómenos eran consecuencia de la combinación de diferentes cantidades de átomos en diferentes ordenamientos. Por lo tanto, en principio, el universo atomista estaba siempre abierto a los análisis matemáticos. Las partículas materiales no tenían finalidad ni inteligencia, sino que se movían únicamente de acuerdo con principios mecánicos.
Fue Descartes quien adoptó el atomismo para proporcionar una explicación física del universo copernicano. Estos corpúsculos no se movían de manera puramente azarosa, sino que obedecían a ciertas leyes que les había impuesto un Dios providencial en el momento de la creación.
La Culminación Newtoniana: Gravedad Universal y Teología Mecanicista
Aun así, quedaba por explicar por qué la Tierra giraba en torno al Sol y por qué los objetos terrestres caían hacia la Tierra. Es Hooke quien dice que los cuerpos se atraen entre sí, pero será finalmente Newton el que establezca de un modo cuantitativo el carácter universal de la fuerza de la gravedad.
De este modo, surge la idea de un Dios creador de un mundo capaz de regirse conforme a una serie de leyes matemáticas que ordenan todos los movimientos. Así pues, Dios ya no interviene de manera directa en el mundo.
La mejor manera de evaluar el papel del hombre en ese universo era a partir del hecho de que, en virtud de su propia inteligencia, había penetrado el orden esencial del universo y podía utilizar ese conocimiento para beneficio propio.