La Restauración Borbónica en España: Sistema Político y Desamortizaciones

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La vida política de la Restauración (turno pacífico, caciquismo y fraude electoral)

La inestabilidad de la Primera República hace que para sustituirla se acepte la propuesta de Cánovas del Castillo de recuperar la monarquía encabezada por Alfonso XII, hijo de Isabel II. Es fundamental que este último, mediante el Manifiesto de Sandhurst, acepte el liberalismo como sistema político y que muestre un carácter diferente al de su madre. Este nuevo período llamado Restauración Borbónica se va a subdividir en tres etapas: el reinado de Alfonso XII (1875-1885), la regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) y el reinado constitucional de Alfonso XIII (1902-1923).

Cánovas, nombrado por el rey presidente de Gobierno, lleva a cabo una reforma política para crear un nuevo régimen acorde a sus principios (era liberal conservador) y volver a implantar un régimen oligárquico. España regresa a un modelo de monarquía constitucional doctrinaria conservadora. El gobierno era nombrado por el rey, pero tenía que contar con el apoyo de las Cortes. El sistema de partidos estaba basado en el bipartidismo con el motivo de alcanzar la estabilidad política; así se alternarían en el poder el Partido Conservador liderado por Cánovas y el Partido Liberal dirigido por Sagasta. Además, se llevó a cabo una reforma constitucional en 1876 que produce un texto mezcla de la constitución del 45 y del 69 donde la soberanía está compartida entre la Corona y las Cortes.

El Sistema de la Quenda

El sistema de la quenda o turno pacífico, de mutuo acuerdo entre el partido gobernante y la oposición, permitía garantizar una estabilidad política y evitar que la oposición recurriera al pronunciamiento. Cuando el partido gobernante entraba en una crisis política, el rey llamaba al jefe de partido de la oposición para que formara nuevo gobierno. A continuación, para que este nuevo gobierno pudiera tener el respaldo de las Cortes, el rey procedía a disolver el Congreso y convocar nuevas elecciones con el fin de que el resultado fuera favorable al gobierno. Este mecanismo, en el que el gobierno no sale de la mayoría parlamentaria sino de un acuerdo entre los partidos del sistema con la aprobación del rey, llevó al sistema a un proceso continuo de fraude electoral y falseamiento de los procesos electorales.

El Encadramento y el Caciquismo

Para fabricar los resultados y el reparto de escaños, el ministro de Gobernación reunía a los gobernadores civiles de cada provincia para proceder a nombrar a los candidatos y los escaños que se repartiría cada partido de acuerdo con el papel asignado en esa convocatoria. De este modo, el partido del nuevo gobierno tendría un amplio dominio de los escaños de la cámara. A este proceso se le denominó encadramiento.

Para que este proceso culminara de acuerdo a lo previsto era imprescindible contar con la intervención inestable de los caciques. El estrecho control del voto que ejercían los caciques, base del sistema, sobre las elecciones periódicas, generó una cadena de favores y adhesiones personales que impedía en el ámbito rural, no así en el medio urbano, unas elecciones libres.

Crisis del Sistema

Este sistema corrupto que utilizaba cualquier recurso para falsear los resultados electorales fue criticado duramente por el Regeneracionismo y por la oposición política al sistema de la quenda. Con esto, aumenta considerablemente la conflictividad social y política que, al sumarle el desastre del 98, provoca el inicio de una grave crisis en la regencia de María Cristina. De este modo, en 1902 el trono español cae en manos de Alfonso XIII, siguiendo así la dinastía de los Borbones y, por consiguiente, el período de la Restauración Borbónica.

La reforma agraria liberal: las desamortizaciones

En el Antiguo Régimen diversas normas, leyes y prácticas cotidianas condicionaban y limitaban la producción agrícola y la propiedad de la tierra. Sobre la tierra existía una propiedad compartida donde el derecho eminente era ostentado por los titulares de los dominios (los señores: nobleza, clero) y un derecho de uso que era ejercido por el campesinado, quien careciendo del dominio pleno de la tierra debía pagar un canon o renta a los señores. El patrimonio nobiliar estaba protegido por la figura jurídica del morgado (el hijo mayor era el único heredero), mientras que la iglesia poseía los denominados bienes de manos muertas (donaciones que personas fallecidas entregaban a la Iglesia) que no podían ser comprados ni enajenados. Por eso la burguesía liberal consideraba imprescindible realizar una reforma agraria para liberalizar la tierra, convertirla en una mercancía que se pudiera comprar y vender e introducir criterios de eficiencia económica y capitalismo agrario. La medida más importante de esta reforma agraria que afectaba al concepto de la propiedad de la tierra heredado del Antiguo Régimen fue la desamortización.

La Desamortización

La desamortización es un proceso de confiscación de bienes y tierras pertenecientes al Clero o los bienes propios pertenecientes a los concejos con la intención de ponerlas en venta en puja pública y aumentar los ingresos del Estado con el fin de solventar los problemas del endeudamiento público del Estado.

  • La primera desamortización se llevó a cabo durante el Gobierno de Godoy en 1798 por motivo de las dificultades hacendísticas provocadas por las constantes guerras contra Inglaterra. Esta medida afectó a los bienes pertenecientes a los jesuitas, casas de beneficencia y obras pías.

  • Durante la revolución liberal las Cortes de Cádiz promulgaron diversas desamortizaciones por lo que el Estado ponía en venta los bienes de los afrancesados, órdenes militares y los bienes de los monasterios de menos de 12 miembros, así como parte de las tierras pertenecientes a la Corona. La llegada de Fernando VII significó la paralización y devolución de los bienes desamortizados. El breve período del Trienio Liberal volvió a activar el proceso desamortizador, pero volvió a ser paralizado por el absolutismo posterior.

  • La necesidad de solucionar los problemas hacendísticos del Estado, recaudar dinero para financiar la guerra que la regente Mª Cristina estaba librando en contra del Carlismo, en los años treinta, ampliar la base de apoyos al liberalismo y a la causa isabelina y desmantelar el poder económico de la Iglesia dio lugar a la desamortización eclesiástica de Mendizabal en 1836 que afectó al clero regular. Esta medida vio precedida de un decreto sobre la supresión de los monasterios en 1835.

  • En 1841 fue llevada a cabo la desamortización de Espartero sobre los bienes del clero secular, completando así el proceso de confiscación de los bienes eclesiásticos iniciada por Mendizabal. Su objetivo era de carácter fiscal, recaudar fondos para Hacienda. La llegada de los liberales moderados paralizan el proceso desamortizador sobre la Iglesia y firman un Concordato con la Santa Sede en 1851 por el que la Iglesia acata la pérdida del patrimonio puesto en puja pública para no generar inseguridad jurídica en los nuevos propietarios, pero a cambio el Estado debe mantener el culto y el clero español.

  • Por último, en 1855 tuvo lugar la desamortización de Madoz, que, además de rematar la desamortización eclesiástica (bienes de las órdenes militares), inició la desamortización civil. Esta desamortización afectaba a los bienes de propios y tierras baldías de los concejos. Este proceso generó un gran impacto en el mundo rural ya que los campesinos sin tierras, los más afectados por esta medida por el uso que hacían de los predios comunales para cultivar o alimentar al ganado a cambio del pago de un canon al concejo, no tenían dinero para adquirir esas tierras puestas en puja pública y acababan convertidos en jornaleros para los nuevos dueños de las tierras, mayormente la nobleza. Además, los concejos, al perder esa fuente de ingresos, empobrecieron su servicio asistencial en aspectos básicos como la educación primaria. Esta desamortización amplió la superficie cultivada al transformar los pastos y los montes en tierras de cultivo.

Balance de la Desamortización

Haciendo un balance de este proceso podemos decir que la desamortización supone la desaparición de las fórmulas jurídicas del Antiguo Régimen que protegían los patrimonios de los estamentos privilegiados y significa la liberalización del mercado de tierras del que se benefició la propia nobleza y la burguesía, quien consideraba un valor emplear sus rentas en la adquisición de tierras en lugar de dirigirlas hacia sectores que en Europa despuntaban como era el industrial.

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