La Restauración Borbónica en España: Auge y Caída (1875-1923)

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La Restauración Borbónica en España abarca aproximadamente 50 años, desde 1875 hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. Esta época se caracteriza por la restauración de la monarquía, pero también por numerosos problemas políticos y sociales, que fueron reprimidos con mano dura por las fuerzas militares. Además, se produjeron numerosas huelgas y asesinatos de personalidades importantes.

El Inicio de la Restauración

A principios de 1874, un golpe de Estado disuelve las Cortes. El gobierno de entonces se enfrenta a la Tercera Guerra Carlista, que intenta finalizar rápidamente. A finales de año, se publica un manifiesto que proclama a Alfonso XII como monarca constitucional, católico y liberal. Poco a poco, monárquicos y carlistas se posicionaron a su favor; y los que inicialmente habían derrocado a Isabel II fueron los que apoyaron la vuelta de su hijo. Sectores progresistas que en un principio habían apoyado la república se pasaron a la monarquía porque al gobierno a menudo se le iba la situación de las manos. El general Martínez Campos da otro golpe de Estado y Cánovas asume la regencia hasta la llegada de Alfonso XII. A esta época se le llama la Restauración, caracterizada por un fuerte conservadurismo, el orden social y el progreso económico, todo ello a costa de recortar los derechos democráticos y las libertades individuales.

Consolidación y Crisis del Sistema

La Restauración Borbónica no duró mucho tiempo como tal, pero el sistema de turnos, conocido como "turnismo", perduró hasta 1923, cuando comienza la dictadura de Primo de Rivera. El sistema se vio socavado por una serie de movimientos: el movimiento obrero, las fuerzas democráticas, los partidos nacionalistas y los conflictos coloniales. Pese a ello, se logró acabar con la Guerra Carlista y con los deseos de independencia de Cuba. La monarquía consigue el apoyo de la oligarquía y de la Iglesia. Con ello, el poder real aumenta significativamente, y el rey vuelve a gobernar.

Cánovas del Castillo convoca elecciones por sufragio universal masculino para redactar una nueva constitución, por lo que se trata de unas Cortes Constituyentes, aunque mediante fraude electoral para que saliesen los representantes que deseaba. Más tarde se aprueba la Constitución de 1876, que otorgaba mucho poder al rey, compartía la soberanía con las Cortes, que eran bicamerales, ambas con poder legislativo.

El Turnismo y el Bipartidismo

El turnismo es un sistema de gobierno en el que los partidos políticos se turnan en el poder. En España fue introducido por Cánovas. Los dos partidos que se alternan en el gobierno, el Conservador y el Liberal, aceptan la legalidad constitucional de 1876, la soberanía compartida y el sufragio censitario.

Para garantizar el turnismo, se falseaban los resultados electorales, manipulando los votos o mediante el caciquismo. El cacique es un personaje perteneciente a la élite comarcal que tiene influencia en el lugar, por lo que obliga a los habitantes a votar a un determinado partido, a cambio de favores de la administración. Con este sistema se consigue la abstención de la población al voto.

Medidas Represivas y Centralización

Este periodo se caracteriza por el mantenimiento del orden público mediante fuertes medidas represivas y por la centralización, con la abolición de los fueros, la restricción de las libertades individuales o la introducción de la “Ley de Ayuntamientos”, mediante la cual se dejaba en manos del rey la elección de los alcaldes. Además, también se introdujeron las leyes de Imprenta y Libertad de Reunión, que las restringían. En 1881 se inicia el turno político y llega al poder el partido liberal de Sagasta.

Empiezan a imponer medidas para mejorar las libertades individuales, caracterizándose por el liberalismo económico o el acercamiento a los intereses de los trabajadores.

La Regencia de María Cristina (1885-1902)

En 1885 muere Alfonso XII, lo que presenta una situación muy complicada al no haber nacido todavía su hijo y futuro rey, Alfonso XIII. La mujer de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo-Lorena, embarazada en ese momento, asume la regencia. Es un período difícil porque se había restaurado la monarquía borbónica hacía menos de 10 años, y todavía quedaban republicanos, carlistas y obreros que conspiraban en contra de ella. Todo ello contribuía a que se dieran intentos de instaurar una república otra vez.

El partido conservador estaba dividido, así que Cánovas cede el gobierno a los liberales de Sagasta en 1885. Estos continúan con la política de reformas para ampliar las libertades que habían empezado unos años antes. Gracias a ello nace la Unión General de Trabajadores (UGT). También se establece el juicio por jurados y el sufragio universal masculino, aunque de poco sirve porque siguen actuando la manipulación y el caciquismo. El sistema caciquil impide que haya elecciones representativas.

En 1891 los conservadores vuelven al poder y adoptan una política proteccionista para proteger la industria.

La Crisis del Sistema y el Regeneracionismo

Falta una representación política auténtica porque quien está en el gobierno no representa los deseos de la mayoría, sino a los de la oligarquía. Además, aparte de que el sufragio está desvirtuado, quedan fuera muchos partidos políticos.

El régimen de Cánovas durará hasta 1923, aunque también ocurrieron unos acontecimientos que influyeron en esa crisis, aunque por sí solos no acabaron con el régimen: el desastre del 98, la Semana Trágica de Barcelona o la crisis política de 1917.

Tras la derrota del 98 con la pérdida de las últimas colonias españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), surge un deseo de renovación que inspira el surgimiento del regeneracionismo, que destaca por su gran capacidad y empuje, mediante una serie de leyes modernizadoras que finalizaron con la Semana Trágica de Barcelona. Esta fue provocada por el envío de tropas reservistas catalanas a Marruecos, lo que desencadenó una revolución social y una posterior represión con numerosas muertes. Se consideró a Maura como el responsable, quien fue obligado a dimitir.

La Crisis de 1917 y el Fin del Turnismo

Pese al balance positivo en general de la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial, esta produce una serie de hechos en 1917 que suponen un golpe al turnismo. El Gobierno decide suspender las sesiones de Cortes hasta el fin de la guerra, causando:

  • La creación de las Juntas de Defensa por, desde su punto de vista, los injustos beneficios obtenidos por los militares africanistas.
  • La creación de una asamblea para elaborar una nueva Constitución, a la que se opone el Gobierno, acabando mal parado ante las reivindicaciones nacionalistas y republicanas.
  • La Huelga General provocada por el aumento del precio de los productos básicos.

Marruecos será la puntilla que acabará con el régimen. La crisis se produce cuando todo el crecimiento de la industria, basado en la demanda de la guerra, no tiene futuro tras el fin del conflicto bélico.

La Constitución de 1869 y el Sexenio Democrático

Nota: Esta sección parece estar fuera de lugar cronológicamente, pero se incluye para mantener la integridad del texto original.

Se intentó recuperar la Constitución de 1869, pero reformada, estableciendo una República unitaria, una solución republicana personalizada en Serrano o el restablecimiento de la monarquía. En la práctica, en 1874 Serrano dirigió un régimen indefinido y sin fundamentos sólidos, ejerciendo un gobierno de continuidad con la línea autoritaria de Castelar, cuya indeterminación llevó a la vuelta de la monarquía. La Constitución de 1869 establece la soberanía nacional y una rígida separación de poderes, el establecimiento de España como monarquía constitucional, las Cortes son elegidas por el pueblo, controlan al gobierno y están divididas en Congreso y Senado, la independencia del poder judicial y una amplísima declaración de derechos individuales.

Derechos Individuales

Entre estos derechos individuales están una serie de derechos procesales, la inviolabilidad del domicilio, el derecho de propiedad y de sufragio, las libertades de expresión, imprenta, asociación, reunión, petición, religiosa, de enseñanza y de residencia, y la igualdad.

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